lunes, 27 de febrero de 2012

Capitulo 22: "En serio me preocupo por tí..."

Aquel día, cuándo Yamile llegó a la escuela, se encontró con un aula casi vacía. La única de sus amigos que se encontraba ahí, era Akane, quién al verla le sonrió.

― ¡Hola! ― La saludó Yami, mientras tomaba asiento detrás de ella.

― ¡Hola!... ¿Qué tal tu mañana? ¿Qué tanto hiciste? ― preguntó Akane.

― En realidad, no estuvo interesante... ― contestó Yami con el ceño fruncido mientras recordaba ― No tenía nada que hacer, vagabundee por internet... y me conecte un momento. ¡Oh! Y me llamó la atención que de nuevo Akita tenía escrito algo curioso... pensé en hablarle, pero... quizá no fuera lo más sensato.

― ¿Curioso? ¿Pues qué decía? ― preguntó Akane también frunciendo el ceño, con curiosidad.

― "No sabes cómo me duele" decía; y no pude quitarme de la cabeza aquello y relacionarlo con el cómo se marchó ayer. Yo....no sé qué tiene, ni cómo ayudarlo, pero no puedo quedarme así... Realmente me preocupa, siento que algo no va bien, y que yo tengo que hacer algo. Es una sensación extraña... ¿Qué hago?

― ¡Por dios!... Yamile Genji, ¡Yo declaró que usted es una tontita! ― dijo Akane riéndose descaradamente, para desconcierto de Yami. ― ¿Realmente no lo entiendes, o te haces tonta tú misma?

― No entiendo a qué te...

― Bah... es por tu personalidad, que no entiendes.

― No entiendo; realmente quiero saberlo. ¿Por qué se supone que soy tonta? Dímelo.

― Eso ahora no importa; restale importancia, ya llegará su momento... pero, ¡Cuéntame más!...

― ¿Eh?...Bueno, no hice gran cosa: Salí a correr y hacer ejercicio como todos los días... mmm... estuve un rato dibujando y otro en la laptop...Es que,  realmente sólo buscaba distraerme durante la mañana para no pensar en Janao... ― Y de pronto, cómo si fuera invocado, en ese momento él entró al salón; y al ver a Yami, sonrió y se encaminó hacía un asiento desocupado a un lado de ella.

― ¡No quiero que se siente aquí! ― le susurró Yamile a Akane, antes de que él llegara a su asiento. ― No quiero tenerlo pegado a mí las 6 o 7 horas que pasamos en la escuela...

― ¿Por qué no? Después de todo, ya es tu novio ― le respondió Akane.

― Bueno, pero no es cómo si lo quisiera y deseara pasar todo el día con él...

―  Eso ya es tu problema...

En ese momento Janao arrojó su mochila al asiento y se agachó para saludar a Yami. Por un segundo ella estuvo segura de que objetivo de él era besarle los labios; sus movimientos y ademanes eran obvios. Pero ella giro el rostro, por lo que él simplemente alcanzó a besar la mejilla de ella ― Hola ― le dijo él desilusionado, y ella simplemente le contesto con una sonrisa. Lo cierto es que para Yamile, todo este asunto de ser novia de Janao, le parecía algo surrealista. Y no se trataba del hecho de que no recordara porque lo había hecho, o no quisiera recordarlo. Simplemente que no se acostumbraba a la idea de tener un novio  en la escuela, en el mismo salón... y al que realmente no quería.

Luego, el salón comenzó a llenarse y sus amigos fueron llegando poco a poco. Sin embargo, algo en el ambiente era extraño, pues era como sí algo ahí no encajase; y Yami supo exactamente que es lo que estaba mal: Janao.

La primera reacción que notó contra él, fue de parte de Takeshi, que al llegar y verlo sentado junto a Yami, los miró fijamente con el reproche exaltado en sus ojos. Luego llegó Kenta, que en vez de sentarse en su lugar habitual, se quedó alejado de todos ellos. Y justo antes de que comenzara la clase, llegó Kenichi, quien simplemente lo miró con curiosidad y encogió los hombros.

¿Qué tan buena había sido su decisión?

La clase siguió avanzando; y entre más tiempo pasaba, más inquieta se sentía Yamile. Se sentía incomoda con Janao junto a ella y por cómo lo trataba el resto; pero no quería ser grosera y correrlo, pues era gracias a ella -quien había decidido ser su novia- que él estaba ahí.

Sin embargo lo que más la inquietaba era Akita... Porque ella aún era incapaz de deducir que es lo que sucedía con él, con su situación actual y sobretodo el hecho de que estuviera ausente luego de lo sucedido el día anterior... Y aunque era común que Akita llegara tarde, nunca se retrasaba tanto. ¿Que demonios estaba sucediendo? Además, ella realmente deseaba verlo. Ansiaba saber que encontraría ese día en esos ojos... Pero la primer clase avanzó, y luego de un tiempo, la segunda también; y Akita seguía ausente.

― Probablemente continúe en sus lecciones de Judo. ― le dijo Takeshi cuando ella finalmente le preguntó si no sabía nada de él ― Normalmente son a esta hora o un poco antes; pero conociéndolo, debe continuar allá...

"¡Ni siquiera sabía que tomaba clases de Judo!"- pensó Yami, quién se desanimo al darse cuenta que realmente no conocía a Akita. No sabia nada real de él. Lo cual demostraba la poca confianza que Akita depositaba en ella;  una ingenua que no era nada más que una hermana, y por lo visto, quizá no por sentimiento mutuo, si no por un simple titulo asumido.... La desanimaba que por un instante había sentido que él la quería....

Al cabo de un tiempo, Yami salió al patio con Akane. Pero incluso ahí, ella no pudo dejar de buscarlo, con la esperanza de encontrarlo y saber que se encontraba bien.

― ¿Te encuentras bien? ― le preguntó intrigada su amiga ― Hoy estás particularmente ausente...

― ¿Eeeeeh? Si... estoy bien ― mintió ella ― ¿Te parece si vamos a comprar algo dulce para comer?

El objetivo de ir a la tienda de la escuela, era que se encontraba cerca del gimnasio, lugar donde seguramente él estaría entrenando. Por eso, cuándo Yamile salió de la tiendita -y mientras esperaba a que su amiga también saliera-, no podía dejar de mirar alrededor. Sabia que realmente no le incumbía, pero no podía evitarlo.

De pronto, estando distraída, un chico llegó por detrás de ella y la sujetó por el hombro. Ella se asustó y giró el rostro para mirarlo de frente. Entonces él le dijo, arrastrando la voz:

― ¡Hola chica! ¿Yamile, cierto? ¿Te acuerdas de mí? ― Yami miró a aquel chico sin lograr  obtener nada de sus recuerdos; no sabía quién era ese tipo. Usaba una chaqueta de mezclilla azul y por debajo vestía totalmente de negro. Era un chico "bajito"  de piel clara; llevaba el cabello de color castaño, lacio y largo hasta los hombros; tenía el rostro cuadrado, una mirada inquisidora debajo de un par de cejas pobladas; le crecía una pequeña barbita rala en el mentón y tenía un piercing en la lengua, que le daba un acento curioso al momento de hablar. Algo en su rostro le era familiar a ella, pero no lograba acordarse de su nombre.

― Soy Yoshiro ― dijo al fin él ― ¡Nos conocimos en el curso de ingreso a la escuela! Fueron unos días antes de entrar a la escuela... ¿Ya te acuerdas? ― Yami lo miró y recordó aquellos días en que había tenido que ir a la escuela para conocer el plantel desde una semana antes de que empezara el curso. De pronto, entre sus recuerdos se vio a ella misma presentandose ante ese grupito, y a un chico que al conocer su promedio anterior y el porcentaje obtenido en el examen para ingresar a esa escuela, le había gritado: "¡Por favor sé mi novia!"

― ¡Claro! Ya recuerdo. ― y le sonrió.

― Que bueno... yo me acorde de ti, en cuanto te vi; y quise venir y hablarte.

En ese momento Akane se acercó a ellos y miro al chico ― ¿Quién es él?

― Él es Yoshiro. Un conocido de antes del que no me acordaba... ― entonces los presentó y los tres permanecieron un rato charlando de banalidades. Yoshiro era alguien gracioso, pero le dio la sensación de que no debía fiarse demasiado de él.

Luego ambas decidieron regresar al salón. Y cuándo Yami entró, vio a Akita sentado en la misma fila que Janao, sólo que se encontraba hasta el fondo y miraba con aire distraído hacía algún punto perdido; con sus ojos tan negros, que ella habría creído que ya no existían. Pero al ver esos ojos Yami se quedó pasmada de terror; sintió como si algo le perforara la cabeza desde esos ojos. No supo que la aterraba más: Sí tenía miedo de esa mirada vacía porque veía en ellos un dolor profundo, o porque tenía miedo de no volver a ver los "otros" ojos de Akita, o sí simplemente le daban miedo porque sabía que esa mirada solía presentarse en sus propios ojos.

Apartó la mirada, incapaz de seguir viéndolo así... ya se ocuparía e él luego. Debía buscar como ayudarlo... queria ayudarlo realmente. Entonces Akane la interrumpió e incitó a que siguiera avanzando hasta su asiento.

Una vez en su sitio Yamile notó que Kenichi, Kenta, Janao y Takeshi conversaban sobre algo, y decidió distraerse conversando también con ellos. Aún así, sus ojos iban y venían. Sólo miraba a Akita de reojo, quien al cabo de un rato puso la mochila sobre la mesilla de su banca y apoyo la cabeza en ella.

Sin poderlo evitar, Yami se levantó de su asiento y se coloco junto a él ― ¿Qué tienes hermanito?

Akita continuo con la cara sobre la mochila y con voz ahogada dijo ― No es nada... ― Pero ella no quedó conforme con aquella respuesta e intento de nuevo. ― Anda... por favor dime. ― se detuvo y espero a que él respondiera algo; pero al no obtener nada, continuó ― No me dejes con la curiosidad... Yo quiero ayudarte. Es inevitable; me preocupo por ti... ― estuvo tentada a agregar "especialmente porque te quiero muchísimo", pero no se atrevió a revelar aquello y no pudo decir más, pues en ese momento él alzó la vista y Yami perdió la voz.

Ambos permanecieron mirándose por un momento, y ella ahondo más en esos ojos. Él tenía muchas dudas, algo le molestaba, algo le dolía, tenia miedo, se sentía... ¿Decepcionado?. Y aún así debajo de todas esas emociones negativas, aún existía ese brillo en sus ojos; minimizándose por el resto de emociones. A ella le sorprendió que pese a todo, esa grandeza, fuerza y voluntad permanecieran soportándolo todo.... se sintió deslumbrada por él; no cabía duda que Akita era increíblemente... extraño. No lo entendía; no sabía como podía soportarlo...  él la asombraba y hacía que lo quisiera cada vez más. Y aún así, pese a que vio aquello, quiso consolarlo; podía ser un tipo fuerte, pero ella notaba que incluso él, necesitaba un apoyo...

― No es nada, en serio. ― dijo de pronto él, al cabo de un rato ― Sólo tengo sueño; ya no te preocupes por mí... ― él sonrió y volvió a recargar su cabeza sobre la mochila. Acto seguido se cubrió la cabeza con su propia chamarra, cómo si quisiera cubrir la luz o evitar que lo vieran.

"Entonces, yo también tengo sueño y nada..." - pensó con ironía Yamile. No podía forzarlo, así  que sin saber qué más hacer, regreso con el resto.

En la hora siguiente no tuvieron clase, por lo que tuvieron tiempo libre; y durante todo ese tiempo, Akita no descubrió su rostro. Yami intentaba ignorar esa actitud, distrayéndose al conversar con los demás; y fue en vano. Pese a que sabía que no debía inmiscuirse más en el asunto de Akita, que trataba de participar en la conversación, parecer alegre, sonreír si Janao la miraba y no ser grosera; pese a que en serio trataba de no darle importancia, no podía dejar de dar miradas furtivas hacía el asiento de Akita...

Ella había visto esa mirada en sus propios ojos y no quería que nadie más se sintiera cómo ella, y menos sí ese alguien era el pequeño Akita. Ya que en el momento en que su mirada había chocado con la de Akita, ella alcanzó a ver un brillo característico en esos ojos, que la hicieron darse cuenta de que él estaba recordando algo. Y definitivamente él había recordado a algo o a alguien que le dolía; entonces, ella había querido abrazarlo para reconfortarlo y hacerle notar que, en el presente al menos él tenía a alguien que lo quería...

Aún así, mientras miraba en aquella dirección, ella notó la mirada insistente de Janao posada sobre ella; e  incluso cuándo ella volteo a verlo, él continuo viéndola con curiosidad y el ceño fruncido.

― ¿Sucede algo? ― dijo ella. Riéndose en un disimulado tono alegre, para deshacer la tensión.

― Sólo pensaba algunas cosas... ― respondió él, e hizo un ademan con la cabeza para señalar la puerta. ― ¿Me acompañas a caminar un rato y comprar algo para comer?

― Sí gustas... ― dijo Yami. Levantándose de su asiento, al mismo tiempo que él lo hacía.

Ambos iban caminando por el patio hacía la tienda, cuando de pronto, ella notó que él fruncía el ceño de nuevo y que miraba distraidamente hacía adelante.

― ¿Qué pasa? ―  preguntó de nuevo Yami, sintiendo que esa era una frase que repetía mucho ese día.

― Bueno... pensaba en un amigo con el que hable hace poco. Él es como un hermano para mí; y el punto es que cuándo lo vi y escuché... bueno él estaba realmente mal, muy triste de hecho. Sufría porque su novia lo engaño con otro y él sí la quería...

― ¿Y él te preocupa? ― preguntó ella, tratando de comprender lo que él quería expresarle.

