viernes, 31 de enero de 2014

Capítulo 42: "El mejor regalo..."

Yami sonreía. El cielo estaba despejado, no había ni una ventisca fría y el sol incluso calentaba levemente el cuerpo; era un buen día. Se sentía a gusto mientras esperaba pacientemente a su amiga, fuera del plantel. Miró de nuevo el reloj de su celular; aunque Akane había dicho que llegaría a las 2 de la tarde y ya había pasado media hora, la chica no reprochó la tardanza. Desde que había llegado a la escuela, sentía extrañamente la sensación de que quizá ese sería un buen día y eso le animaba. 

Aunque no todo había comenzado bien:

Esa misma mañana había vuelto a tener una "discusión" con su madre, que insistía en hacer de Yami un pilar para desahogarse, sin tener idea de cuanto afectaba eso a la joven...

Eso sin contar que había amanecido un poco deprimida... y todo gracias a una pesadilla que había involucrado verse a si misma, persiguiendo a Akita sin lograr alcanzarlo o siquiera hacer que él girara el rostro para verla. No había duda que esa distancia y dudas de él, habían afectado mucho a Yamile; aunque algo bueno había salido de aquello...: 
Yami había decidido escribir una entrada sobre su tristeza y confusión en su fotoblog, provocando que Akita la leyera. Y aunque probablemente no sirvió para que el chico se diera cuenta de las indirectas, si hizo que él al menos le diera una imagen de un corazón; alegando que era en representación al de él, porque siempre procuraría cuidarla.

Sonrió al recordar aquello. Quizá no significara mucho ni fuera para siempre o el tipo de relación que ella quería, pero se sentía contenta de que Akita hubiera tenido ese detalle.

Sacó su reproductor mp3 y se colocó los audífonos. Miró de nuevo su celular. Ya sólo faltaban 20 minutos para que las manecillas marcaran una nueva hora... ¿Dónde estaba Akane? Su amiga había sido quién le marcó y concordó la cita antes de clases, pero ahora ni siquiera aparecía.... suspiró.... ya llegaría.

Una pequeña sonrisa melancólica se formó en su rostro, en cuanto de pronto una canción comenzó a sonar; se trataba de Be your girl. Era una canción japonesa que precisamente había conocido bajo recomendación de Akita, pero era irónico que justo la letra le hiciera pensar en él y los sentimientos que ella tenía; básicamente la cantante había tratado de expresar el amor que sentía por un chico, pero también las dudas y sufrimiento que le causaba no saber si era correspondida, y el conflicto de aceptación y negación al creerlo en brazos de otra chica... 

Yami cerró los ojos casi a punto de llorar. Akita la estaba volviendo más chillona de lo normal...  

De pronto sintió un suave tirón de uno de sus mechones de cabello y giró el rostro de inmediato. A la gente le gustaba eso de encontrarla desprevenida...

― ¡Tardaste mucho! ― reclamó de inmediato a su amiga.

― Nah, no seas gruñona ― le respondió con una sonrisa ― además, tú siempre me haces esperar; siempre llegas tarde.

Yami giró el rostro e hizo un puchero. No podía refutar eso.

― ¡Además yo venía enojada contigo! ― le soltó de repente Akane, con voz siseante. Quizá si estaba muy molesta...

― ¿P-por qué? ― titubeó Yami.

― Ash.... ¡¿Qué hay con eso que subiste al fotoblog?! No puedes ser tan obvia... ― le dijo ― y él no puede ser tan estúpido - completó e un susurrro.

― ¿Eh? ― Yami estaba confundida. Francamente, no entendía a su amiga en ocasiones y sus constantes cambios de parecer.

― ¡Has sido muy obvia! Y eso me molesta.... no deberías; él debe luchar por ti, no ir tú arrastrándote tras él....
  
― No me parece que lo haya hecho... y tampoco le veo lo malo. Si se entera, no hay ningún problema, porque no me avergüenzo de lo que siento por él. 

Akane bufó, pero tan rápido como inició esa conversación, la terminó. ― ¿Qué llevas puesto en el cabello? ― preguntó cambiando su ceño fruncido por una sonrisa.

― ¿Ésto? ― Yami tomó un manojo de su cabello ― Ah... aproveché éste fin de semana para hacerme un cambio; sólo es una pequeña porción... ― le mostró el pequeño mechón a Akane ― ¿Se ve bien?

― ¡Ah! ― su amiga sonreía de oreja a oreja ― ¡Se ve precioso! El color morado te favorece mucho... ― Yami le ofreció una sonrisa ― Y sí algún día te pintamos el cabello cómo yo ¿Qué te parece?

― Así estoy bien... ― respondió un poco incomoda ― ¡Ah! ¿Porqué me has citado antes?

― Oh, eso... ― suspiró ― Pues quería comprarte un helado y platicar un poco.... 

― ¿Para qué o por qué me ibas a comprar un helado? ― preguntó extrañada. No había un motivo aparente... y le era extraño que la gente le diera ese tipo de detalles sin motivo; le costaba mucho aceptarlos.

― Simplemente para sacarte una sonrisa. Sé que te encanta el helado ― la abrazó ― Pero creo que ya es tarde; prometo que lo haré otro día... Mejor entremos a la escuela ¿Ok?

Yami alzó los hombros, y a su vez Akane la sujeto del brazo y la llevó hacia adentro. Ambas chicas comenzaron a caminar hacia el salón mientras iban conversando. 

