viernes, 14 de septiembre de 2012

Capitulo 32: "¿Confusión y problemas?"

Yamile se levantó del escritorio, subió a su cama y permaneció tumbada un rato. Pronto, se dio cuenta de que su rostro estaba empapado en lágrimas y que estaba mojando la cobija también.

Hasta hace un momento había estado vagando en el fotoblog de Akita, y había algo en lo que publicaba que le hacía sentir de aquel modo en que había terminado llorando:

Akita se sentía mal....

Y ella se sentía mal por ello... Dentro de su ser sentía ansiedad; una ansiedad que se veía provocada por un malestar hacia la situación de Akita y hacía la confusión de sentimientos que esto le causaba.

Él parecía estar deprimido, lo que hacía que ella quisiera solucionar todo. Quería ir y encarar a Akita, golpearlo y decirle "¡¡Heey olvidala a ella y a todos tus problemas!!"... Aunque por otra parte, también deseaba estar frente a él y preguntarle de una buena vez: "¿Quién se supone que es esa chica que te trae así? ¿Por qué demonios si soy yo, no simplemente lo aclaras?"; pero incluso así, realmente no quería que sucediesen ninguna de las dos situaciones, pues implicaban en primera ver a Akita de frente (algo que por la confusión de sentimientos, se sentía algo incapaz de hacer); y en segunda, porque no quería oír una respuesta o alegato de Akita en cualquier caso... ¿Qué haría si todo esto, no era por ella? ¿Qué pasaría de nuevo con sus sentimientos?

De pronto, el sonido de un 'bip' que venía desde su laptop la espabiló. Reconocía ese sonido, pues durante lo que llevaba de vacaciones lo había escuchado tantas veces que ya se había familiarizado con ello: Se trataba del mismo Akita, quién acababa de mandarle un mensaje por chat.

Yami se alegró al ver aquella ventana parpadeante en la pantalla; de justo en quién había estado pensando.

De pronto, la puerta de su habitación se abrió y su madre asomó la cabeza. ― Yamile, ya es hora de comer, ven a la mesa con noso...tros.... oh por dios... ¡Estás sonriendo!

― ¿¿Eeeeeh?? ― Ella giró el rostro en todas direcciones y se llevó ambas manos al rostro, confundida por el comentario. No se había percatado hasta entonces de la sonrisa. ― ¿Qué quieres decir, con ese tonito de sorpresa en la voz mamá?

― Es qué... hace tanto que no te veía sonreír así. ― Su madre entró en la habitación y comenzó a acercarse a ella.

― ¿Así cómo?

― Con esa mueca natural en tus labios y cierto brillo en los ojos; hace tanto que estabas en tu etapa de adolescente disconforme, que ya me había acostumbrado. ¿Qué es lo que estás viendo para sonreír así? ― dijo y se acerco para intentar mirar la pantalla de la laptop.

― Ahh... eso. Pues estaba hablando con Akita, y... ha escrito algo que me... ha causado gracia. ― Inventó de pronto Yamile.

― Akita... que recuerde, te has pasado muchos días platicando con alguien ¿Es con él?... ¿Es él quien te pone tan alegre?

― Alegre... Esteeee... pues sí, he hablado mucho ultimamente con él. Nos hemos comenzado a llevar mejor, y creo que al igual que yo, me considera de sus mejores amistades. Eso me pone alegre.

― De tus mejores amigos... ¡Con un chico! Eso es algo poco común actualmente... digo, mi mejor amigo era un chico, pero por tu personalidad tímida no creí que sucediera eso en tu caso. Aunque, por otro lado me alegro que se lleven bien. ― Su madre sonrió un poco y murmuró cosas ininteligibles para Yamile, luego añadió: ― Bueno deja ya esa maquina y ven a comer, que no te voy a estar esperando toda la vida y si no te apresuras le daré tu comida a tu hermano.

― Ya voy... ― diciendo esto, Yami se excuso con Akita, cerró la laptop y siguió a su madre hacía la mesa.

***

Al cabo de algo de tiempo, Yami regresó a su habitación y esperó poder seguir conversando con Akita.

Y realmente se sintió bien de ver que Akita estaba aún conectado y que había mandado unos cuantos mensajes en su ausencia. Pero de inmediato ese sentimiento, se convirtió en preocupación y miedo al ver la índole de los mensajes y pensar que algo pudo pasarle a él, pues los mensajes que había mandado tenían cierto toque de alerta y miedo que él sentía:

>> -"Yamile... hermanita, necesito ayuda!!"
      -"Por favor ayúdame!!"
      -"Las cosas no van muy bien por aquí... mi padre..."
      -"Háblame hermanita!!... Necesito que me ayudes..."

Así como estos mensajes que habían sido escritos con rapidez en un corto intervalo de segundos, había otros tantos en los que Akita solicitaba la ayuda de ella, quien al irlos leyendo comenzó a temblar. Y sintiendo nervios, escribió una respuesta a Akita.

>> "Lo siento, no estuve aquí un rato.... ¿Qué es lo que está pasando por allá?

Akita tardó un rato en responder, pero al final, escribió:

>> "Es que mi papá está enojado... y las cosas se pusieron raras. Se molesto conmigo y como yo no le hice mucho caso, terminó enojándose con mi hermano pequeño. Me encerró en mi habitación y como el seguro es por fuera, no puedo salir... escuche algunos ruidos y mi hermano lloraba. No sé que hacer... quiero salir y saber que pasa para hacer algo...

Yami leyó aquello y deseo ir hacia allá ahora mismo y poder ayudar. Pero por una parte no sabía donde vivía Akita; y por otra, de estar ahí sólo sería un estorbo, pues quisiera ella o no, eso era un asunto familiar.

>> "Puedo ayudarte en algo?"  ― terminó por escribir ella, deseando poder ser útil para él, y que esto se solucionara pronto.

>> "Sólo quédate un rato platicando conmigo... distraeme"

Y tal cómo él quiso, ella permaneció con él tanto como pudo.

Estuvieron escribiéndose durante horas, pese a que sólo hablaban de trivialidades... comentándose sobre cosas sin sentido o sobre alguna banda musical. Compartiendo música y gustos.

Pronto aquello dejó de ser una distracción y se convirtió en algo divertido que le agradaba... le encantaba hablar con Akita, incluso sobre temas triviales.

Casi al terminar el día, Yami comenzó a despedirse de Akita, y preguntó:

 >>"Cómo esta todo ahora por allá?"

>>"Bien... gracias. Todo se calmó; y en realidad hace unos momentos hable con mi hermano. Mi papá lo castigó por la escuela... pero ya todo está bien... "

Ella sonreía. De algún modo, era agradable saber que él confiaba un poco más en ella como para contarle aquello.

>> "Está bien. Me alegró que todo esté mejor. Me voy; cuídate... Te quiero mucho hermanito."

 Con eso último, Yami se despidió, sin terminar de aclararse cuan grande era ese "Te quiero"... Estaba contenta y segura de que Akita le gustaba.