― Si. Y también, pensaba que no me gustaría eso. No me gustaría que alguien con quien esté saliendo me engañara; definitivamente me molestaría con la chica que se atreva a hacerlo... bueno, quizá la perdone sí ella me da un buen motivo...

― mmm ya... ― respondió Yamile mientras lo miraba. Todavía le costaba trabajo acoplarse a los comentarios de Janao... ¿Eso sonaba como qué, la estaba inculpando de algo?

― ¿Tú lo harías? ― le preguntó él de repente, mirándola a los ojos.

― ¿Hacer qué? ¿Engañarte?

― Sí, eso... ¿Lo harías? Realmente no me gustaría que precisamente tú lo hicieras...

Ella rió y le respondió. ― No. La verdad es qué a mí sí me han engañado hace un tiempo; y no simplemente sospeche que lo hicieran, sino que incluso vi ese engaño. Me sentí horrible. Y ya que lo he vivido, no lo haría, pues se que enfurece y duele; y más si quieres a esa persona, porque te deja con una sensación de reemplazo e impotencia. Así que no te preocupes, pues no hallaras ese problema conmigo. No planeo engañarte, ni siquiera con mis sentimientos hacía ti; por eso he sido sincera en lo que sentía desde ayer... ― él la miraba fijo y le sonrió ― ¡No te preocupes! Yo soy cómo un perro... siempre leal a quién me cuida y quiere, pero dame un motivo y podría morderte. ― se detuvo un momento y suspiró ― En realidad, me tomo muy en serio una relación. Y no me refiero a que sea algo que, quiera que dure para siempre; sino que respeto a mi pareja. Además, sí quisiera engañarte o me gustara alguien más, te lo diría. Solo no lo hagas tú tampoco ¿De acuerdo? ― concluyó ella.

Janao parecía más tranquilo. Se inclino e iba a besarla, pero ella se apartó y le desvio ― ¿No ibas a comprarte algo?

― "Comprarnos". A ti también te compraré algo. ― le sonrió y tomo la mano de ella, quien permitió que avanzaran tomados de la mano hasta la tienda. No sabía porque, pero se daba cuenta de que Janao no era un mal chico. Le gustaba aunque fuese cómo un amigo... o en todo caso, cómo un simple novio momentáneo.

Cuándo regresaron al salón, ella vio que Akita por fin se había descubierto la cara y platicaba con Akane. Parecía que su amiga estaba tranquila, pero él... ¿Tenía el contorno de los ojos enrojecidos?

Yami iba a avanzar hacía él, decidida a abrazarlo, cuando Kenichi la sujetó y le impidió avanzar ― Así es mejor... ― le dijo. Y cuando ella iba a protestar, Akane se levantó y avanzó hacia ella...

― Hola de nuevo chiquitita ¿Dónde estabas?

― Fui a dar una vuelta con Janao. Pero eso no importa ¿Qué tiene Akita? ― preguntó inquieta Yamile.

― Eres tontita. Ya te dije que eso no importa ahora; creo que ni él lo sabe o prefiere ignorar eso... pero bueno. No te preocupes, ese chiquillo es genial y ya sabrá reponerse sólo; lo veo en su mirada...

― ¿Cómo que no importa? ¡Es mi hermanito y me importa!... ― dijo ella alterándose por la calma de Akane ― ... espera... ¿Tú también ves en sus ojos? ― preguntó, asombrada y complacida de comprobar que no se estaba volviendo loca.

― No sé con exactitud. Sólo veo a veces una mirada apagada, pero con mucha energía... y no se descifrarla. Aunque supongo que no está mal, ya que es la misma miradita que veo en ocasiones en tí pequeña...

Yami se sintió curiosa en ese momento. No conocía a muchas personas que pudiesen ver la mirada del resto, y menos descifrarla. Aunque algo era cierto: Ella era muy transparente, y al parecer Akita lo era un poco. Pero también se sintió un poco desilusionada: No era la única que podía ver los ojos de Akita... esas miradas no eran algo exclusivo que solo se atreviera a mostrar ante ella...

Bah. Supuso que eso no era aún importante...

La interrogante aquí, y el asunto más agraviante de todo era... ¿Qué tenía Akita?

martes, 21 de febrero de 2012

Capitulo 21: "Sí..."

Yami despertó sobresaltada aquella mañana, luego de haber tenido un sueño inquieto. En el había visto a Akita, Janao, Kenta y Takeshi; y había revivido cada una de las situaciones que había pasado con ellos... en si, el sueño no había sido malo, pero le provocaba una mala sensación.

Trató de conciliar un rato más el sueño; pero al no lograrlo, se levantó de la cama y miró el reloj luminoso de su celular que marcaba las 8:30 am. Entonces salió de su habitación y se asomó a la habitación de su madre, que aún estaba dormida. Sabiendo que el resto de su familia no estaba en casa y sin nada más que hacer, tomó su laptop y se puso a hurgar por Internet y las redes sociales.

Después de una hora de vagar por la red sin saber que hacer y cuándo ya se disponía a marcharse, vio un mensaje escrito en el ID de Akita en messenger: "Por favor, qué no sea un sí... me dolería".Y aún, sin siquiera saber que significaba aquello, ella comenzó a sentir húmedos los ojos. No sabía ni se sentía capaz de imaginar a que se refería Akita, pues las posibilidades eran infinitas... pero aún así, haber leído la frase la hizo sentirse mal y quiso al menos saber que tenía él, para intentar ayudarlo; así que se decidió a esperar a que él se conectara y pudiesen hablar. Sentía y sabía que aquello no le incumbía, que debía dejar que él resolviera solo sus asuntos... pero por algún extraño motivo, realmente él le preocupaba. Y no es como si pretendiera averiguar nada, sino simplemente lograr una sonrisa en su rostro.

Luego de esperar por un rato, fue Kaede quien se conectó y comenzó a hablar con Yami.

>> ¿Es cierto que ayer Janao se te declaró? Al menos eso dice él... ― Dijo de pronto Kaede.

>> Sí... fue raro.... muy muy raro... ― escribió Yamile.

>> No lo sé... y no lo vi. Aunque lo cierto es que me alegró por él; yo ya sabía que tú le gustabas desde hace tiempo y esperaba que se te declarara.... la verdad es que le gustas mucho... ¿Le dirás que sí?

>> No sé que decirle... además... Takeshi...  ― respondió Yamile.

>> ¡Cierto! ¡Había olvidado que te gusta Takeshi!... bueno sólo piénsalo...

Y diciendo esto se despidió. Entonces, inmediatamente Akita se conectó y cuándo Yami pensó que podría hacer algo por él, Akita simplemente la abordó preguntándole por Janao.

>> Ya supe que Janao te dijo que le gustas... eso explica tu actitud ayer...

>> Sí... pero ¿Cómo te enteraste? ― preguntó Yami extrañada de que pareciera que medio mundo conocía aquello, mientras que ella no había querido que nadie se enterara aún.

>> Eso no importa... lo importante es ¿Qué piensas de ello, y qué le dirás?

>> Yo... no he pensado en que decirle. Pero parece que la gente está mas interesada que yo... y yo... bueno simplemente pienso que debo ver por mi misma, antes de ver por los demás...

>> Tienes razón...preocúpate por ti y no pienses en lo que puedan querer los demás... o en si a alguien le molesta o sí los lastimas... sólo ve por ti misma...

Y antes de dejarle decir nada mas, Akita se desconectó.

¿Cómo es que todos estaban tan interesados por eso?

***

Yami estaba recostada en una banca en el patio, debajo de uno de los árboles, mirando pensativa hacía el cielo. De pronto se incorporo y se sentó, para luego poder mirar a su alrededor... le sorprendió que tan sólo en esa área del patio había cientos de parejas- Había chicos caminando juntos, otros sentados, platicando, abrazándose, besándose... e incluso había unos cuantos que se estaban manoseando. Eran cientos de chicos expresándole su cariño al otro de una u otra manera... por atrevida que esta fuera.

Aún así, para Yami solo uno se estaba filtrando en sus pensamientos en ese momento: Takeshi.

¿Pero qué se supone que debía hacer sí ese chico, al que ella buscaba, no pensaba en ella de la misma forma? ¿O qué hacer, sí por el contrario, sí le gustaba pero él era muy cobarde cómo para poder decirlo?

Debería buscar a alguien más... sensato.

El día anterior, había sido suficiente con Janao, quien  había tenido algo que a Yami le atraía: Valor. Valor para poder decirle "Me gustas y quiero salir contigo". De hecho, ella sabía que él la quería y parecía que los demás también lo sabían... "¿Pero yo lo quiero a él?" - pensó Yami dubitativa.

Janao era "bueno". Era un chico alto, "gótico"... sensible, romántico, de voz potente, de cabello oscuro, complexion fuerte -todos ellos, rasgos que le gustaban a ella-; pero sobre todo, se había arriesgado a decirle directamente que quería salir con ella, sin temor ni vergüenza de ningún tipo. Y eso era algo que le había agradado notablemente.

¿Salir con él...? Y es que los pensamientos de Yami sólo iban dirigidos una y otra vez hacía Takeshi... ¿Él la quería?... Y sí no lo hacía, ¿Valdría la pena seguir "perdiendo el tiempo" con él, sin arriesgarse a salir con otros?... cualquiera... pero... Takeshi.

La respuesta inmediata del corazón de Yami fue: "No lo hagas,  está Takeshi, está tu actitud...  y lastimarías a otros -Kenta por ejemplo-" . Pero su mente decía que debía intentarlo y no quedarse con la curiosidad. Algo que era más fácil de decir que de realizar.

Desde que se había enamorado en la secundaría de Tenshu, algo en ella había cambiado; tras el rechazó que ella había recibido, Yami "odio" al amor. Antes había sido una chica más confianzuda y alegre que creía en ese sentimiento; pero luego, se había burlado de esa vaga sensación y había jugado a la enamorada... había enamorado chicos a sabiendas, con tal de que al quererla, estúpidamente ella los pudiera rechazar y así ellos pudieran sentir lo mismo que ella había sentido... una venganza estúpida e indirecta; que cosa tan más inmadura.

Pese a que lo detestaba, sabía que hacer con los chicos para manipular una relación fácil y momentánea, sin necesidad de querer a la otra persona. Recibía amor a cambio de nada; un amor "falso y vano" por no venir de las personas que ella realmente quería... por  ser cobarde. Pero pese a enamorarse, jamas llegaba a querer realmente a la persona... Sin embargo, todo esto era diferente a aquellos juegos de enamoramiento; porque Janao sí la quería y deseaba realmente ser su novio. Además, era cierto que aunque hubiese coqueteado con aquellos chicos, no había sido novia de ellos ni salía con chicos. Esto era totalmente diferente...

De hecho, a sus 16 años Yami había tenido 3 noviazgos. Y todos habían sido un fracaso:

Cuándo había cumplido 12 años, su mejor amigo de entonces: Atsushi, le gustaba; y cómo el sentimiento era reciproco, comenzaron a salir. Pero su relación conllevaba años de amistad y pese a que se querían, siguieron actuando cómo un par de amigos incluso aunque estuvieron saliendo por 6 meses. Al separarse su relación terminó inmediatamente, y a los dos días él ya salía con alguien más... Yami no volvió a hablarle, pues no lo volvió a ver; además él la dejó con una sensación de ser un objeto reemplazable.

Luego, por respeto a lo que sintió por Atsushi y por miedo, ello no salió con nadie hasta un año después, cuándo a los 13 años, conoció a Elric; un chico 2 años mayor que ella. Se hablaron bastantes meses y fueron amigos, luego él le pidió que empezaran a ser novios; pero cuando apenas llevaban una semana saliendo, ella tuvo la oportunidad de verlo descaradamente besuqueándose y manoseándose con otra chica mayor. Cortaron inmediatamente. Elric  había sido su segundo fiasco cómo novio; y pese a que él suplicó en múltiples veces que regresaran, ella no se inmutó, pues jamás lo quiso lo suficiente. Luego de un tiempo, él y su familia se fueron del país y ella no volvió a saber de él.

Poco tiempo después, conoció a Susuki. Ella se enamoró de él pese a que él era 3 años mayor y cuándo él se le declaró y pidió ser su novio, ella inmediatamente accedió. Pero Susuki finalmente mostró que la brecha de edad que había entre ellos era grande y que ambos tenían ideales diferentes del noviazgo; fue demasiado celoso, comenzó a limitar las amistades masculinas de ella y llegó a insultarla. Yami se deshizo de él, y para su buena suerte, Susuki también se mudó y no la molesto más.

En total ella se había enamorado 3 veces (Atsushi, Susuki y Tenshu) sin contar a Takeshi, y en todas las ocasiones, ella había salido lastimada. ¿Cómo podía estar segura de qué no la lastimaría él también?. Quizá aún le quedaba mucho por vivir y era una mocosa de 15 años; quizá aún no sabía mucho y puede que algún día terminara queriendo a alguien de nuevo. Pero por ahora, por sus experiencias y por lo que veía en sus padres, ella desconfiaba del amor, de los chicos y de las relaciones. Incluso desconfiaba de Janao, de Takeshi y de todos ellos.

Pero el dilema ahora era ¿Valía la pena arriesgarse, confiar de nuevo, y comenzar a salir con Janao?

Mientras meditaba aquello durante un tiempo, de pronto Akane llegó, y la interrumpió.

― ¡Hola Yami! ¡De nuevo temprano en la escuela! ¿Qué tal fue tu mañana? ¿Ya pensaste que le vas a responder a Janao?

― Hola... No, aún no sé que responderle aunque sí lo he pensado. Y mi mañana fue rara... ― Entonces Yami se dispuso a contarle lo sucedido con Akita.