Así las clases comenzaron a pasar una seguida de otra. Y aunque Yami disfrutaba del aprendizaje que obtenía, anhelaba más tiempo libre para poder descanzar todo lo que no había podido dormir por culpa de las pesadillas... y  de paso anhelaba pasar más tiempo con Akita. Por eso, cuando aquel día repentinamente anunciaron que saldrían temprano, Yami no protestó.

Y así fue exactamente; Akita se reunió con ellos a la salida. Simplemente fue a platicar con ellos durante un momento. Yami incluso disfrutó mucho conversando con él... pero repetinamente Akane la interrumpió.

― ¿Y si vamos ahora mismo por el helado que te prometí? ― Yamile sonrió y asintió. Apreciaba mucho a su amiga y esos pequeños detalles.

De pronto, Akita la sorprendió diciéndole ― Tienes la mochila abierta... déjame cerrarla. ― se tomo su tiempo y luego le sonrió, recibiendo el mismo gesto por parte de ella.

Takeshi la miró y con una sonrisa maliciosa le dijo ― Ha guardado algo en tu mochila, sólo fue una excusa... ― Akita no dijo nada... de hecho se quedó muy quieto; y más cuando ella se entretuvo en mirar dentro de su mochila. Y ahí estaba... una hoja doblada ¿Qué sería?

― Oye, ¿Qué e.... ― se giró para mirarlo, pero detuvo su pregunta. Akita ya iba caminando lejos de ella, y ni siquiera se despidió.... sonrió y se dispuso a alcanzarlo cuando Akane la sujeto y le dijo:

― Tontita... dijiste que iríamos por el helado. No vayas tras él; ya decidió irse... además si te quedas, podrás  ver con calma eso ― luego le sonrió desvergozadamente ― Y podrás mostrarme también.

Yamile rió. Su amiga estaba suficientemente enterada en esto... 

Ambas fueron a una heladería cercana y luego regresaron frente a la escuela, donde se sentaron en una banca.

― Abre el papel ― la insto Akane, y la chica volvió a sacar la especie de carta y la desdobló. De inmediato se le formo una sonrisa gigante en el rostro.

Akita había dibujado un par de corazones caricaturizados: Uno de ellos simulaba ser ella, escondida detrás del otro corazón; que a su vez llevaba el típico flequillo de Akita y estaba con los brazos extendidos, protegiéndola. Además había adjuntado una nota: "Mi regalo siempre te protegerá."


Y extrañamente al leerlo, se sintió segura. Estaba totalmente a gusto.... le gustaba saber que Akita estaba tan al pendiente de ella. Le agradaba saber que aunque era algo retórico, Akita le había dado aquello.

Akane que estuvo viendo lo mismo que Yami, se atragantó con el helado. ― E-eso... ― tosió un par de veces y se aclaró la garganta ― ¡Eso es una declaración!

Yamile la volteó a ver, ansiosa. ― ¿De verdad? ¿C-crees que esa era su intención?

― ¡Claro! ― su amiga se puso de pie, emocionada ― Eso muestra indirectamente que le gustas, por eso tanto interés en defenderte ¡Es grandioso!

Ambas sonrieron; se les veía incluso a la distancia, que estaban alegres. Akane se sentía bien por su amiga; por que él, mostrara ese interés, y verla a ella feliz. Y Yamile estaba que rebosaba de felicidad por aquello; le brindaba más esperanza...

― Creo que ahora sí, ha llegado el momento que seas más obvia ― le indujo con confianza ― Lo suficiente para qué ya no tenga excusas.

Yamile se comió lentamente el helado, pensando en lo que haría ahora.  Ella también estaba segura; esa era la señal que estaba esperando.

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La canción que escucha Yamile se muestra en la sección "Extras..." de la parte superior; por si gustan verla,  para comprender mejor lo que sentía ella. 

viernes, 24 de enero de 2014

Capítulo 41: "En espera de una señal."

― Y entonces... ¿Qué sucede ahora? ― preguntó Yamile.

 Janao estaba de frente a ella, mirándola fijamente. 

Ya había pasado un día completo desde que ella accedió a escuchar lo que él tenía que decirle; por eso, luego de haber tratado de evitarlo un par de veces, finalmente él la había interceptado y ahora estaban escondidos en un pequeño pasillo oculto de la escuela. Era de noche y estaban detrás de una reja que aparentemente estaba prohibido cruzar y entre los árboles de aquel pequeño "jardín". 

― Perdona, es que... estoy nervioso ― tartamudeó él ― No sé como empezar esto... me siento patético. 

Ella esperó, tan paciente como podía. No sabía que quería su ex-novio, pero era cierto que estaba tratando de mantenerse calmada y no faltarle al respeto.

― Supongo que primero debo pedirte perdón. ― dijo con timidez él. Ella se quedó atónita ¿Había escuchado bien? ― Primero tengo que suplicar para que me perdones; te pido una verdadera disculpa por lo que pasó. ― Suspiró ― Todo fue un error. Sé que te dije que todo había sido una apuesta, y lo fue, pero... por otro lado sí acepté eso, fue porque me gustabas. ― Yamile estaba sorprendida, escuchando sin interrumpirle. ― Lo cierto es que estos días he tratado de tomarme ésto con calma... sé que me has visto; perdóname por haberme reído incluso frente... a ti. Espero comprendas que lo hice para complacer a esos tipos, aunque sé que fue idiota. Pero ahora... ― se pasó la lengua por los labios; estaba nervioso ― ... no me burlé a propósito, de hecho me sentí mal al hacerlo, y me doy cuenta de que me gustas más de lo que creí. Mientras fuiste mi novia y al verte siempre... me gustas cada vez más.