― No te preocupes por eso ahora; ya Akita se entenderá y arreglara solo.... y ¿Por qué aún no sabes? Quizá sea bueno, porque te distraerás de Takeshi. Además Janao no se ve un mal tipo; quizá eso te ayude a olvidar un poco o a que no te duela tanto.

― Quizá... pero no quiero a Janao. Aunque tienes razón, podría distraerme... ― aguardó un momento y lo pensó.

Quería mucho a Takeshi. Estaba enamorada de él y eso era algo obvio. Por lo tanto, no era sencillo decirle "Sí" a otro chico; pero lo cierto, era que desconocía que sentía Takeshi por ella. En ocasiones pensaba que él la quería y otras veces no... a veces podía gustarle cómo era él y otras le desagradaba que hablara de chicas de pechos grandes... ¿Qué debía hacer?

Takeshi ya la había hecho llorar mucho, pues ya la había lastimado y aún así ella lo quería, quizá hasta obsesivamente. Quizá lo mas prudente habría sido alejarse de él y olvidar todo; pero cada que lo intentaba, él protestaba y ella tampoco quería verlo inconforme ni dejarle de hablar, por lo que al final desistía. Y sí dejar de hablarle no era la solución, quizá lo sería salir con otro chico y seguir siendo amigos.

Por otro lado, ella se había percatado de que a Takeshi, Akita, pero sobre todo a Kenta, les molestaba aquella situación de que ella saliera con Janao. Y ya fuera por uno u otro motivo, o por el dolor reflejado en la mirada de Kenta, ella simplemente no quería incomodarlos.

Sin embargo, ¡Ya había sido suficiente de pensar en los demás! ... ella ahora tenía una oportunidad con otro chico, para olvidar a Takeshi;  y aunque lastimara o molestara al mundo, ¡No podía darse el lujo de no pensar en ella antes que en ellos!... "Pero así no soy yo" ― dudó por un momento Yami... ― "¿Qué debo hacer?"

***

Fue a clases con Akane y siguió dandole vueltas a aquello, lo que le impidió concentrarse del todo en la clase de computación.  Hasta que de pronto, se decidió y le comunico su decisión a su amiga.  ― Sabes, ya me canse... me canse de que Takeshi me lastime. Me canse de estar siempre con la incertidumbre de si él me querrá; me canse de estar pensando en los demás... ¡Quiero intentarlo!. Además, siempre he dicho que la vida es cómo un libro abierto que tú mismo vas escribiendo poco a poco; y yo ya me he cansado de que este capitulo en mi vida vaya como un circulo vicioso y no tenga final, por lo que me encargare de darle la vuelta a la página y comenzare a escribir otro capitulo nuevo en mi vida... ― dijo Yamile decidida.

― ¿En serio? ― preguntó Akane cuándo ella terminó ― Pero este capitulo aún no tiene final... ¿No te sentirás rara de dejarlo a medias y no saber en que podría terminar?

― Sé en que terminara, pues yo le escribiré un final: "Yamile Genji nunca podrá salir ni ser nada, más que una amiga para el frio Takeshi Haro. En vez de seguir imaginando nubes de color rosa en su pequeña cabezita, comenzara a salir con Janao Michi. Fin"... y ahora comienza el nuevo capitulo entre Janao y la ingenuaYamile...

― ¡Genial! ¿Entonces, le dirás que sí a Janao?... ¡Perfecto! Me parece genial que decidas seguir adelante y darse a ambos una oportunidad. ¡Yo te apoyo!. Además, no es por nada, pero Janao va más acorde con tu personalidad...

― Sip; ahora mismo le diré que sí. Quiero seguir adelante con esto. ― Entonces, al terminar la clase, Yami salió del salón y fue a buscar a Janao, quién ya esperaba una respuesta.

Ambos fueron de nuevo al patio de la escuela y se recargaron en una columna cerca del edificio de la Dirección. Yami esperó un momento y Janao la miró fijamente a los ojos. Luego, le preguntó:

― ¿Ya has pensado en lo que te dije? ― y aguardó a que ella le respondiera.

 ― Sí. La verdad, es algo apresurado; pero eso ya no importa. He decidido. ― ella bajó la vista, pues sabía que al decir aquello se iba a terminar sonrojando y no quería que él viese ese cambio en el tono de su piel. ― Quiero serte sincera de una vez. Te diré que tal y cómo te veo ahora, me gustas, pero no te quiero. ― Ella deseo que aquello no lo molestara; pero debía decirle las cosas tal y cómo eran. ― Ya lo estuve pensando, y ya que yo te gusto a ti... mi respuesta es un SÍ.

Entonces, ella por fin alzó la vista y se atrevió a verlo. Janao continuaba mirándola directamente a la cara y tardó un poco en responder. ― ¿Es en serio?

― Sí. ¿Por qué no habría de serlo?... a menos claro, que tú ya no quieras nada conmigo.

― Sí, si quiero. Pero no me esperaba que me fueses a decir que sí. ― dijo él, que aún tenía cara de confusión.

― Sólo que, quiero que respetes el hecho de que mis padres no pueden saber esto y no pueden vernos juntos cómo novios. No es nada contra ti ni nada de eso; pero mi papá es un poco... exagerado. ― dijo Yami poniendo énfasis en esa última palabra, intentando dejar en claro cuál era su preocupación.

― Claro. Respeto tu decisión a no quererle decir a tus padres. ― Janao giró el rostro, evitando mirarla, y dijo ― ¡Soy tan feliz! ― ella sonrió divertida por el tono de euforia con que había dicho aquello. Luego, él se acercó a ella, quien inmediatamente se puso a la defensiva, pues no deseaba que él la besara ahora o algo así. Pero en vez de eso, él le  tendió una mano y le preguntó ― ¿Vienes conmigo? ― y esperó a que ella tomara su mano.

Yami sujetó a Janao y él la encaminó por la escuela en dirección a la cafetería; luego fueron de regreso hasta el salón. Y en todo el recorrido, él le dio la atención que una chica cómo dama, merece recibir; comportándose tal y cómo un caballero. Un detalle curioso, difícil de encontrar, que en cierta forma agradaba e incomodaba a Yamile... definitivamente acababa de conseguirse a un novio extraño.

***

Luego de eso, el resto del día había sido suficientemente curioso y hasta cierto punto, incomodo. Y es que durante las clases, había notado cierta miradita en Kenta, algo fugaz y con reproche, que la hizo suponer que ya conocía la respuesta dada a Janao y que definitivamente la inculpaba por haberlo rechazado a él anteriormente. Pero también notó a Takeshi molesto; e incluso Akita y Kenichi estuvieron distantes de ella... ¿Acaso había hecho mal?... Aún así, ¿Ella no había soportado ya lo suficiente?...

Al fin, cuando el timbre sonó y anunció el fin de la última clase de aquel día, Yamile guardo sus cosas, miró el reloj de su celular y se encamino con Akane hacía la puerta del aula. Afuera en el pasillo, Janao ya la esperaba. Su novio, al verla le tendió de nuevo la mano con una especie de reverencia; pero en vez de tomarla, Yami se limitó a caminar a su lado.  Mientras que Akane -la única que apoyaba su reciente decisión-, que ya conocía la situación de ambos, los dejó que avanzaran solos.

Entonces, mientras caminaban por el patio, repentinamente Akita se acercó a ellos y se interpuso entre ambos para poder despedirse de Yami; y luego comenzó a alejarse de ellos en dirección a la puerta principal. Pero al tenerlo cerca, ella pudo ver en su rostro una expresión malhumorada que intentaba disimular sonriendo; y aún así, parecía imposible ocultar aquel matiz depresivo y decepcionado que mostraban sus ojos. Fue eso suficiente para que ella supiera, que definitivamente algo iba mal con Akita... que cualquiera que fuera el problema de él, le incumbía y debía hacer algo...

Ella se adelantó y al alcanzarlo lo sujetó del brazo ― Heeey... espera hermanito... ¿Sucede algo? ― dijo cuándo al fin lo detuvo. Entonces, ella se sintió inquieta por no saber que hacer por él; por no querer ver esa expresión en esos ojos... esos ojos a los que quería ver siempre alegres. Porque realmente lo quería.

― No. No es nada... sólo tengo sueño. ― respondió él, sin verla de nuevo a la cara.

Pero ella no quedó satisfecha con aquella respuesta. En su mirada ella había podido ver algo más; algo que no podía descifrar. ― Aaanda, dime. Puedes decirme, confía en mí... ¿Acaso no somos hermanos? ― dijo ella.

En ese momento, Akita giró el rostro y por fin la miro directamente a los ojos ― Es precisamente eso... que somos hermanos...

Yami miró los ojos de Akita e inmediatamente lo soltó. No le había gustado la expresión de sus ojos. Esos ojos negros, vacíos... esos ojos que lucían muertos.

Akita aprovechó que ella lo soltó y sin decirle más, se marchó; dejando a Yami más que confundida.

¿Qué es lo que estaba sintiendo en ese momento?

Cuándo al fin ella reaccionó, intento seguirlo, sin importarle que dejara atrás a su novio y al resto. Corrió, tratando de esquivar a los alumnos que se le interponían, para alcanzar al huidizo Akita. Quería detenerlo, abrazarlo y no dejarlo ir... quería decirle que no fuera así con ella; que ella lo quería. Sin embargo, por más deprisa que avanzó, ya no lo encontró al salir. Él ya se había ido...

¿Qué le sucedía ahora a Akita?

lunes, 20 de febrero de 2012

Capitulo 20: "¿Qué piensas de mí?"

Había pasado una semana desde que las exposiciones finales terminaron; de hecho, esas eran las últimas semanas que iría a clases ese semestre, y todos los temas escolares ya habían concluido; pero Yami seguía yendo a la escuela sólo para pasar un rato más con sus amigos y no estar encerrada en casa... además de que oficialmente no habían dado por concluido el ciclo escolar.

Aún así, aquel lunes Yami llegó temprano a la escuela, porque en su casa no había nadie y además el camión había sido más rápido que de costumbre...Así que caminó por el patio de la escuela hacía el edificio de los salones, luego avanzó por el pasillo hasta llegar al aula; entró y cómo supuso, aún no había nadie. Avanzó entre las filas y tomó asiento en su lugar habitual. Entonces, se puso a dibujar distraidamente mientras esperaba a que llegaran los demás y evitaba pensar que se encontraba solita...

Odiaba esa sensación de vació que le provocaba estar sola en una habitación...

Aproximadamente quince minutos después, los chicos comenzaron a llegar y ella se sintió más relajada. El primero en llegar fue Janao, y al verla le dedicó una mirada curiosa y le sonrió. Luego llegó Akane, quién se sorprendió al verla ahí tan temprano.  Pronto Yamile se halló contagiada por el animo de Akane, quien lucía demasiado contenta; era como sí de repente le hubieran inyectado felicidad e incluso se mostró amable y contenta y a todos les dedicaba una sonrisa... A pesar de todo, por ahora todo marchaba bien ese día.

Al cabo de un rato el salón estaba casi lleno; y pronto la profesora llegó.

La profesora -qué impartía la materia de orientación personal- los miro de una manera curiosa, tal y cómo los había mirado el primer día de clases, antes de hacerlos presentarse ante el grupo. Luego a pesar de que el curso ya había acabado, comenzó a hablarles sobre la dinámica de alguna actividad que tenía planeado hacer. Al cabo de un rato, Yami se dio cuenta de que no estaba concentrada en aquello, y a pesar de que sentía que aquello podía ser importante, no pudo prestar atención más que a unas cuantas frases sueltas. ―... es importante conocer lo que es la empatía... por lo que es necesario entonces que conozcamos la opinión que tienen los demás de nosotros... ― Yami sintió que aquello que la profesora haría no le agradaría ―... ustedes ya llevan un semestre conociéndose, así que ahora veremos lo que piensan los demás de nosotros. ― Lo sabía. Aquella actividad no le gustaría.

Entonces, la profesora los hizo que acomodaran las bancas formando un circulo alrededor del salón y se sentaran; y en una hoja que tenía escrito el nombre de cada uno de ellos, todos debían escribir la opinión que tenían de esa persona.

Comenzaron a rolar hojas, y Yami iba escribiendo debajo de los nombres, algunos sin saber que opinar de esa persona, por no conocerla. Al cabo de una hora, cada una de aquellas hojas tenía escrita un sin fin de opiniones, y fueron a parar de nuevo a manos de sus dueños, de forma que todos pudieran leer lo que pensaba el resto.

Cuándo Yami obtuvo su hoja la observó, y sonrió con ironia. Casi todos los comentarios, decían prácticamente lo mismo: "Eres muy antisocial. Platica más con todos."

Entonces, Yami buscó entre los comentarios la caligrafía de sus amigos.

Takeshi decía que debía ser mas social, y no centrarse sólo en hablarle a ellos.

Kenta parecía perrito faldero, con sus comentarios halagadores y básicamente lo único que decía es que la quería mucho, al igual que Akane.

Kenichi decía que ella era buena y que eso le agradaba.

Los comentarios más curiosos por no tener gran sentido y tener balbuceos fuera de contexto, fueron los de Akita y Janao. En resumen Akita decía que la quería, pero que hablaba chistoso y debía elevar el volumen de su voz; y Janao igualmente que la quería y que era una chica inteligente, callada, y muy buena exponiendo y para convencer sobre una temática.

"¡Dios! estos chicos creatividad para escribir" -pensó Yami, riendo a carcajada limpia.. ¡Entonces, debía ser más sociable?

Después de un rato, todos regresaron sus asientos a su respectivo lugar; y mientras Yami charlaba con Akane sobre la recién actividad, Kenichi las interrumpió dándole un golpecito a Yamile en el hombro para que ella volteara. Entonces, le tendió un trozo de una hoja de papel que había sido doblada en varias partes, y le dijo ― Te lo manda Janao.

Ella tomó el pequeño papel, le agradeció a Kenichi y notó que Janao la miraba fijamente desde el otro extremo del salón, lugar donde él se sentaba habitualmente.