― ¿Eso que significa? ― preguntó ella finalmente. Estaba alterada.

― Que... quisiera que de ser posible me dieras una segunda oportunidad.

― No. ― Dijo de inmediato ella ― Escúchame. Cuando me dijiste lo de la apuesta.... si, me dolió ¿Qué esperabas que sintiera? Con una chica no se juega... fue como si una barrera se alzara y ya no puedo dejarte atrave...

― ¡Piénsalo! ― la interrumpió ― Ya sé que te lastime, y en verdad lo lamento, fui un estúpido. Pero en verdad te quiero... mírame a los ojos, puedes darte cuenta. Por eso no me respondas ahora; sólo piénsalo y dime después. ¿De acuerdo?

Yami estuvo a punto de volver a abrir la boca, pero él dio un paso al frente y le puso un dedo sobre los labios. 

― Por favor ― suplicó el mientras se agachaba para mirarla a los ojos; ella no apartó la vista de esos oscuros ojos marrones, incluso aprovechó para recorrer con la mirada aquel rostro ancho de blanca piel. ― Créeme que no me hace sentir orgulloso lo que he hecho; pero esto va en serio ― dio otro paso al frente y ésta vez la rodeo con sus brazos y le planto un beso en la frente. ― De verdad te quiero Yamile, me gustas mucho... por eso esperaré un poco más. Y si finalmente decides que es imposible... ― se agachó, le besó la mejilla y se separó para mirarla de nuevo a los ojos. Sonrió. ― Piénsalo. ― Dio media vuelta y salió por dónde habían entrado. Ella se quedó ahí paralizada, viéndolo caminar. ¿Por qué repentinamente Janao hacía esto?

Ella suspiró y también salió de aquel lugar. Avanzó hasta el edificio de aulas y fue por el pasillo hasta el salón, en dónde Akane la esperaba ya.

Su amiga sonrió emocionada en cuánto la vio en la puerta del aula y de inmediato se puso en pie; corrió hasta dónde estaba Yamile, la sujetó del brazo y la "arrastró" hacia afuera del salón y al fondo del pasillo.

― ¡¿Qué te ha dicho Janao?! ― preguntó extasiada y ansiosa.

― Calmate ― le dijo Yamile ― No quiero que nos escuchen.

― Pero entonces, ya cuéntame.

Yami suspiró y le dijo sobre lo que Janao quería, sobre el fingir quererla de nuevo y querer regresar con ella ― ... así que opino que puede agarrar sus sentimientos y guardárselos en el... que yo no le voy a creer de nuevo. ― Terminó de decir ella, resuelta con aquello.

De pronto, escucharon a la voz grave de Janao, precisamente en el pasillo. Al parecer estaba alterado:

― ¡Ya te dije que me vale m****a lo que tú creas! ― gritó, mientras aún estaba de pie en la puerta. Yami se encogió un poco ante aquellas palabras ¿La habría oído? ― ¡Yo ya tome mi decisión! ¡Estoy totalmente seguro de lo que siento, y esas pen******s que dices no me harán cambiarlo! ― Salió del salón y comenzó a caminar con un andar furioso. Detrás de él salió uno de sus amigos y lo tomó del brazo...

― ¡No seas imbécil! ― le dijo aquel tipo ― Haciendo esto sólo te haces quedar mal. 

― ¿Y? Sólo yo sé lo que siento ― se zafó del agarré ― Dependerá de esa elección...

Siguió caminando y esta vez no se detuvo. Su amigo en cuestión dio media vuelta para regresar al salón, y en cuanto vio a Yamile sonrió avergonzado y se apresuró a entrar.

― Pues al parecer ésto no es una mentira ¡Él va en serio! ― dijo Akane con emoción.

― ¿Lo crees? ― dudó por un segundo ― ¡No! Ya tuvo su oportunidad y me lastimó; ya sabes a quién le corresponde ésta nueva oportunidad.

― ¿Incluso aunque no te haga caso? ― le insinuó Akane.

Yami estuvo por soltarle también un comentario sagaz, pero se detuvo. Akane tenía razón... realmente no sabía si Akita le estaba poniendo atención o no. 

De pronto Yoshiki salió del salón y abrazó a su novia por detrás, sorprendiendo a ambas chicas. 

― ¿Me acompañas a dar una vuelta? ― le preguntó, ante lo cual Akane miró a Yami con un gesto que implicaba la pregunta de "¿Puedo dejarte sola un momento?". Yami asintió y vio como ambos se alejaban por el pasillo. Mientras, como aún  tenía media hora libre sin nada que hacer, se sentó en ese mismo sitio del pasillo.

Pensó en lo que su amiga acababa de decirle. Era cierto, Akita ya no estaba con ella y aunque quizá entre ellos nunca habían sido de esos amigos que permanecían juntos todo el tiempo, la cercanía que habían tenido durante las vacaciones, había sido importante para ella.

Suspiró y se abrazó las rodillas. No quería sentirse mal por esto...

Aun así, lo extrañaba. Quería mirarlo sonreír, quería mirar sus ojos, quería saber cuales eran sus sentimientos; quería incluso saber que se sentiría besarlo... 