Yami fue extendiendo el papel y finalmente leyó. ― "¿Qué piensas del papel que te mande el viernes?"

Confundida, ella miró a Janao y luego escribió ― No sé. Y ni siquiera sé de que papel me estás hablando... ― luego le pasó el papel a Kenichi, para que se lo diera a Janao.

― Metí un papel en tu mochila el viernes... ¿Ya lo has visto? ― Fue lo que recibió por respuesta de Janao.

― Ni siquiera sabía que había un papel; pero la verdad es que tengo tanta basura dentro de la mochila, que de no ser porque ahora me lo dices, ni siquiera me habría percatado de un papel nuevo. Déjame checar ahora mismo ― escribió Yami, y le mando de vuelta el papel a Janao.

Luego se puso a hurgar en cada una de las bolsas de la mochila, hasta que encontró un papel diferente y que había sido doblado meticulosamente. Cuándo comenzó a extenderlo, se sintió nerviosa; y notó que Akane -que hasta ahora había estado al corriente de la reciente conversación por escrito con Janao- también se mostraba ansiosa y estaba al pendiente de conocer que estaba escrito dentro de ese papel.

Al final terminó de desdoblarlo, y leyó:

"Yamile, sé que tengo relativamente poco tiempo de conocerte y que casi no nos hablamos en clases por la distancia que hay entre nosotros; sin embargo, por lo que he visto en ti y en cómo te desenvuelves con todos, pienso que eres una chica tímida, linda e inteligente. Pero debo admitir que precisamente eso me encanta: esa curiosa forma de ser.  Entonces, puedo arriesgarme a decirte que me gustas.
Sé que a una chica, no le gusta que alguien le diga esto de este modo; pero necesitaba que lo supieras y sólo pensé en este modo más rápido y sin complicaciones ni trabas. 
De cualquier forma, sí a ti te desagrada esto, comprendería si dejaras de hablarme. Sólo quiero decirte que me gustas y que quiero salir contigo. Quiero que lo pienses, y luego tendremos tiempo para hablar de ello. Al menos, si no se puede de otro modo, quisiera hablar contigo para poder ser  amigos más cercanos.
PD.- Soy Janao. ;D"

Ella sintió de inmediato subir su sangre a la cara y le pasó aquella hoja a Akane para que también pudiese leerla y se enterara de aquello.   Después, Yami  se mostró ansiosa el resto de la clase, esperando que esta diera fin.... su día acababa de dar un giro que no había previsto ni esperado...

Una vez que el profesor salió del aula, Yami fue corriendo a la puerta y Akane la siguió.

― ¿Te sientes bien? ― le preguntó Akane una vez que ambas estuvieron en el patio.

― Sí... No.... ¡No sé! ― respondió ― Es que... es que... ¡No esperaba esto!

― Sólo relájate ― le dijo Akane ― No va ayudar en nada que te exasperes. Ahora dime, ¿Qué piensas hacer con esto?... bueno antes que nada ¿Qué piensas de Janao?

― Yo... no... no sé. ― Suspiró ― Él es curioso... y no... no puedo... yo... ― Yami siguió balbuceando, hasta que se interrumpió porque de pronto vió a Akita, Kenta y Takeshi acercarse a ellas poco a poco.

― ¡Heeeey, Yami! ¿Qué te pasa? ― Le preguntó Akita una vez que lo tuvo enfrente ― Es que estás muy rojita. De hecho, tu piel está del color de tu blusa rosa...

Ella miró hacía abajo y se sintió aún mas sonrojada tras este comentario; balbuceo un poco y luego de un rato, sólo pudo tartamudear ― T-tengo calor. ― y dio media vuelta para ir de nuevo al salón. Sin embargo, mientras caminaba por el pasillo, se topó con Janao; y este le pidió que hablaran a solas.

¿Qué mierda le voy a decir? - pensó ella desesperadamente.

Así que ambos regresaron al patio, y se sentaron juntos en una especie de acera, en dónde permanecieron mirando el atardecer un rato.

― ¿Has pensado en lo que te dije? ― dijo Janao, rompiendo el silencio entre ellos, por fin.

― Sí y no. Lo que quiero decir, es que, sí he pensado en ello; pero no tengo aún una respuesta... ― dijo ella, evitando mirarlo; y luego el silencio se instalo de nuevo entre ambos...

― Me gustas... ― dijo Janao de nuevo. Su voz se escuchó nerviosa, pero segura y firme. ― La verdad es que antes no me había gustado nadie... y sinceramente, a veces me sentía sólo aquí, esperando algo sin saber que esperar. Sólo había vació dentro de mi; ni siquiera podía disfrutar la compañía de los que me rodean. Pero entonces, te veo a ti y encuentro algo que nunca antes había sentido... ― Yami se atrevió a mirarlo a la cara, esperando toparse con los ojos de Janao y poder ver en ellos el reflejo de sus palabras. Pero en vez, se encontró con que Janao no apartaba la mirada del cielo, y Yami se limitó a mirarlo, esperando a que él continuara. ― Supongo que eso significa que en serio me gustas.... ― concluyó Janao, y sólo entonces, se giro para mirarla.

Yami que había esperado que él la viera, se percato que se sonrojaba cada vez más... y sin saber qué más decirle, bajo la mirada...

― Sabes... eres algo así cómo mi musa... ― dijo repentinamente Janao.

― ¿Tu musa? ― preguntó perpleja Yami.

― Sí. He escrito muchos poemas y cosas así, mientras pensaba en ti. Me gustaría que algún día pudieras leerlos.

― Sí... sería interesante

― ¿Entonces, que piensas de lo que siento por ti... y de mí? ― insistió de nuevo Janao.

― Ya te dije, no lo sé... necesito pensarlo... ― Janao permaneció en silencio un momento más y luego dijo:

― Bueno. Me gustaría empezar a salir contigo, o al menos que pudiésemos quedarnos cómo buenos amigos.  ― se detuvo un momento y luego concluyó. ― Mientras, piénsalo bien ¿De acuerdo? ― Al decir esto, se levantó y le tendió a Yami una mano para ayudarla a ponerse en pie; pero ella rechazó aquello, diciendo que deseaba quedarse un poco más de tiempo ahí, sola. Entonces él le sonrió, se dio media vuelta, y la dejó ahí, mientras regresaba al aula.

¿Qué se supone que deba decirle ahora? - se preguntó Yami.

jueves, 16 de febrero de 2012

Capitulo 19: "En los pies de otro..."

Yami se sentó a un lado de Akane, que la miraba sonriente; se sentía cansada, pero contenta. Era una semana en la que debían presentar sus trabajos finales por medio de exposiciones; y aunque llevaban ya dos días seguidos de exposiciones, aún faltaban unas cuantas;  y en esta ocasión, todos los trabajos estaban relacionados con un mismo tema: "Conocer a las tribus urbanas" ― Esto es muy tedioso ¿No crees? ― Le dijo a su amiga.

― Sí, en serio lo es. Pero vale la pena... ¡Ya hemos exentado varías materias!

― Además me gusta exponer de este tema ― Yami pensaba que era entretenido e interesante conocer más acerca de este tipo de cosas y de este diferente tipo de gente. Además le agradaba porque la mantenía distraída de pensar en otra cosa.... cómo en Takeshi o en la insistencia de Kenta, o en nadie más....

De pronto, Akane se quedó callada; pero no sólo fue ella. Todo el entorno de Yami comenzó a callarse en la mente de ella, y no porque precisamente dejarán de hacer ruido, sino porque ella dejó de prestarles atención.

Sin querer, de pronto se encontró pensando en un tema que la estaba atormentando desde hace un par de días y que había estado evitando...

Hace dos días su madre la habia visto preocupada y le había preguntado el motivo; y Yami decidió contarle acerca de la última conversación interesante que había tenido con Takeshi, en dónde el le había pedido que fuese su mejor amiga. Su madre se había preocupado también y le advirtió que tuviese cuidado con Takeshi, pues si él decía todo eso y por las veces que su madre lo había visto, ella pensaba que entonces podía haberse obsesionado con ella de algún modo... "Deberías cuidarte; sí todas las cosas que te dice son ciertas, sí él piensa de la forma en que dices que hace y si sigue así, quizá él podría lastimarte..." - Yami recordaba las palabras de su madre, y aún resonaban en su mente.... ¿Lastimarla?... el único detalle que había olvidado mencionarle a su madre era que estaba enamorada de él y que ya la había lastimado emocionalmente.... ¿Cómo se supone que debería tomar las palabras de su madre entonces?

"¿Se supone entonces que debería apartarme de Takeshi?" - se preguntaba una y otra vez Yami.

Yami recordó entonces ciertas conversaciones y asuntos sueltos sobre Takeshi....

Era cierto que él era extraño. También que aveces decía que era capaz de ver el aura de las personas y que no le molestaba lastimar a la gente si no lo perjudicaba a él; era verdad que él era muy reservado para charlar sobre sí mismo, y aún así, le hablaba al resto de los chicos con mucha facilidad sobre cualquier tonteria; inclusó, había ciertas cosas de él que a Yami no le gustaban, cómo el hecho de cómo hablaba de ciertas chicas, o el tipo de chicas que le gustaban (de grandes senos y caderas prominentes); o el modo simplista con que se reía de cualquier idiotez...

Y aún así Takeshi le gustaba... ¿Pero qué tanto? ¿Y cuánto estaba ella dispuesta a aceptar?...

En ese momento Akane la saco de sus divagaciones zarandeándola de un hombro; y cómo de golpe, los sonidos a su alrededor regresaron y ensordecieron a Yami por un rato. Cuándo por fin logro escuchar con claridad, notó que Akane la llamaba ― ¡Heeey! ¡Vamonos! La profesora de habilidades del pensamiento, ha llegado y quiere que subamos a una de las aulas digitales.... ¡Vamos Yami!

Yami se levantó y siguió a Akane con un andar torpe y pausado. Se sentía mareada por el sobresalto de hace un momento.

De pronto, Yami cerro los ojos intentando quitarse el mareo y siguió caminando; pero cuándo iba a atravesar la puerta, chocó con Janao, quién en el acto la sujetó y le preguntó ― ¿Estás bien? ― Yami abrió los ojos. Él la miraba de frente, justo a los ojos; ella parpadeó y le respondió ― Sí, no te preocupes... Gracias, pero estoy bien ― Y sin inmutarse más, continuo avanzando; dejando a Janao mirándola cómo atontado, quizá preocupado por ella o por algo que había vislumbrado en los ojos de ella... Ella suspiró y sonrió con un dejo de ironía. Siempre había pensado que los ojos eran una especie de portal o cristal que eran capaces de mostrarte el alma de una persona. Como dos cuencas en las que podías ver los gustos, deseos, sueños, personalidad e incluso los pensamientos de quién estuvieses viendo... Por ese motivo Yami detestaba sus ojos: porque mostraban tanto en los momentos menos oportunos...

Luego de un rato, ella se percató de que ya estaba en el piso de arriba detrás de Akane, frente a la puerta del aula digital; y cayó en cuenta de que ni siquiera había notado el subir las escaleras. Sólo se movía cuál si fuese un zombie... otra vez...

Dentro del aula Yami siguió a Akane, que a su vez seguía Takeshi, y se sentaron al fondo de esa aula. Intentaron prestar atención a lo que les decía la profesora, hasta que fue el turno de ellas y el resto de su equipo, para exponer frente a todo el grupo. Una vez pasada la vergüenza de hablar frente a todos, Yami se bajo del pequeño estrado que tenía esa aula y Akane le dijo  ― ¿Ya has visto la hora? Debemos ir a cambiarnos esta ropa. ― luego se alejó y fue a charlar con la profesora, para solicitarle permiso para salir del aula. En cuánto obtuvo una afirmación, se acercó a Yami, tomaron sus cosas y salieron de ahí.

Se suponía que para la clase siguiente debían exponer acerca de las tribus urbanas y caracterizarse dependiendo de la tribu que debían exponer. Hasta ahora, ambas llevaban ropa formal, con pantalón y blusas de vestir, para estar presentables para cada exposición; pero ahora Yami debía vestirse cómo si fuese una chica Punk y Akane cual si fuese una chica Nazi "Cabeza rapada".

Ambas avanzaron hasta el baño, cerraron la puerta y comenzaron a desvestirse al tiempo que se cambiaban de ropa. Yami sentía cierto recelo al mostrar su cuerpo así como así; pero aún así no se sentía del todo avergonzada y deseó que Akane tampoco se sintiera así; después de todo, Yami la quería como si fuese su hermana.

Una vez que terminaron de vestirse, Yami se miró al espejo, se súper esponjo el cabello y comenzó a maquillarse. Y aún así, al terminar, no le agradaba la imagen que vio en el reflejo. Se vistiera cómo fuera, seguía viéndose igual y no le agradaba su imagen; pero sobre todo le molestaba no poder ocultar su cadera ancha, que no le desagradaba por su forma, si no por cómo la miraban los chicos y sabía que deseaban tocarla, y le molestaba cómo la miraban las chicas con envidia.

Akane le interrumpió el hilo de pensamientos y dijo ― ¡Dios mio! ¡Soy demasiado llenita!

Yami giró el rostro y le dijo ― ¡¿Quéeee!? Estas muy delgada... ― Akane se limitó a mirarla y evitó el tema diciendo ― Baaah.... Tú te ves bien. Sólo te falta el peinado Punk.

― No pienso raparme media cabeza y pintarme el cabello de colores esotéricos. Me gusta mi cabello tal y cómo es; no estoy taaaan loca. Además, tú tampoco puedes peinarte y raparte cómo debes...

Akane sonrió y una vez que ambas se cercioraron de que lucían bien, que tenían el maquillaje y ropa correcta, regresaron al salón.