Abrió los ojos desmesuradamente al percatarse de sus pensamientos y se sonrojó. Akita era sin duda el primer chico que le gustaba de ese modo... Pero ella al parecer, ni siquiera era suficiente para él. Akita tenía tantas chicas detrás de él, que no importaba no aclarar sus sentimientos... no importaba que estuviera indeciso entre 2 chicas, pues al parecer las dos se desvivirían por él. No importaba aclarar si al menos esa chica importante, era Yamile...

Se apretó las rodillas con más fuerza al sentir que las lágrimas comenzaban a correr desde sus ojos. No quería llorar por ésto, pero le dolía mucho. 

No sabía si algún día sería correspondida, o si acaso al menos era considerada... no sabía como demostrar sus emociones a aquel chico, y temía que al hacerlo sólo fuera motivo de burla por estar equivocada en sus especulaciones. No sabía en que parte de su corazón debía guardar unos sentimientos de tal magnitud.

― ¡Yami! ― escuchó que la llamaba la voz de su mejor amiga, desde la distancia en el pasillo ― Ya viene la profesora, será mejor que te levantes ― pero no obtuvo respuesta ― No te habrás dormido ¿O sí, tontita? ― se puso de pie frente al ovillo de chica que se negaba a alzar la vista y se agachó para quedar a su altura. ― ¿Qué sucede? ― insistió.

De pronto Akane escuchó un sorbo proveniente de la nariz de la pequeña aludida y la miró con preocupación ― ¿Estás llorando? ― metió la mano entre el enredo de brazos y piernas para sujetarla del mentón y obligarla a alzar el rostro. De inmediato sintió el rostro húmedo de la chica ― ¿Qué ha pasado? ― preguntó pacientemente.

Yamile alzó el rostro finalmente y la miró con los ojos abnegados en lágrimas ― T-tengo mie-do ― respondió con la voz quebrada ― Es-estan pasando tantas cosas aquí y allá, que... ― sollozó de nuevo y no pudo continuar.

Akane la abrazó como pudo y no dijo nada más. Suponía como debía sentirse: Su mejor amiga estaba soportando el no hablar sobre los problemas que ella suponía debía tener en su casa; además aguantaba tanto como podía el permanecer con sus sentimientos ocultos... pero seguramente debía querer mucho a Akita y la tristeza y preocupación sobre todas esas cosas se le estaban viniendo encima... Sí tan solo Akita la animara  ¿Por qué él seguía haciendo tantas idioteces, en vez de ver a la chica que incluso lloraba por él?

― Tranquila pequeña ― dijo la chica de cabello teñido ― De algún modo todo va mejorar... sólo se paciente ― trató de consolarla. Le alzó el rostro y le secó las lagrimas con la punta de los dedos ― Siempre me dijiste que debía sonreír; ahora te toca hacerlo a ti. Ahora mismo preocúpate por lo que tienes frente a ti... el resto ya vendrá de a poco.

Yami asintió, sorbió por la nariz; se puso en pie y sonrió pesadamente― Está bien vayamos a clases ― Aún se le notaba la fragilidad en el rostro.

Entraron a la clase. La profesora decidió ponerlos a trabajar en equipo y de inmediato Kenta, Kenichi y Takeshi decidieron integrarse con ellas. Comenzaron a  trabajar los cinco juntos, pero al cabo  de unos minutos Akita ingresó al salón y también se acercó a ellos.

Por un momento las defensas de Yami volvieron a venirse abajo. Mirarlo de ese modo, sin  saber discernir cómo se sentía él, hizo que sus ojos comenzaran a humedecerse de nuevo... ¡Dios! ¡Era una chillona! Así que trató de evitar que el resto la mirara a los ojos. Aún así, pronto recibió un toque en el hombro  y se giró; Takeshi la miraba atentamente, sin pestañear. ¿Cómo era posible que ese chico tuviera una mirada tan fría? Eso no la consolaba en lo absoluto.

― Toma  ― le dijo él, tendiéndole algo que tenía sujeto entre la palma de su mano. Ella extendió su mano y recibió lo que él le daba: se trataba de un trozo doblado de una hoja de papel. Disimulada y lentamente ella extendió el papel y miró lo que él había escrito:

"¿Qué te sucede ahora? Hace días te he notado distante... y sé por  tu  mirada que algo te pasa y tienes ganas de llorar. Incluso es como si tu aura... hubiera cambiado: Se está apagando tu esencia. Supongo que sabes que puedes confiar en mi... dime que te está pasando."

Yami dudó unos segundos. No sabía que tan prudente era confiar en Takeshi... pero quizá él pudiera ayudarle. Y escribió en el papel, un poco de lo que sucedía. Le escribió sobre que estaba enamorada desde hace un tiempo, de un chico que era bastante cercano a ella pero que a veces se comportaba bastante distante y frío con ella. Que estaba insegura de los sentimientos de él, pero que al menos estaba totalmente segura de los propios...

Takeshi leyó lentamente aquello. Sonrió torcidamente y escribió:

 "¿De quién se trata?".

Ella se negó a revelarle a través del papel, esa información, alegando que él lo conocía bastante bien. Takeshi no quedó satisfecho y solicitó... o más bien demandó hablar con ella de frente, en cuánto se acabara la clase.

Así que cuando finalmente finalizó aquella última clase, Takeshi ya estaba esperándola recargado en una de las columnas del patio. Yami caminó lentamente y se abrazó a si misma; en esas horas de clase había lloviznado un poco y la temperatura había bajado.

― Dime ― ordenó en cuanto ella estaba frente a él, sin inmutarse por el temblor en el cuerpo de la chica.

― ¿Para que quieres saberlo? ¿Por qué tanto interés?

― Me llamó  la atención la forma en la que lo describiste  y el como dices quererlo tanto. Quiero saber... de quién se trata. ― Apartó la vista al ir diciendo ésto... incluso a ella le pareció como si sonriera ¿Eso era un gesto de suficiencia? Yamile estuvo a punto de soltarse a reír ante aquello ¿No estaría pensando Takeshi que se refería de algún modo a él, o sí? Aquello era irónico. Así que antes de que él malinterpretara todo, le reveló el nombre del chico que le gustaba.

La reacción de Takeshi fue inmediata. Giró el rostro y la miro extrañado.

― ¿Es en serio?

― ¿Por qué no lo haría? Si, Akita me gusta mucho.

Takeshi no le quitaba los ojos de encima ― No te conviene; ya no vayas tras él ― sentenció ― No quiero verte con él.

― ¡¿Qué?! ― se alteró ella ― ¿Cómo puedes decirme eso de pronto?

― Escúchame Yamile. Yo lo conozco de un modo que tú no...

― ¡Seguro que yo también lo conozco de un modo que tú no! ― cada vez sentía como le subía el enojo. ¿Cómo Takeshi se atrevía a decirle eso?

― Yamile... él es extraño. Créeme que en verdad lo conozco bastante... ― suspiró ― No soy nadie para decirlo pero... él ha salido con muchas chicas, bastantes. 

― Eso ya lo sé; lo he supuesto. ¿Qué tiene eso que ver?

― Sabe como manipularlas, sabe jugar con los sentimientos de ellas... ― Yami tragó, tratando de deshacerse del nudo que se le había formado en la garganta ― No sé que ha pasado entre ustedes, pero lo que sea... quizá te haya engañado. Finalmente te botará...

― Yo estoy segura de lo que siento. No necesito que me des tu opinión respecto a esto. Ya he tomado mi decisión y sea lo que sea que pase, estoy dispuesta a aceptarlo de buen modo.

― Pero.... quizá hay algo que debo decirte... ― de pronto se vio interrumpido por alguien  que le sujeto los hombros por detrás. Akita se había acercado a ellos sin que se dieran cuenta.

― ¿Qué se traen ustedes dos? ― preguntó él, con una sonrisa en el rostro. Yami estuvo a punto de hablar, pero Takeshi la interrumpió.

― Sólo le contaba a mi hermana, algo sobre ti ― dijo con sorna ― Oye Yamile... sabías qué... ― pero como si Akita se diera cuenta de que quizá era algo peligroso, le soltó un golpe con la palma abierta a la nuca de Takeshi, quién sonriendo con malicia no se detuvo y se acercó al oído de la chica para intentar susurrarle.

Akita de nuevo cargó contra él. En un segundo, lo siguiente que Yami vio fue a Takeshi corriendo por la explanada del patio y a Akita detrás de él; ella comenzó a reír al ver aquello... Akita iba sonriendo, aunque se le veía preocupado realmente por lo que sea que Takehi iba a revelarle, de otro modo creía conocerlo lo suficiente para suponer que no correría tras él.

Y en un instante, la escena se transformó. Sólo bastó un segundo de descuido por parte de Akita y de Yamile, para que lo siguiente que ella viera fuera a él tumbado boca abajo en el suelo; al parecer había resbalado con la superficie mojada y cayó.

Ella estuvo tentada de correr a ayudarlo, pero en cambio, dejo que él se levantara solo. Pensó que así era mejor... además ¿Debía acercarse a él?

― ¿Qué ha pasado? ― preguntó Akane al mirar también la escena. Venía tomada de la mano de Yoshiki y ahora ambos reían por lo bajo.

― No es gracioso. No deberían burlare de él... ha sido un accidente ― trató de defenderlo.

― Oh vamos. Tú también puedes reirte ― le dijo su amiga con una sonrisita ― Lo que sientes por él, no indica que no debes reirte ― Yoshiki asintió sonriendo, y Yami sintió que su amiga estaba diciendo lo correcto.

Entonces, se vio interrumpida por una llamada a su celular. 

"¿Yami? ¿Sigues adentro de la escuela?" ― preguntó la voz de su madre al otro lado de la linea.

― Ajá. ¿Dónde estás tú?

"Estoy esperándote afuera, pero como no te veo...." ―  guardo silencio un segundo "Tu padre y yo, ya llegamos por ti. Será mejor que salgas; yo he salido del auto para esperarte, pero él sigue ahí... y no está muy contento que digamos" ― bufó "¿Tardaras mucho?"

― Nop. Ya estoy fuera de clases... de hecho estoy en el patio con mis amigos. Voy... voy para allá. ―Su madre hizo un ruido en señal de asentimiento y la chica colgó.

― Era mi madre ― le explicó a Akane ― Así que ya debo irme. Al parecer mi papá no está muy a gusto...

― Ou. Está bien pequeña tontita ― le respondió. ― Cuídate. ― Se acercó y la abrazó. Luego le susurró al oído ― Espero que todo mejore pronto en tu casa; y cualquier cosa, ya sabes que me tienes a mí ― Yami se alegró, pues su amiga la conocía ya bastante bien.