Mientras tanto, Takeshi había estado esperándolas, y al verlas, sonrió ― ¡¡Yeeeah!! esas son mis hermanas. Ambas se ven bien... ― luego, alagó la hazaña de Akane al usar aquellas zapatillas de tacón, que seguramente medían más de 10 cm.

― Me gustan cómo lucen los pies de las chicas con zapatos altos. ― dijo Takeshi mirando los pies de Akane. Luego alzó la vista hacía Yamile y le dijo ― ¿Me preguntó cómo se verían tus pies en esos zapatos? ¿Podías prestárselos para ver que tan bien le lucen? ― le dijo a Akane y ésta accedió.

Yami nunca antes había utilizado tacones tan altos y por un momento temió caerse. Pero una vez que se los calzó, se sintió cómoda.

― Woa.... te lucen perfectos. ― dijo él sonriendo. ― Debes usar más zapatos de este tipo ― concluyó.

― Sí, quizá... pero no me acostumbro. ― y diciendo esto se los quitó. 

-"¿En serio podría este chico que me habla de este modo, que me cuida y que me gusta, lastimarme?"- una pregunta que hizo eco en la mente de ella...

***

Terminada la clase en el aula dígital, regresaron al aula base que correspondía a su grupo y esperaron a que la profesora llegara, mientras el resto del grupo se preparaba para igualmente exponer.

Yami miraba alrededor a todos maquillándose y algunos ya usando su caracterización. Incluso Takeshi estaba vestido diferente y había dejado de lado sus usuales pantalones holgados, para ahora usar un par de jeans justos y desgarrados, y se había pintado las uñas de color negro -interpretaba a un chico rockero-; Kenta vestía totalmente formal, imitando a los chicos fresas; mientras Akita sólo vestía de colores oscuros cómo siempre y se había acomodado su flequillo más exageradamente, como los chicos emo que estaban de moda -cosa que a ella no le agradó. Le gustaba tal y como era normalmente-; pero definitivamente el más diferente de todos era Kenichi, quién vestia de negro, con una chamarra al estilo gótico y se había maquillado la cara de blanco, los ojos delineados de color negro y la boca del mismo color, en un intento de ser un rudo chico metalero. Sin duda todos vestían extravagante y diferente a lo acostumbrado.

***

El tiempo pasó y las exposiciones, caracterizaciones e imitaciones acerca de las tribus fue algo muy curioso. Algunos hacían el ridículo y otros simplemente actuaban con naturalidad.

Durante todo el proceso, Yami rió bastante. Pero quién definitivamente le gustó más por cómo se veía, fue Janao, quién lucía su habitual look gótico, pero por algún motivo, la naturalidad con que actuó lo hizo interesante...

Luego de aquello, los amigos de Yami decidieron tomarse una fotografía dónde salieran todos, vestidos y maquillados tal cómo estaban.

Ella se sentía contenta. Le agradaban esos cursis detallitos con sus amigos.

Lamentablemente, quién sufrió peor después de todo aquello, fue Kenichi, quién tuvo que desmaquillarse todo el rostro.

Pero Yami estaba feliz pese a todo. Feliz de poder tener momentos graciosos con todos ellos.

Feliz, de tener amigos.

lunes, 13 de febrero de 2012

Capituo 18: "Conociendo su entorno..."

Yami se sentía ansiosa aquella tarde. Hace mucho tiempo que no quedaba de verse con alguien y menos con uno de sus amigos de la vocacional. De hecho, la última vez que había salido de su casa para verse con amigos, había sido hace un mes, cuándo había ido a la convención de anime y la reunión de Halloween con sus otras 3 amigas. Pero en esta ocasión, se había citado con Akane.

Akane le había llamado un día antes, porque el fin de semana ya se había alargado por la reciente huelga y ese Lunes estaba programado para que no asistieran a clases; todo eso, según Akane,  hacian que ella extrañara platicar con Yami. Por eso se pusieron de acuerdo para reunirse ese día. De hecho, el día anterior mientras estaban platicando por teléfono se habían percatado que vivían relativamente cerca; por eso no le preocupaba que Akane se extraviara para llegar o que tardara demasiado.Aún así, Yami no estaba solo ansiosa, sino nerviosa; porque era la primera vez que Akane asistía a su casa.

***

A media tarde, Akane llego a dónde vivia Yami con una puntualidad que rayaba en lo extraordinario. Habían decidido que aproximadamente se verían a las 4:00 de la tarde; y para anunciar su llegada, tocó uno de los muchos timbres que había ahí y que tenía escrito con plumón negro un número 1, pues Yami así se lo había indicado.

Aquel sitio se trataba de un gran edificio de color azul cielo brillante, con un enorme portón blanco que se encontraba un poco maltratado. A simple vista el sitio lucía cómo una gran casa; pero por lo que había oído de Yami, por dentro la casa había sido dividida en varios departamentos. Miro alrededor, deteniendo su mirada en un parque que se encontraba en el camellón, justo frente al edificio. El parque lucía descolorido aunque había algunos juegos infantiles, que pese a ser funcionales, tenían apariencia de no haber recibido mantenimiento en un buen tiempo. También había una especie de torreta con el logotipo policíaco pintado en él -Akane supuso que se trataba de una estación de vigilancia- y que daba la impresión de estar vació y cerrado, además de que todo necesitaba una nueva capa de pintura. Suspiró. Aún así, no se trataba de un mal barrio; pues había gente caminando alegremente por doquier, paseando a sus mascotas en el parque; y algunos niños divirtiéndose sin problemas.

Luego de un rato volvió a tocar el timbre, pensando que quizá no habían escuchado la primera vez. Permaneció un rato más de pie frente al portón, esperando a que le abrieran; y en cuanto la puertesilla de entrada se abrió,  fue recibida por una entusiasta chica que la abrazó al verla.

Akane respondió al abrazó y le dijo a su amiga  ― Te extrañaba tontita. ― Yami finalmente la liberó y la invitó a pasar a un gran patio del mismo color azul que el exterior, con el suelo de concreto gris y un discreto zoclo de baldosas de azulejo color terracota. El sitio era amplio y había unas cuantas puertas que supuso eran la entrada a algunos departamentos o algo así; también había unas escaleras que conducían a más departamentos en los pisos superiores, los cuales podía ver desde ahí, con sus puertas y algunos balcones de rejilla, ambas cosas color negro y dorado... era un sitio grande y sencillo.

Mientras miraba todo aquello, Yami la interrumpió diciéndole ― Disculpa que no podamos ir a dar una vuelta fuera. Sucede que mis padres están molestos por mis notas obtenidas en Álgebra y no me han dejado abandonar la casa.... Pero podemos estar dentro de cualquier modo...

Akane la miró extrañada, y le preguntó ― Pero no has reprobado el bimestre; sólo el examen ¿o no? ¿Por qué están enojados?

― Porque exageran... ― dijo Yami con una sonrisa. Luego la invito a que avanzara por el patio en dirección al apartamento dónde ella vivía. Akane notó que era el único sitio de la planta baja que tenía ventanas y una puerta sencilla de aluminió y cristal, pero todo estaba cubierto por cortinas que impedían ver el interior.

Yami toco la puerta, y esperó. Luego la madre de Yami les abrió y las dejo pasar.

Akane ya había visto a los padres de su amiga durante la noche cuándo pasaban por ella a la escuela, y en todo ese tiempo pensó que la señora era casi idéntica a Yami, cómo si en vez de ser su madre fuesen hermanas, porque la señora era excesivamente joven. Pero ahora a la luz del día pudo ver las diferencias: Aunque ambas tenían un pequeño rostro redondo, pómulos marcados -sin verse huesudos-, una nariz prominente con el tabique sobresaliente, grandes ojos y una pequeña boca de labios gruesos; la madre de Yami tenía un rostro más redondo y pequeño, sus ojos eran de un sutil color ambarino, su nariz era sutilmente más grande y ancha, sus cejas eran más finas, los labios más gruesos, y pese a tener el cabello del mismo color, ella lo tenía largo y lacio - a diferencia de su hija, que era de cabello corto y ondulado-; además, ella era más alta y se veía más delgada y esbelta que Yamile.

 Luego la señora se disculpo y se retiró a la cocina. Entonces, una vez que estuvo segura que no la oiría, le dijo a Yami  ― Son casi igualitas... y tú madre es muy joven...

― Demasiado joven... y si, me parezco bastante a ella...

― Aunque tu madre es mas alta y tiene mejor figura que tú ― le dijo a Yami, provocando que su amiga sonriera.

De pronto, Akane alcanzó a escuchar algunos ladridos provenientes de algún lugar que no alcanzaba a ver en el departamento― ¿Tienes perros? ― le preguntó a Yami.

― Sip, Schnawzers pequeños.  De hecho son dos: macho y hembra... ― respondió Yami con una sonrisita, luego la miro fijamente con una mezcla de temor y le preguntó ― ¿No te darán miedo los perros o sí?

― No, yo también tengo una perrita. Aunque prefiero a los gatos... ― dijo Akane.

― Que bien. A mi también me gustan los gatos... pero soy más de perros...

― Los perros son graciosos y bobines... como tú.... por eso te gustan ― dijo Akane, bromeando con su amiga.

Entonces por primera vez Akane paseo la mirada por el lugar. El departamento era pequeño y acogedor; no había divisiones ni muros entre la entrada, la sala y el comedor, lo que le daba amplitud al lugar. Parecía que hubiesen decorado de tal forma que los muebles que eran todos de colores marrones y pardos, y estos dividían el sitio, haciendo notar dónde empezaba una estancia y dónde terminaba otra.

En la entrada había una especie de estudio, en dónde había dos escritorios con una computadora cada uno, un librero lleno hasta el tope y una repisa para CDs que rebosaba de su contenido, y un par de dibujos a lápiz y enmarcados. También había algunas cajas que daban la impresión de que cuando se habían mudado no habían tenido sitio para colocar todo y por ello habían dejado las cajas de mudanza sin vaciar. La sala era una sitio pequeño formado por dos sillones medianos y un pequeño taburete; todo de diferentes matices de color café, y había una estantería en dónde estaba colocada una pequeña televisión, un DVD, algunas consolas y bastantes estuches de películas y videojuegos, y en la pared había un enorme cuadro al óleo con un ostentoso marco de madera que resaltaba los blancos girasoles de la pintura. Y el comedor era el sitio que tenía mayor luz pues había una ventana por la que se filtraba un poco de sol hacía una mesa de cristal para 6 personas, se fijo también que había una puerta metálica en aquella dirección que te llevaba a una pequeña terraza o patio; y desde el comedor podías entrar a un pasillo o a la cocina. Entonces Akane pudo notar que detrás de la mesa no había una estantería o guarda vajillas convencional, sino que había una enorme pecera y sobre esta un gran cuadro que retrataba unas manzanas rojas. Se giro hacía su amiga para preguntarle ― ¿También tienes peces?

― Nop. No son peces, son tortugas... ¿Quieres verlas? ― dijo Yami, y avanzó hacia la gran caja de cristal con Akane detrás de ella.

― ¿Tortugas? ¿No te parece una gran pecera para simples tortuguitas? ― y diciendo esto, se acercó a uno de los bordes para mirar el interior. Yami tomo una de las tortugas y se la mostró a Akane, que comprendió porque necesitaban una pecera tan grande: Eran enormes. Y rió ante la ironía de que las manos de Yami eran tan pequeñitas que ni siquiera juntando sus dos manos podría cubrir a toda la tortuga.

― Son 6 tortugas y las más grandes tienen 8 años, es por eso que tienen este tamaño... ― dijo Yami.

― Vaya... perros y tortugas; sí que te gustan los animales....

― No sólo a mi, a todos nosotros. También tenemos pericos y canarios... están afuera, en la terraza...

― Tienes un pequeño zoológico en tu casa....

― Y eso no es nada; antes cuando era más pequeña y vivíamos con mis abuelos -como era un sitio más grande- llegamos a tener un dalmata, muchos gatos, más canarios y pericos, peces, un loro parlante.... e incluso llegamos a tener un búho gris.... ― dijo Yami, que parecía divertida ante la expresión de asombro que tenía Akane en su rostro. ― Pero no te preocupes... siempre hemos cuidado bien de todos los animales, hasta que claro los liberamos, vendemos para un mejor sitio, o ellos mueren...

― En serio parece que les gustan los animales....

― ¡Me encantan! ― dijo Yami.

Luego de un rato, Yami la condujo por un pasillo, en el que pudo notar que había varios cuadros al óleo y algunos dibujos enmarcados. ― ¿Tú los hiciste? ― le preguntó a Yami, impresionada por los detalles que tenían.

― Nop. Todos estos los hizó mi padre... a él también le gustan el dibujo y la pintura ― respondió Yami, mirando también con adoración los cuadros.

― ¡Vaya!... así que de ahí aprendiste a dibujar... el debió enseñarte...

― Naaah... que va. Aprendí yo sola... pues parece que él "no tiene tiempo ni paciencia para enseñarme" ― dijo Yami, con una muestra de recelo en la voz.

― Por cierto ¿Dónde está tu padre? No lo he visto por aquí... ― dijo Akane mirando al rededor como si lo estuviese buscando.

― No está hoy aquí... ha ido a trabajar...

― ¡Genial! ― Akane no tenía nada contra el padre de Yami. De hecho, sólo lo había visto en unas cuántas ocasiones cuándo salían de la escuela, pero había algo en la mirada y presencia de aquel señor que la intimidaba. Y se sintió mucho mejor cuándo hablando con el resto de sus amigos y con la propia Yami, se enteró que no era la única que se sentía de esa manera...; pero había algo en la miradilla de Yami que le quiso hacer el preguntarle si algo iba mal... y antes de que pudiera preguntarlo Yami la tomó de la mano, y la llevo a la puerta del fondo del pasillo, hacía su habitación.

Al entrar el lugar era curioso. Era un sitio amplio, y las paredes eran de color blanco, pero cubiertas con varios posters, cromos y dibujos. Había una litera, por lo que supuso que Yami dormía en una cama y la hermanita de Yami en otra. También había un restirador en dónde supuso que Yami solía dibujar y pasar la mayor parte del tiempo; había un buro colorido con un montón de perfumes, cremas y demás encima; y  dos cajoneras de madera, una de ellas tenía encima un montón de libros...

― Espero que no te moleste qué esté hecha un desastre... ― dijo Yami y sonrió desvergonzadamente.

― No tontita. Además este es tu estilo ― dijo y le sonrió.

***

Yami se sentía muy tranquila con Akane en su habitación. Adoraba a esa chica cómo pocas personas.

Pronto ambas se encontraban conversando acerca de los últimos sucesos. Fue un momento importante para Yami. Pocas personas habían recibido el honor de estar en su casa, y más aún en su habitación; pero sobretodo, a pocas personas les contaba acerca de quién era ella realmente, y eso fue lo que pasó aquella tarde entre confesiones...

 Luego de un rato, fue el turno de Yami para escuchar a Akane. Ella era una chica cómo pocas, buena, inteligente y amable; y sí aveces solía ser exigente o payasa era más bien por cómo había sido educada, o por cómo era su vida. Akane era una chica que había perdido a su padre hacía poco, que no se llevaba bien con su madre, que tenía hermanos mucho mayores a ella por lo que no los veía, y el único hermano que veía sufría alguna especie de parálisis, lo que le impedía salir de cama... nada era sencillo detrás de ese rostro sonriente y gritón.

Fue entonces, en el momento en que Akane le contó aquello a Yami, que por fin la entendió. Por fin pudo notar toda la valía de esa pequeña chica sentada frente a ella.

De pronto, cómo para cambiar el tema, Akane le preguntó a Yami ― ¿Y qué tal van las cosas con Takeshi? ― Sin decir nada, Yami se levantó de la cama dónde estaban sentadas, y avanzó hacía la el restirador, en dónde estaba su laptop. La tomó, la llevó hasta Akane,  abrió la conversación que había tenido con él hacía poco y que había guardado, y se la mostró.

Luego de leerla sonrió y le dijo ― Genial... aunque debes comprender que él es muy complicado; deberías entenderlo y estar con precaución con él. Tú sólo inténtalo más.

― Lo intentó.... en serio lo intento... pero es tan raro....

Mantuvieron una charla en la que Akane le daba consejos y motivación... una amiga siempre pendiente por ayudarla.

Entonces, Akane miró el reloj en la habitación de; ya pasaba de las 7:00 pm, y dijo ― ¡Es tarde! ¡Debo irme!

Akane tomó sus cosas y sonrió. Salió de la habitación, y se despidió de todos.  Luego, Yami la acompaño hasta la puerta de salida y la abrazó ― Te quiero Akane ― le dijo.

― Y yo a ti.. Aunque seas tan tontita. ― se liberó del abrazó y se dio media vuelta, cuándo de pronto, recordó algo y le dijo ― Por cierto, no olvides que mañana debemos exponer el proyecto final de expresión oral... no olvides tu material ni tu investigación. ― y luego se marchó.

Yami sonrió. Akane era curiosa.

Era una buena amiga, amable... pero sobretodo, nunca dejaba de lado su preocupación y atención a la escuela. Eso le agradaba de su amiga... de su hermana....

jueves, 9 de febrero de 2012

Capitulo 17: "Apatía y confusión"

Yamile estaba tumbada boca arriba sobre la cama superior de la litera de su cuarto, sin nada que hacer.

En ese momento no tenía ningún proyecto, ni tarea, ni actividad pendiente; no debía hacer limpieza o preocuparse por escombrar su habitación y tampoco tenia ningún libro nuevo que pudiese leer; no le apetecía mirar el televisor y ni siquiera hallaba la concentración e inspiración necesaria para poder dibujar. Lo único que estaba haciendo era quedarse tumbada sobre su cama. mirando como ida hacía el techo, mientras escuchaba cómo fondo la música que había dejado sonar desde su laptop.

Pronto su situación comenzó a desesperarla, se giro sobre la cama para acomodarse de lado y poder mirar desde ahí todo lo que la rodeaba. Movió los ojos por toda la habitación, deteniéndose en ciertos puntos con una mirada inquisidora, tal y cómo si buscara en ese sitio algo que pudiese distraerla un poco, pero pronto desistió, pues no encontró nada que fuese de su agrado. ― "¡Odio esto!" ― pensó Yami, sintiéndose cada vez más frustrada ― "Odio que todos los días sean iguales...."― La monotonía que parecían tener cada uno de los días y la apatía que eso provocaba en ella la hacían desesperarse.

Y es que pensaba que en esa casa todo siempre lucía igual: Sabía que su padre y su hermano se encontraban en este momento disfrutando de algún videojuego en el x-box, e incluso aunque se encontraran a 2 habitaciones de distancia y hubiese música en la habitación de ella, aún podían escucharse los disparos y las exclamaciones de emoción de ellos; también sabía que su madre se encontraba en su habitación escombrandola, jugando con su i-pod o escuchando música, como solía hacerlo siempre; e incluso su hermana menor estaba ocupada en la computadora de escritorio mirando de nuevo alguna serie de su agrado. Todos hacían lo mismo una y otra vez cada que estaban en su tiempo libre.

Mientras Yamile se sentía desesperada de tener que quedarse quieta.

Había unas cuantas cosas que en definitiva no le agradan hacer o sentir; la soledad, el aburrimiento, la apatía, y tener que quedarse quieta, cosas que en ese momento estaba sintiendo juntas. De hecho, sí sus padres le permitiesen salir y no la mantuvieran dentro de casa cómo si fuese una prisionera, sabía que probablemente no se aburriría, pues había tantas cosas que quería hacer.

Estaría en algún lugar aprendiendo a patinar o practicando con la bicicleta, o bien en un curso para aprender natación. Estaría visitando algún museo, exposición fotográfica o alguna convención. Estaría en una librería o biblioteca rodeada de estanterías con libros que podía adquirir. Estaría sentada en un parque dibujando su entorno. Estaría en algún curso de dibujo o arte en el que podría mejorar sus técnicas o aprender cosas nuevas. Estaría en una clase de música aprendiendo a tocar guitarra o teclado, o incluso en algún coro dónde le enseñaran a mejorar su voz. Estaría con sus amigas mirando el escaparate de alguna tienda de música, anime o ropa, con el propósito de gastar tiempo o dinero. ¡Podría estar haciendo mil cosas! Pero en vez de eso, se encontraba tumbada sobre su cama sin poder salir de casa porque sus padres no se lo permitían.

Y una parte de ella pensaba que estaba bien que sus padres no le permitieran salir sola pues podía sucederle algo, pero sabía que si se lo permitían, podría encontrar a alguien que quisiese acompañarla y no dejarla sola. Podía ir con Arwen, Kaiya y Sayu.... e incluso podría decirle a Kaiya o a Sayu que llevaran sus respectivos novios para que de ese modo no fuesen solamente chicas.... o podía pedirle a Tenshu o Junjou que la acompañaran, o a cualquier otro chico de los que conocía... e incluso podía hacer que sus padres la acompañaran o llevaran a todos esos sitios... es más, ¡Ni siquiera se trataban de antros, bares o fiestas!... sólo pedía no tener que estar encerrada....  pero en vez de eso, preferían que se pasara día tras día, cada fin de semana en casa.... e incluso, sopeso la posibilidad de escaparse de casa e ir a uno de esos sitios ella misma... pero no encontró en si el valor para hacerlo....

Hastiada, se levantó de su cama, bajo de la litera y avanzó hasta su escritorio donde aún continuaba encendida su laptop -entonando una y otra vez sus canciones- y tomo asiento frente al monitor para poder al menos buscar en ella algo en lo que pudiese distraerse. Pasado un tiempo, entró al chat, y lo dejó en espera de alguien de sus amigos con quien pudiese hablar. Mientras, decidió que sí no podía ir a una librería, entonces al menos podía descargar algún libro en versión online...

Pasado un momento, de pronto un mensaje comenzó a parpadear en la pantalla, y Yami dio un click sobre el para poderlo leer. Se trataba de un saludo de Takeshi, que acababa de conectarse también. ― Hola hermana ― decía el texto.

>> Hola ― escribió Yami, y sonrió a pesar de que nadie la miraba, pues se complació de que él se comunicara con ella.

Entonces, ambos comenzaron a comunicarse por ese medio, contándose acerca de las cosas que les habían sucedido en los días que no se habían visto. De pronto, Takeshi escribió algo que comenzó a alterar a Yami, pues no supo como debía reaccionar ante aquello:

>> Sabes hermana... ― comenzó a escribir él ― este fin de semana fue extraño, porque tenía mucho sueño y cuando por fin pude dormir, ya no podía despertar. Digamos que entre en un estado de shock-coma-suspensión o como gustes llamarlo. Aún  incluso recuerdo que no paraba de verte en mi subconsciente, como si estuviera soñando contigo y te viera por todas partes. En ese momento me dí cuenta de muchas cosas.

>> ¿Muchas cosas? ¿Que cosas? ― preguntó Yami intrigada, sin tener un mejor argumento para aquello.

>> Demasiadas cosas... el punto es que quizá ahora te comprenda mejor.... aunque el punto será que quizá tú no logres entenderme a mi....

Yami no alcanzaba a saber hacía donde quería llegar Takeshi, por lo que lo único que pudo responderle fue >> Quizás no.... quizás sí, si tú me lo permitieras...

Takeshi esperó un momento para responder, tal cómo si estuviera pensando en la situación; y al fin le dijo >> Entonces Yamile, ¿Te das cuenta de que si tú me entendieras, entre nosotros habría un lazo tan fuerte que no se podría romper fácilmente?

Por más que leía y releía el texto, no alcanzaba a entender las intenciones de Takeshi. Aunque algo de aquello era obvio: ella lo quería y él tenía razón; pasara lo que pasara, la emoción que sentía por él... esa curiosidad... todos esos sentimientos eran cómo un lazo para ella que lo ataban hacía él y que no podría dejar ni olvidar con tanta facilidad. >> Sí, lo sé.... por algo eres mi hermano y te he aceptado cómo tal  ― le respondió ella, pasado un momento. ¿Qué significaba todo esto?

>> Entonces, ¿Aceptas el compromiso de ser parte de mí, por ser mi mejor amiga?

Yami accedió, pensando, que quizá esa sería la relación que tendría más cercana con Takeshi... sólo sería una buena hermana... su mejor amiga... no podría haber nada más... no había nada más lejos, pues él nunca podría aceptar la forma en que ella lo quería...

>> Debo irme... tengo otros asuntos ― dijo Takeshi, y añadió ― No te lo tomes tan en serio ― Luego, se desconectó.

"¿Pero que jodidos sucede con este tipo?" - Pensó consternada Yami... -"¿Por qué demonios me dice esto? " - y es que él no le desagradaba, pero se daba cuenta que en su manera tan extraña de actuar, a veces era muy confuso...

jueves, 2 de febrero de 2012

Capitulo 16: "Un dia TRANQUILO "

El sonido de los claxons sonando insistentes en el aire hasta desaparecer, el calor de la tarde y el pasar del tiempo, hacían que Yamile comenzara a desesperarse. Y es que la avenida por dónde ahora iba avanzando, estaba abarrotada de autos, por lo tanto el camión avanzaba muy despacio. ¿Qué habría sucedido para que de pronto toda la avenida estuviera bloqueada?...  y aunque sentía curiosidad por saber que sucedia, lo que mas le preocupaba y fastidiaba, era que iba a llegar tarde o no iba a llegar nunca a su examen de filosofía; bastante se estaba esforzando por tener una buena impresión ante la profesora y quedar excenta, como para arruinarlo ahora...

Cuándo por fin se detuvo frente a la escuela y bajo del camión, había demasiados estudiantes fuera. ¿Qué sucedía?. Esquivo con gracia a un par de chicos y comenzó a avanzar a trompicones por la acera, cuando de pronto su celular comenzó a sonar, y al mirar la pantalla se dio cuenta de que se trataba de Sayu.

― ¿Hola? ― Era poco común que Sayu le marcara a su celular, pues si necesitaba comunicarse con ella solía contactarla por el chat o facebook. Además, Sayu no era de esas chicas que marcaran sabiendo que se encontraba en horario escolar. Por lo que la llamada la extrañó. ― ¿Qué sucede hermanita?

― ¡Yami¡ ¡Hola!... oye perdón por marcarte ahora... pero es que lo había olvidado...

― ¿Olvidado? ¿Q-qué pasa? ― dijo entrecortadamente Yami mientras intentaba esquivar a un chico que casi le daba un codazo en la cara.

― Bueno lo que pasa es que hoy en la escuela, durante la mañana hubo huelga, y por lo tanto yo no tuve clases.... no nos habían avisado... al menos no a mí, y fui a la escuela a perder el tiempo un rato.... fue algo improvisto, pero quizá tú tampoco tengas clases hoy...

― Sí, ya me he dado cuenta que algo estaba pasando...

 ― ¿Dónde estás ahora?

― Me encuentro afuera de la escuela y ya he visto que todos están afuera, que aquí es un relajo y que la avenida esta prácticamente cerrada; así que supuse que había sucedido algo. Y tienes razón, al parecer no tengo clases...

― Lo siento. Debí haberte marcado antes para evitar que fueras a perder tiempo y que no te pasara nada. Lo siento, pero lo olvide...

― No te preocupes, todo está bien... no pasa nada porque no me hayas dicho...