Luego recorrió el patió en dirección a la entrada, y antes de salir escuchó a Akita llamándola.

― ¿Ya te vas tan pronto? ― le preguntó él. Y sin esperar respuesta se agachó y le besó la mejilla ― Pues cuídate. Espero verte mañana.

Ella sonrió. Estaba contenta de que él le hablara ― También espero verte mañana ― le respondió. Y se dió media vuelta para marcharse. Akita le alegraba la existencia.

De pronto recordó que Takeshi iba a decirle algo ¿Dónde se había metido él? Bah, seguramente ya se había marchado. Así que salió y decidió preguntarle otro día por aquello.

― Ya, sube al auto ― le dijo su madre en cuanto salió. 

Ella obedeció de mala gana; comenzaban a desagradarle más los malos ratos que pasaba en su casa, que esos momentos incómodos o tristes en la escuela. 

Suspiró. Quizá todo mejoraría pronto. Y con Akita... quizá lo único que ya estaba esperando, era una señal que demostrara el interes en ella; así que estaría al pendiente.

Sonrió. Tal vez la cosas no fueran tan tristes después de todo... 

jueves, 16 de enero de 2014

Capítulo 40: "Entre la espada y la pared".

Yamile entró a su habitación y cerró la puerta tras de si; luego avanzó hasta la cama baja de la litera y se sentó.

Justo hace unos instantes, había tenido una platica muy intensa con su madre. Resulta que últimamente sus padres estaban teniendo demasiados problemas, y la mujer consideró que era apropiado contarle a su hija sobre esas cosas

― Cómo si no tuviera tantas cosas en la cabeza ahora  Soltó un largo suspiro, subió las piernas a la cama y se abrazó las rodillas. 

No le molestaba que su madre tuviera esa confianza con ella, y de hecho procuraba ser de ayuda en todo cuánto pudiese para ella; si implicaba tener que escucharla atentamente mientras manifestaba y desahogaba su malestar por los problemas con su esposo, ella estaría ahí pacientemente. El problema era que su madre siempre trataba de ponerla "entre la espada y la pared", y ella sentía la abrumadora presión que eso implicaba.

A veces, sentía malestar al saber que quizá sus padres se habían casado demasiado jóvenes y aquello no les había permitido conocerse demasiado; por ello sus muchos problemas. Lo peor es que inconscientemente ella sentía que era su culpa... al fin y al cabo, el que su madre hubiera acabado embarazada de ella, había provocado que estuvieran en esa posición finalmente. 

Se levantó con pesar de la cama; pensó que era mejor opción mantenerse ocupada y alejar todos esos pensamientos.

***


Yami avanzó por el pasillo. Esperaba entrar al salón y encontrarse con Akane para que eso le sirviera de distracción; o aún mejor, encontrar a Akita y que repentinamente todo el asunto entre ellos se solucionara.

Giró en el umbral de la puerta para entrar al salón, y de pronto lo vio. 

Akita estaba de nuevo en el salón. Estaba sentado al fondo del salón, platicando con Kenichi y Kenta. Se le veía contento, incluso sonreía. 

Yami sonrió al mirarlo de nuevo; estuvo tentada de ir hacia allá y abrazarlo. Quería que todo ese problema acabara de una buena vez... pero Akita ni siquiera había notado su presencia. Exhaló decepcionada.

De pronto, sintió que alguien la sujetaba del hombro y giró el rostro para ver de quien se trataba. Estuvo a punto de gritar enojada y golpearlo; era Janao quién ahora la miraba fijamente.

― ¿Qué pasa ahora? ― le dijo secamente; ante lo cual él hizo un gesto de molestia.

― No quiero que las cosas vayan así ahora entre nosotros. No quiero que te sientas ofendida ni que... nos llevemos mal. ― Pero no obtuvo respuesta de la chica, quién se limitó a arrojar sus cosas a un asiento vacío ―  Mejor... ¿Podríamos hablar frente a frente?

― Ya estamos hablando ¿Qué quieres ahora? ― dijo ella cortante. Luego de como habían resultado la cosas, Janao no iba a tener las cosas fáciles.

― Me refería a... un lugar menos lleno. Por favor. ― Esperó a que ella respondiera, pero ella parecía inmutable; de hecho estaba agobiada y abrumada por ello. Finalmente Janao cerró los ojos y cedió ― De acuerdo, ahora no será. Pero en verdad quisiera que habláramos; esto es importante para mi. Así que por favor, sí, te estoy suplicando a que accedas. Si gustas, n justo ahora porque quizá estás ocupada.... pero más tarde.

― Mmmh. ― Yami sopesó aquello. Sería interesante ver que tenía que decirle, por lo que dio una seca cabezada de asentimiento. Él resopló y se retiró a su asiento ¿Y ahora qué diablos quería Janao?

De pronto volvió a mirar en dirección a dónde estaba Akita y ya no lo vio ahí, así que instintivamente giró el rostro hacía la puerta y coincidió que él estaba saliendo, al mismo tiempo que aquella chica de cabello negro lo esperaba afuera.

Yamile bufó con descontento y se sentó de mala gana en el asiento.

― ¿Qué tienes? ― preguntó la voz de Kenta, detrás de ella. 

La aludida giró y miró a su amigo sin decir nada. No se sentía bien para conversar con él.

― Vamos Yami-chan, te conozco lo suficiente ya, confía en mi ― insistió ― Acabas de quejarte de algo y tienes un gesto en el rostro que indica que algo no va bien.