― Lo siento... ― De pronto, al otro lado de la linea, Yami alcanzó a escuchar la voz de la madre de Sayu diciendole "Ya es tarde, debemos irnos.", y Sayu se despidió de Yami. ― Tengo cita con el dentista, así que debo irme. Por favor, cuídate.

― De acuerdo me cuidare. No te preocupes, estaré bien. Tú también cuídate. Adios. ― Yami colgó, y avanzó distraidamente por la acera sin ir realmente a ningún lado, pues no sabía que hacer.

Pensó que podía regresar a casa, en un camión pero luego recordó que la avenida estaba impasable y tardaría "horas" en regresar. También podía esperar hasta que terminara todo - eso si es que todo terminaba ese día - o podría caminar hasta un lugar menos conflictivo y desde ahí tomar otro transporte de regreso... pero la idea de caminar sola, bajo el sol, la desanimaba.

Pasado un momento en el que ella pensaba, Akane le marcó también, y le dijo que ella ya se había ido por la huelga y que se verían hasta el martes de la próxima semana, pues era Viernes, y no tenían clases el siguiente Lunes.

Al fin Yami se decidió por esperar un poco más, hasta ver si esto se calmaba, o por el contrario, si la fuerza de los rayos de sol disminuía. De pronto, se encontró con Ichiro, un chico al que conocía desde la secundaría y pese a que asistían a la misma escuela casi no se veían, pues iban en distintos salones e Ichiro se la pasaba casi todo el tiempo en el patio, mientras que ella pasaba casi todo el tiempo en el aula de clases. Entonces, él se acercó para saludarla.

― ¿Qué estás haciendo aquí? ― le pregunto Ichiro en tono de incredulidad ― Pensé que no vendrías, porque no te gustan este tipo de cosas...

― Tienes razón, no me gustan. Pero el problema es que no sabía que sucedería esto y por lo tanto vine... y parece que regresar ahora va a ser toda una odisea... ― dijo ella, mirando en dirección a la avenida con gesto de hastío.

― ¿No te enteraste? ¡Todos sabían! ― dijo sorprendido Ichiro.

― Pues al parecer, yo no soy "todos"...

― Pues deberías enterarte más de los relajos de la escuela... te puede ser útil...

― Debería. Pero yo soy niña buena y no me la paso echando relajo, por lo que no me entero de los relajos de la escuela... además, no me interesa del todo, lo que hagan en la escuela...

― Ja... ¡Tú niña buena! ― dijo él en un tono burlón ― Por favor Yamile... no me lo digas a mí, que te conozco desde hace casi 4 años y te he visto con Kaiya y Arwen de relajienta, golpeando a todos, molestando a gente, trepada en las bancas y demás idio...

― Bueno eso era antes. De cuándo estaba en confianza con ellas... quizá ya haya cambiado ― Yami intento poner una expresión seria en su rostro, pero de inmediato soltó una carcajada ― Naaaah... la verdad es que me sigue gustando hacer todo lo que hacía.... sólo que sigo siendo una "matadita" antisocial y no me entero de las cosas....

― Pues deberías hablar con más gente... o al menos conmigo. Yo sí me entero...

― ¿Tú sabías, y aún así veniste?

― Sip... para poder "colaborar" con esto.... ― miro alrededor y Yami lo imitó. Habían muchos chicos y a lo lejos podía escucharse el vociferio de sus parlamentos. Además, en la avenida estaban comenzando a detener a los conductores; y ella  hubiese jurado que deseaban voltear algún auto ― Sabes, quizá sea mejor que te vayas ya... aquí las cosas pueden ponerse feas y tú eres muy chiquita... podrían aplastarte... pulguita...  ― sonrió, y le dio un golpe en el hombro.

― Heeeey... ¡no me digas pulga! Sí, soy chiquita ¿y qué?... tú no estas muy alto que digamos... ― comenzó a reír, pero de inmediato se calló por el sonar de las voces a lo lejos ― Tienes razón. Debería irme.

― Sip... vete. ― De pronto, los chicos en la avenida comenzaron a alegar algo ― Ese es mi llamado.... así que debo irme para allá... ¡Cuídate! ― y se marchó, corriendo emocionado.


Yami esperó un momento más, y volvió a mirar alrededor. Lo cierto es que de cierta forma se alegraba de no haber tenido clases.

Entonces, giró y chocó con un chico robusto y alto. Por un instante pensó y deseo que fuese Akita, pero al separarse del tipo y mirarlo, se dio cuenta que no era él.... sonrió decepcionada y dio un par de pasos lejos de aquel chico. Ciertamente, aquella confusión lo hizo extrañarlo. Deseaba verlo antes de irse, pues justo ahora, se sentía solitaria; y además de que odiaba sentirse así, el verlo a él y sus ojos, definitivamente la tranquilizarían.

Y cómo si su deseo se volviese real, Akita apareció de pronto entre la multitud y avanzó hacía ella.

― ¡Hola Yami-chan!... ¿Qué haces aquí? ― dijo él al tenerla de frente. Ella le sonrió gustosa y le respondió.

― Pues al principio sólo esperaba a que llegara el momento ideal para irme, pero tal parece que no va a llegar... ¿Y tú qué haces aquí? ― dijo ella, contenta de que él estuviera ahí...

― Yo... yo estaba esperando a mi chica. Pero ya la busque y espere demasiado... así que supongo que no vino hoy... o ya se me perdió...

Por un momento, al oír aquello la embargó una extraña sensación y se sorprendió también, pues nunca se le había pasado por la cabeza que Akita tuviera novia; él era de cierta forma muy curioso y reservado... aún así, al saber aquello se percató de que era algo que sin darse cuenta, ya se lo esperaba, pues lo había visto rodeado de algunas chicas.

Entonces, se preguntó sí él también mostraría sus distintas miradas con ellas... y de ser así ¿ellas podrían notarlo? ¿O ella era la única capaz de ver así esos ojos?. Lo cierto es qué él tenía unos ojos hermosos -en la opinión de Yami- y más cuando estos brillaban. Quizá era por eso que él le gustaba a todas esas que volteaban a verlo o que iban tras él... pero no era sólo eso; sino que también tenía un gran carisma, su fortaleza, esa facilidad para socializar, ese misterio que lo rodeaba... y claro, también tenía esos labios carnosos que prácticamente decían "bésame"...

Al pensar eso último, Yami se sonrojo y desvió la vista para evitar que Akita la viera- Luego le dijo ― Te ayudaría a buscarla si supiera quién es, o al menos cómo es ella...

― Ya no importa... ya la busque mucho...

― ¿Seguro que ya no la quieres buscar?

― Seguro... es que no tenía nada más que hacer.... ¿Y tú ya te ibas entonces?

― Supongo que sí; antes de que esto se ponga feo... ― y comenzó a caminar en dirección a la avenida, esquivando a la gente, con el fin de regresar por ahí. Luego se dio cuenta que Akita la acompañaba.

― ¿Cómo vas a irte? ― Le pregunto Akita después de un rato de caminar.

― Debería tomar el camión que pasa por aquí y que me lleva a unas cuadras de mi casa... pero no ha pasado y la avenida es un caos...

― Podrías tomar un taxi... ― sugirió él

― Podría, pero no tengo dinero suficiente para el pasaje. Y no me gusta ir en taxi sola...

― Bien pensado, no es seguro... mmm... ¿Entonces, qué harás?

― Caminar hasta llegar a la avenida que cruza con esta. Ahí pasa otro camión que me llevara justo frente a mi casa...

― Bueno, entonces te acompaño hermanita...

En ese momento Yami lo miro y Akita le sonrió, y al tenerlo caminando a su lado tan cerca, pudo percatarse de ciertos rasgos en él que antes no había notado: cómo el hecho de que la barbilla de Akita tenía una pequeña hendidura que podía ocultarse por la forma semi cuadrada de su rostro; o que cuándo mostraba una sonrisa sincera sus labios se curvaban de tal forma, que dejaba que sus colmillos destacaran un poco; o el hecho de que sus labios sonrientes se veían mucho más apetitosos de lo normal... e incluso, a esa poca distancia pudo concluir que Akita tenía la maña de morderse los labios pues tenía varias marcas sobre ellos, que aún lucían recientes.

Al verlo así de cerca, Yami apartó la mirada. Supuso que besar a Akita sería toda una hazaña, y no sólo porque para una chica como ella - que era una novata en eso de los besos - sería difícil, sino que también lo pensaba, porque seguramente con esos labios carnosos y esos colmillos, realmente debía besar muy bien. Él tenía unos labios anchos y antojables, a diferencia de Takeshi que siempre tenia ese gesto malhumorado y sus labios eran delgados y finos... Yami sopesaba esa idea en su mente y comenzó a sentir poco a poco cómo se sonrojaba, hasta que decidió no darle ya más vueltas a eso.

Ambos caminaron, mientras platicaban un rato sobre trivialidades; sobre canciones que a ambos le gustaban, o que el otro no conocía y las recomendaban; sobre libros, o cualquier cosa... incluso vieron a un señor ya mayor, de cabellos y barba largos de color blanco, montado en una pequeña bicicleta rosa; la escena fue tan cómica, que ambos comenzaron a reírse....  hasta que el tema de conversación se cortó y ambos permanecieron callados por un rato. El tiempo pasaba, pero Yami se sentía cómoda y segura caminando a un lado de Akita.

Era cierto que casi no se trataban mucho, y que por su altura él la intimidaba, pero por ese mismo motivo se sentía a salvo a su lado; además, él le agradaba y en serio lo apreciaba, cosa que hacía que se sintiera natural y confiada con él. Era algo tan natural que con su sola presencia la estaba relajando... pero de pronto, un pensamiento cruzó su mente y comenzó a agitarse... ¿Y qué si él no estaba a gusto con ella?... ya muchas veces le habían dicho que era una molestia, y temió que Akita pensara lo mismo....

De pronto, antes de poder cavilar más, Yami se dio cuenta de que habían llegado hasta la siguiente avenida, y vio a la distancia al camión acercarse.

― ooh.... yo aquí te dejo. Ya viene el camión y debo irme... ― dijo Yami apresurada porque no se fuera el camión.

― Ok hermanita... te veo hasta el martes... supongo...

― Sip... hasta el martes... ¡Cuídate!... Adiós.  ― subió, y se marchó.

Una vez estando dentro del transporte, Yami miro el reloj de su celular y se sorprendió ¡Tan relajada había estado caminando con Akita, que había recorrido un trayecto de 15 minutos en 1 hora!.

Le había encantado pasar ese rato con Akita; tanto, que había olvidado por completo que Takeshi había querido verla para decirle algo importante y ni siquiera lo había visto. Se sintió curiosa... quizá después él olvidara eso que habría querido decirle...

***

Cuándo Yami llego a su casa, su mamá la recibió sorprendida, y hasta con un gesto de molestia, cómo si dudara que hubiese ido realmente a la escuela. ― ¡¿Qué haces aquí tan temprano?!

― No hubo clases ― entonces Yami le explico lo sucedido.

― ¿Y entonces, porqué tardaste tanto en llegar si no hubo clases?

-"¡Es tarde o temprano?!"- pensó Yami, y luego le dijo ― Bueno era un caos salir. Y aparte me regrese caminando con Akita hasta la otra avenida dónde pasa el otro camión... por dónde está aquella secundaria y el zoológico...

― ¡Y en eso tardaste tantas horas caminando!... ― dijo exaltada y malhumorada su madre. De pronto, pareció olvidar aquello, y en un tono de interés preguntó ― ¿Quién es Akita?

― Un amigo de la escuela que está en el mismo grupo que yo. Y sí me has puesto atención antes, recordaras que ya te he hablado de él....

― Creo que ya se quién es ― susurro para sí misma su madre  ― que bueno que regresaras acompañada de él... aún así, te tardaste mucho.

― Sí salgó con amigos te molestas... sí no lo hago, soy antisocial... ¿Quién te entiende mamá?.... ― le dijo Yami con una sonrisa... fuese cómo fuese, le agradaba que su madre se preocupara al menos un poquito por ella.

Definitivamente Akita le había hecho disfrutar ese día aunque fuese por un ratito. Había transformado un caos, en un día tranquilo...

miércoles, 1 de febrero de 2012

Capitulo 15: "Un momento libre"

Yamile estaba en su salón, demasiado quieta para su entorno.

Su grupo estaba esperando a que el profesor llegara y una nueva clase empezara; y mientras, todos los demás "aprovechaban" el tiempo con sus amigos. Algunos conversaban demasiado alto a pesar de que su interlocutor estuviera justo frente a ellos, cómo si en vez, se encontraran en extremos opuestos del aula; había quiénes simplemente permanecían sentados solos, sin hacer nada o escuchando música; otros entraban y salían del salón, acompañados de personas ajenas a este; unos arrojaban cosas o molestaban a otro; incluso Kenta salió golpeado, pues alguien había arrojado una gran caja negra sobre él, provocando que unos rieran -Yami incluida, pues había sido sumamente gracioso- y luego se preocuparan. Pero lo más extraño eran esos tipos que se estaban divirtiendo con un condón que habían inflado cuál si fuese un globo y lo arrojaban unos a otros para intentar golpearlo y que este flotara en el aire sin caerse... mientras todo eso pasaba, Yami estaba sentada mirando a su alrededor - "¡Esto es genial!..." - pensó ella.

Aunque a cualquier otro le pudiese haber parecido que acababa de entrar a alguna habitación de un manicomio, a Yami le gustaba. Y es que había algo que le agradaba en esa manera tan sencilla que tenían todos de ver su entorno. Todos simplemente difrutaban del momento y de las cosas más sencillas o bizarras que hubiese ahí, sin preocuparse por nada más; no había un "qué-pensaran-los-demás-sí-hago-esto" ni un "podría-meterme-en-problemas"; sencillamente, se sabían divertir; algo que hasta entonces ella había disfrutado en contadas ocasiones en su anterior escuela, y eso, acompañada de sus hermanas: personas en las que confiaba y con las que no le daba vergüenza hacer cualquiera de esas tonterías.

Pero ahora, pese a que le gustaba observar cómo disfrutaban los demás, y le agradaba ver de que manera convivían unos con otros, ella no se atrevía a hacer nada más, solo quedarse sentada... era un poco tonto el estar preocupada por no meterse en líos y no molestar a nadie, pero constantemente escuchaba en su mente una frase que su madre le había dedicado cuándo aún era una chiquilla a la que le gustaba correr de un lado para otro, brincar y revolcarse en el suelo, y que pese a los años transcurridos, ella aún recordaba: "Eres una señorita, y debes comportarte cómo tal... sentada, quieta, hablando respetuosamente, con cortesía y empatía... ¡No cómo si fueses una cabra loca a la que le gusta revolcarse en su propia suciedad!". Y aunque su madre respetaba sus gustos musicales, su forma de pensar, vestir y ser -pues de cierta forma su madre vestía y era muy parecida a ella-, la había educado para que fuese alguien respetuosa y de buena impresión, y por lo tanto ella sabía ser de esa manera y actuaba así ante la gente mayor. Pero aún así, a Yami no le gustaba quedarse quieta... quería poder estar con los demás, divertirse cómo una pequeña -o en todo caso adolescente- y hacer lo que le gustaba; y aunque de cierta manera pensaba que podía hacerlo pues su madre no estaba ahí para poder causarle una mala impresión, también pensaba que sí se metía en problemas, podría hacer enfadar a su madre...

De pronto, mientras divagaba pensando en esto, una voz le dijo ― ¡Heeey, cuidado! ― y Yami sintió algo blando posarse sobre su cabeza; se trataba del preservativo inflado con el que hasta entonces habían estado arrojandolo uno a otro para divertirse. Este "globo" rebotó y fue a parar hasta el asiento de enfrente en dónde estaba sentada Akane, que al tenerlo cerca soltó un gritito y se apartó asqueada cómo si aquello se tratase de un leproso y no quisiera contagiarse ― Perdón, estábamos jugando y se nos fue... ― le dijo entonces la voz de Hiroki, que al mismo tiempo parecía apenado.

Yami se levantó de su asiento, sujeto el sustituto de globo y lo aventó hacía ellos con una risita ― No hay problema.

Hiroki siguió con la vista el curso del objeto inflado y lo tomo. Luego regresó de nuevo los ojos hacía el rostro de Yami ― ¿No te da asco tocarlo?... digo, no tiene nada... está limpio... pero... ― se detuvo a media frase, dejando las palabras al aire; era evidente que al mirarla fijamente se sentía extrañado y tenía con la curiosidad reflejada en sus rasgos.

― No. Bueno, no veo porque habría de darme asco o algo así... es algo... normal... ― contestó Yami, sin comprender porque el comentario de Hiroki.

― ¡Genial!.. es que... bueno a todas las chicas les da asco tocar un condón... no sé que es lo que piensen... es por eso que lo decía...

― Quizá así sea, pero quizá yo no soy cómo todas las demás chicas... ― dijó Yami y se dio la vuelta para regresar a su asiento. Entonces, al sentarse vio que Akane la miraba con un gesto curioso y le preguntó ― ¿Qué pasa?

― Iuuug... ¿No te da cosita tocar un condón? ― respondió en un susurro su amiga, mirándola extrañada, y Yami se percato que la mirada de Kaede unos asientos más atrás, hacía coro con la mirada de Akane.

― Nop... al igual que yo, tú viste cuando ellos lo sacaron nuevo del paquete y lo inflaron... no está usado ni tiene nada, no veo porque no habría de tocarlo... ― respondió igualmente Yami en voz baja, sin saber porque hablaban en ese tono.

― Porque.. es un condón... ― dijo Akane comenzando a sonrojarse, y entonces comprendió hacía dónde quería llegar su amiga...

― Oh... tampoco siento ninguna clase de pena o vergüenza; es algo normal... digo... es un preservativo y no debería darte escalofríos tenerlo entre las manos; ya que, bueno, algún día tendremos que vernos con ese dílema ¿no?... al menos pienso que yo sí...  ― dijo con una sonrisa irónica por el comportamiento de su amiga.

Akane comenzó a sonrojarse aún más, y al mismo tiempo comenzó a sonreír ― ¿En serio? es un buen punto.... supongo...

― Es en serio, no me da asco. Es algo normal. Algún día tendrás que tener uno... ya sea por curiosidad, precaución, por accidente, para usarlo o cómo quieras verlo. Y la verdad, no sólo lo tendrás en las manos... puede que hasta lo tengas en otros lugares... ― en este punto Yami comenzó a sentirse sonrojada, pese a que sus palabras salían con naturalidad.

De pronto, Akane comenzó a reírse a carcajadas, y entre risas, pudo decir ― sip... definitivamente tienes razón; no debería darnos asco, pero eso no le quita que al tocarlo te deje una sensación rara en las manos... ― Yami no comprendía exactamente porque se reía Akane, y pensó que de cierta forma, podía reírse por nerviosismo. Kaede que las había estado escuchando, se acercó y dijo ― En ese punto, coincido con Yamile... y un poco con Akane... no es nada malo, pero si raro...

Yami alzó la vista para mirarla y le sonrió. Kaede era una chica alta, de piel más oscura que Akane y más aún que la de Yami. Tenía el cabello largo, liso y negro, su rostro redondeado,  y unos pequeños ojos oscuros. Le había comenzado a hablar desde la primer semana, pero solo porque algunos proyectos lo ameritaban. Aunque recientemente había comenzado a hablar con ella de temas externos a la escuela; y se dio cuenta que tenían ciertas cosas en común. Le gustaba el mismo tipo de música rock, japonesa, y el Anime. Era una chica agradable, y empatica.

― Algún día, todos deberíamos pensar en los preservativos de un modo diferente... ― dijo Kaede ― y más aún si llegan a tener un novio... ― De pronto, las tres comenzaron a reír y a darle vueltas al asunto, hasta que terminaron charlando acerca de los chicos que les gustaban, y si tenían o no algún novio...

De pronto, Takeshi que había estado en quien-sabe-dónde, apareció en el salón y avanzó hasta su lugar detrás de Yami, quien lo siguió con la vista. ― A Yami-chan sí le gusta alguien aunque le de pena decirlo... ― dijo en un tonito cantado Akane, provocando que el rostro de Yami, cambiara súbitamente a un color rojizo...

― ¡¿En serio?!... ¿Y por qué no dice quién es? ¿Lo conozco? ― preguntó Kaede, con la emoción típica que mostraría una chica ante ese tema.

Yami se tapo la cara con las manos y se negó a decir nada. Entonces, cuándo se aclaro el tono de su piel y se descubrió, vio a Takeshi saliendo de nuevo del salón, y Akane lo señalo. Al fin, Yami tomo valor y dijo ― Pff... pues se trata de... Takeshi...

― ¡Genial! ― dijo de pronto Kaede; y Yami se sintió agradecida de que no reaccionara cómo lo había hecho Akane. La vista de Kaede que había girado el rostro involuntariamente hacía el sitio por dónde se había marchado Takeshi, regresó al rostro de Yami y se quedo pensativa durante un momento. Luego dijo ― Sabes... no sé si debería decirte esto, pero quizá sea mejor que sí... bueno el punto es que, hace unos días me dí cuenta de que Takeshi y tú hablaban mucho, y no fuí la única. Y algunos -cómo yo- ya se han atrevido a acercarse a él y preguntarle sí son novios o sí tú le gustas a él o algo así... y... bueno, al menos yo recibí una única respuesta "NO"...

― Ya-ya lo sabía... ― tartamudeo de pronto Yami ― no me sorprende escucharlo, porque siendo cómo es él, es algo que obviamente era de esperarse...

― Aún así, no te desanimes y sigue intentándolo ¿Vale?... quizá algo bueno pueda suceder ― dijo sonriente Kaede.

***

Durante la hora siguiente, el profesor no se presentó, por lo que el grupo decidió ir a las canchas de basquetball a pasar el rato; y aquellos que no quisieran jugar, podrían pasear un poco por toda la escuela. Yami no quiso jugar, porque pese a que era uno de sus deportes favoritos, jugar con chicos más altos que ella, no era algo que la atrajese; por lo que decidió quedarse con Akane, y luego Takeshi, Kenta, Kenichi  y Akita decidieron seguirlas.

Estaban los seis debajo de uno de los árboles de la escuela. algunos sentados sobre una banquita que había ahí - Akane, Kenta y Kenichi- y otros en el suelo - Takeshi, Akita y Yami -. De pronto, el viento nocturno comenzó a soplar y a sacudir las ramas de los árboles, logrando que volaran en el aire miles de hojas secas, ramas, y coníferas; que cayeron sobre ellos.

Yami que había estado tumbada boca arriba, mirando como iba atardeciendo y las estrellas comenzaba a salir, pronto se vio cubierta de hojitas en el cabello y ropa, y se levantó para sacudirse. ― Estoy aburriéndome... ― dijo mientras retiraba las últimas ramitas de su ropa ― deberiamos hacer algo... ¡Divertido! ― dijo esta última palabra al mismo tiempo que arrojaba sobre sus amigos los restos de las ramitas que tenía en las manos. Entonces, recibió cómo respuesta más ramitas lanzadas en varias direcciones por Kenta, Akane y Akita, los únicos que se inmutaron por su comportamiento.

Los 4 comenzaron a jugar como niños pequeños, riéndose mientras se aventaban ramitas y hojas que encontraban. Hasta que en ese juego, sólo quedaron jugando Akita y Yami, pues Akane se aburrió y Kenta comenzó a "discutir" con Kenichi; además de que Akita parecía incapaz de rendirse. ― ¡Basta! ― dijo de pronto Yami entre risas. En vez, se sentó a un lado de Akita, tomo una pequeña ramita flexible de pino y lo comenzó a molestar con ella. Akita tomo otra ramita e hizo lo mismo; y pronto ambos se vieron jugando "espadasos" con un par de ramitas que se rompían a cada pocos segundos y volvían a tomar otra.

― Si quieren jugar así, en vez de usar ramitas deberían usar algo que valga la pena... ― dijo Takeshi, mirando a ambos "niños". Entonces, saco de su mochila un estuche en el que guardaba navajas de repuesto para los cuters ― Yo los puedo usar cómo defensa... pero pueden ser divertidos. Aunque será mejor que no... podrían lastimarse... ― Yami giro el rostro y miro la navaja que Takeshi sostenía entre sus manos; por un momento se olvido de su pelea con Akita y estiro la mano para quitarsela. Las navajas solían ponerla nerviosa por muchos motivos... De pronto, Akita volvió a "atacarla" con la ramita que sostenía, y la ramita se quebró sobre el dedo de Yami, que se rió por la persistencia de Akita. De pronto, pese a que no le había dolido, su dedo comenzó a gotear sangre y Yami lo acercó a su rostro para examinarse. Al quebrarse, una astilla de la ramita se había incrustado en su dedo y era lo que estaba sangrando. ― ¿Estás bien? ― preguntó Akita al ver la sangre.

Yami se llevo el dedo a la boca, y se quito la astilla con los dientes. Al hacerlo, comenzó a sentir ardor en la herida descubierta.  ― ¿Hermanita, estás bien? ― insistió Akita; pero en vez de responder, Yami se levantó y comenzó a andar hacía el edificio en busca de un baño para lavar la sangre y comprobar que no tenía ningún residuo de la astilla. Akita y Akane la siguieron.

Al salir del baño Akita la miro y volvió a insistir ― ¿Estás bien? ― tenía cierto aire de culpa en su rostro.

― No te preocupes, estoy bien. Ya no me duele... sólo que la herida no quiere cerrar....

― Entonces permiteme... ― se acercó a ella, tomo su mano e hizo ademan de llevarse el dedo a los labios.

― No... ¿Qué haces? ― preguntó extrañada Yami

― La saliva es mágica... anda déjame curarte hermanita. ― Yami no lo permitió, pero Akita insistía -"Cómo es persistente" - sonrió internamente, y al final accedió.

Cuando Akita retiró el dedo de Yami de su boca, ella notó que ya no le ardía y la herida casi había cerrado. ― Gracias ― le dijo a Akita.

― No te disculpes, fue mi culpa... y tu sangre sabe dulcesita... ― "Ooooh vamos.... jejeje no te comportes cómo si fueses un vampiro..." pensó irónicamente Yami.

― Naaaah... no te preocupes... ― entonces Yami avanzó por el pasillo que la llevaba hasta su salón y se topo con Takeshi.

― Hermana... ¿Cómo dejas que él pruebe tu sangre? eso es algo muy tuyo... ― le dijo malhumorado

― Tienes razón, es algo mio... ¿Y qué mas da entonces lo que yo haga con lo mio?... ― al mirarlo a la cara, por un momento ella pensó que quizá el estaba celoso de aquello, y bromeando le dijo ― ¿Tú quieres? ― dy le tendió la mano herida, sin esperar lo que él haría.

― Hagamos un pacto de sangre cómo hermanos... ― Yami tardo un momento en reaccionar ante aquello. Pero ya Takeshi se había hecho una herida en el dedo y le tendía la mano a Yami para que ella probara la sangre de él.

― Un pacto de hermanos... ― dijo Yami, y le sonrió a Takeshi. Su querido hermano...

De pronto, Takeshi la miro y le preguntó.... ― oye... mmm... ¿mañana vendrás a clases?

― Siempre vengo.....

― Mañana te veré entonces. Debo decirte algo importante... ― y sin decir más, se dio la vuelta y se marchó, dejandola a ella ahí, sin saber ni que hacer.

Definitivamente ese había sido un día muy extraño....