Ella lo miró. Quizá podía sacar algo bueno de esto... entre más información pudiera develar, quizá solucionaría lo más pronto posible las cosas.

― Sólo dilo. ¿Es sobre Akita no? ― tanteó el chico.

― ¿C-cómo sabes? ― tartamudeó nerviosa ¿Era tan obvio? Estaba tratando de no mostrar sus sentimientos hasta que fuera prudente... pero...

― En cierta parte porque relacioné que él se fuera con tu gruñido. Y adiviné sin querer ― sonrió inocentemente.

Ah. Yami suspiró internamente; agradecía que a veces Kenta fuera tan despistado. Pero sonrió antes de hablar ― Así es. Verás, no sé si hayas notado cierta actitud por parte de él, pero...

― Como que se aleja de nosotros, está muy callado y extraño (al menos más de lo normal), y que incluso pareciera que esta enojado ¿No? ― la interrumpió  Claro que me he dado cuenta ¿Y eso qué tiene que ver?

― Pues que eso me preocupa. Quiero buscar una manera de ayudarlo. ¿Tú sabes algo de eso?

Kenta sopesó durante un rato su pregunta. Asintió y dijo ― Creo que esto tiene masomenos que ver, con algo que pasó hace poco ― guardo silencio un par de segundos, dejándola intrigada ― Ah, pero ¡No debes decir que yo te dije sobre esto! Aparentemente, nadie debía saberlo, pero por ser tú... ― le sonrió complaciente, y Yami por su parte le juró no hablar de ello, con lo que él continuó  Escuché que está pasando por muchos malos ratos, pero del único que pude enterarme más, fue sobre un par de chicas...

― ¿U-un par de chicas? ― preguntó ella con un nudo en la garganta. Quizá ese fuera el meollo de aquel asunto.

― Ajá. ― Aquel chico seguía sin darse cuenta que clase de emociones estaba provocando en Yamile al revelar aquello. ― No sé si ya te habrás dado cuenta, y no tengo idea de lo que haga, pero al parecer continuamente es el centro de atención de alguna chica.

Yami sonrió con ironía al escuchar aquello. Sí tan solo Kenta supiera... ― Sigo sin comprender. ― Estaba ansiosa por llegar al final de aquello.

― Pueeeees... recuerdo que era algo como que, a pesar de eso, a él le gustaban dos chicas. 

Yamile se inclinó inconscientemente hacía adelante en el asiento. Cualquiera habría notado su ansiedad a leguas, pero Kenta no. 

"¿Será que era yo seré una de esas dos?... un momento ¡¿Dos?!" 

― Una de esas chicas la conoce de aquí, en la escuela; y a la otra, la conoció por otros lados. Al parecer, cada una de esas tipas le estuvo dando a entender que él les gustaba también "¿Así que se ha dado cuenta?"  Cómo quería que su amigo le dijera todo más aprisa ― Pero una de ellas, ya fue más obvia y fue una declaración directa. O eso yo entendí...

"Yo no me he declarado ¡Diablos! ¿Me han ganado? ¿Por eso me evita?"

― Fue la chica que conoce de fuera; que aunque le gusta suficiente, aún así él no le dio una respuesta clara porque espera poder averiguar sobre los sentimientos de la otra chica, en la que al parecer él está más interesado. Y aquí está el problema real: Akita no sabe que siente en verdad esa chica o si él ha malinterpretado las cosas. Pensó en declararse él, pero al no saber bien que piensa ella no lo hará por temor a arruinar lo que ha logrado con ella hasta ahora... además porque dice que es de sus mejores amigas, quizá mejor la deje ir.

¡No! 

― Yo opino que eso está bien. Digo, si yo fuera él y una ya demostró de forma real lo que quiere, mientras que con la otra sólo son suposiciones, pues me iba con la primera. Tengo novia y conservo a mi amiga ¿Es lógico, no?

Yamile había permanecido callada hasta ahora, pero agachó la vista y dijo ― ¿Crees... crees que él haga eso?

― Yo lo haría. Además, con la chica de la escuela... pues lo más probable es que si él no ha pasado sus materias.... bah, optó que se quedará con la chica externa. La otra ya perdió su oportunidad.

Yami apretó uno de los puños con fuerza; sintió cómo sus uñas comenzaban a clavarse en la palma.

― Así que ya ves. Eso tiene... quizá tú como chica puedas darle algunos consejos para que se de cuenta de que chica está más interesada y se decida por una. ― Era mejor que Kenta cerrara la boca de una buena vez ― Así podrás ayudarlo, pero ya te dije, creo que le conviene aquella. Tú diselo, quizá a ti te ponga más atención por ser el lado femenino de ésto.

Yamile se puso en pie bruscamente y le sonrió a Kenta ― Gracias. Me has sido de mucha ayuda... creo que... creo que esto es bueno. ― Él le regresó la sonrisa de la forma más despistada que pudo. Sin saberlo, había dañado a la chica que le gustaba.

Salió del salón echa un bólido. Debía ir con Akita de una buena vez... quizá... quizá...

No importaba si Akita ya había recibido una declaración de la otra chica, porque ahora Yami iba a darle lo que ambos querían. Le diría cuanto lo quería... le confesaría que él en serio le gustaba, y le pediría la oportunidad de hacerlo sonreír y verlo feliz al ser su novia. Su novia.

Su corazón latía con fuerza dentro de ella. Estaba ansiosa. 

Y sin más, en su carrera chocó con una chica que iba por el pasillo en dirección contraria. Ambas cayeron y Yami vio fugazmente un color rosa brillante y una melena despeinada.

― ¿Estás bien? ― preguntó la voz conocida ― ¿A dónde ibas con tanta prisa, tontita?

― A... a buscar a Akita ― dijo mientras se sobaba la pierna en donde se había golpeado al caer.

― Ah. Recién lo he visto, estaba en el patio con un par de chicos... reconocí a tu amigo ese, el que habla gracioso por la perforación lingual, Yoshiro. Y también estaba la chica de cabello largo ― le contó Akane ― ¡Ah, por cierto! Yoshiki me ha dicho que conoce a la chica; ya se como se llama... es un nombre más bien... feo: Hina.

Y entonces, toda esa energía que Yamile había reunido; esa determinación por el enojo del malentendido y los celos... todo eso se vino abajo. 

Había olvidado por completo a... ¿Cómo dijo Akane?: Hina.

Últimamente ella estaba tan cerca de Akita, que bien podría ser ella de quién Akita estuviera interesado; es más, de hecho pasaba más tiempo con ella, por lo que no había motivo para que fuera Yami quién le gustara a él.

Sonrió con melancolía. 

Ahí estaba, de nuevo llenándose de ilusiones vanas y sin sentido. Había creído que lo que le dijo Kenta tenía que ver con ella... ¡Qué egoísta que había sido! Claro que el mundo no giraba en torno a ella, y no esperaba que la vida de Akita estuviera ligada a la de ella tampoco. 

De hecho, ahora que lo pensaba, aquello le alegraba. Sí Akita se sentía cómodo con Hina o con cualquier otra chica, ella lo dejaría ser y eso sería lo mejor. Sin importar lo que ella sintiera por él, lo único que quería era verlo feliz y sonriendo... y si eso implicaba saber que ella no era para él, lo aceptaría tan bien como pudiera.

― ¿No ibas a buscarlo? ― preguntó su amiga al verla repentinamente tan callada.

― Oh. Ya he olvidado lo que iba a decirle... en realidad, tenía que ver con Kenta ― dijo casi mintiendo ― Pero ya no importa.

― ¿Estás segura? ― le escrutó el rostro con curiosidad. Si Yami no hacía algo, seguro que ella acabaría molestándola o regañándola al darse cuenta... 

― Ah. Kenta quería hablar contigo, será mejor que vayas; ya sabes cuán gruñón se pone. ― volvió a casi mentir ― Yo voy a.... al sanitario.

Akane la miró, y sin más alzó los hombros y la dejo marchar.

Así que Yamile caminó hasta el patio y se sentó en el suelo, de espaldas a una pared. Sonrió tristemente.

― ¿Qué carajos tienes? ― le dijo groseramente una voz grave, a la vez que Takeshi se sentaba en el suelo junto a ella ― Y no me vengas con tus idioteces de que no es nada porque...

― No te interesa. Cállate.

― ¿Qué me dijiste? ― preguntó él sorprendido ― ¿Cómo me hablas así de repente?

Ella lo miró. Por algún motivo, desde que ella había retirado la atención en él, Takeshi había comenzado a hablarle de ese modo, con malas palabras y tratos bruscos. Así que ella lo trataba igual si él hacia lo mismo.

― Ya me oiste ¿No? No quiero hablar de ello justo ahora.

Él se puso en pie y desde arriba la miro ¿Eso era un gesto dolido? Daba igual ― Yo sólo me preocupo por ti de verdad, y me sales con esto. ¡Haz lo que se te dé la fregada gana! ― y se fue molesto.

No le importaba. Su mente y sentimientos estaban muy ocupados como para detenerse a pensar en él de nuevo.

Entonces lo vio a la distancia. Akita caminaba riendo con Hina. 

Se sintió extrañamente contenta y celosa; no se trataba de verlo con una chica, si no de verlo con Hina, quien siempre andaba tratándola mal. También se percato de que sin importar lo que pasara... no podía rendirse tan fácilmente con él. No así... no debía. Estaba indecisa... atrapada en sus elecciones.

De pronto una sombra alta la cubrió y vio un par de pies a un lado de ella.

― ¿No te dije que no me molestaras, Takeshi? ― dijo sin mirarlo.

― No soy Takeshi. Por favor, te pedí que hablaramos ― Sí que estaba solicitada ahora... 

"Ya saben, compadescance de la chica que está tumbada en el suelo con cara de perrito adolorido ¿No?"

― Ya te había dicho que no. No tengo ganas de hablar ahora contigo ― miró de reojo a Akita, siendo sujeto posesivamente del brazo por aquella chica.

― Por favor. ¿No entiendes que es en serio? ¿Podemos? ― Ahí estaba Yami indefensa ante todos. Sintiendose rídicula, estaba de espaldas a la pared, con el chico que había blandido la última espada para lastimarla de frente a ella... 

― De acuerdo, pero hoy no; no me siento bien. Prometo que mañana escucharé todo cuanto tengas que decirme ¿Ok? ― Volteo a verlo a los ojos y él le sonrió. Él se marchó sin decir nada más; la había comprendido...

Pero ella seguía ahi, atrapada. También emocionalmente, estaba siendo atacada por la visión que Hina le proporcionaba a propósito.

¿Cómo iba a salir de ésto?