viernes, 24 de enero de 2014

Capítulo 41: "En espera de una señal."

― Y entonces... ¿Qué sucede ahora? ― preguntó Yamile.

 Janao estaba de frente a ella, mirándola fijamente. 

Ya había pasado un día completo desde que ella accedió a escuchar lo que él tenía que decirle; por eso, luego de haber tratado de evitarlo un par de veces, finalmente él la había interceptado y ahora estaban escondidos en un pequeño pasillo oculto de la escuela. Era de noche y estaban detrás de una reja que aparentemente estaba prohibido cruzar y entre los árboles de aquel pequeño "jardín". 

― Perdona, es que... estoy nervioso ― tartamudeó él ― No sé como empezar esto... me siento patético. 

Ella esperó, tan paciente como podía. No sabía que quería su ex-novio, pero era cierto que estaba tratando de mantenerse calmada y no faltarle al respeto.

― Supongo que primero debo pedirte perdón. ― dijo con timidez él. Ella se quedó atónita ¿Había escuchado bien? ― Primero tengo que suplicar para que me perdones; te pido una verdadera disculpa por lo que pasó. ― Suspiró ― Todo fue un error. Sé que te dije que todo había sido una apuesta, y lo fue, pero... por otro lado sí acepté eso, fue porque me gustabas. ― Yamile estaba sorprendida, escuchando sin interrumpirle. ― Lo cierto es que estos días he tratado de tomarme ésto con calma... sé que me has visto; perdóname por haberme reído incluso frente... a ti. Espero comprendas que lo hice para complacer a esos tipos, aunque sé que fue idiota. Pero ahora... ― se pasó la lengua por los labios; estaba nervioso ― ... no me burlé a propósito, de hecho me sentí mal al hacerlo, y me doy cuenta de que me gustas más de lo que creí. Mientras fuiste mi novia y al verte siempre... me gustas cada vez más.

― ¿Eso que significa? ― preguntó ella finalmente. Estaba alterada.

― Que... quisiera que de ser posible me dieras una segunda oportunidad.

― No. ― Dijo de inmediato ella ― Escúchame. Cuando me dijiste lo de la apuesta.... si, me dolió ¿Qué esperabas que sintiera? Con una chica no se juega... fue como si una barrera se alzara y ya no puedo dejarte atrave...

― ¡Piénsalo! ― la interrumpió ― Ya sé que te lastime, y en verdad lo lamento, fui un estúpido. Pero en verdad te quiero... mírame a los ojos, puedes darte cuenta. Por eso no me respondas ahora; sólo piénsalo y dime después. ¿De acuerdo?

Yami estuvo a punto de volver a abrir la boca, pero él dio un paso al frente y le puso un dedo sobre los labios. 

― Por favor ― suplicó el mientras se agachaba para mirarla a los ojos; ella no apartó la vista de esos oscuros ojos marrones, incluso aprovechó para recorrer con la mirada aquel rostro ancho de blanca piel. ― Créeme que no me hace sentir orgulloso lo que he hecho; pero esto va en serio ― dio otro paso al frente y ésta vez la rodeo con sus brazos y le planto un beso en la frente. ― De verdad te quiero Yamile, me gustas mucho... por eso esperaré un poco más. Y si finalmente decides que es imposible... ― se agachó, le besó la mejilla y se separó para mirarla de nuevo a los ojos. Sonrió. ― Piénsalo. ― Dio media vuelta y salió por dónde habían entrado. Ella se quedó ahí paralizada, viéndolo caminar. ¿Por qué repentinamente Janao hacía esto?

Ella suspiró y también salió de aquel lugar. Avanzó hasta el edificio de aulas y fue por el pasillo hasta el salón, en dónde Akane la esperaba ya.

Su amiga sonrió emocionada en cuánto la vio en la puerta del aula y de inmediato se puso en pie; corrió hasta dónde estaba Yamile, la sujetó del brazo y la "arrastró" hacia afuera del salón y al fondo del pasillo.

― ¡¿Qué te ha dicho Janao?! ― preguntó extasiada y ansiosa.

― Calmate ― le dijo Yamile ― No quiero que nos escuchen.

― Pero entonces, ya cuéntame.

Yami suspiró y le dijo sobre lo que Janao quería, sobre el fingir quererla de nuevo y querer regresar con ella ― ... así que opino que puede agarrar sus sentimientos y guardárselos en el... que yo no le voy a creer de nuevo. ― Terminó de decir ella, resuelta con aquello.

De pronto, escucharon a la voz grave de Janao, precisamente en el pasillo. Al parecer estaba alterado:

― ¡Ya te dije que me vale m****a lo que tú creas! ― gritó, mientras aún estaba de pie en la puerta. Yami se encogió un poco ante aquellas palabras ¿La habría oído? ― ¡Yo ya tome mi decisión! ¡Estoy totalmente seguro de lo que siento, y esas pen******s que dices no me harán cambiarlo! ― Salió del salón y comenzó a caminar con un andar furioso. Detrás de él salió uno de sus amigos y lo tomó del brazo...

― ¡No seas imbécil! ― le dijo aquel tipo ― Haciendo esto sólo te haces quedar mal. 

― ¿Y? Sólo yo sé lo que siento ― se zafó del agarré ― Dependerá de esa elección...

Siguió caminando y esta vez no se detuvo. Su amigo en cuestión dio media vuelta para regresar al salón, y en cuanto vio a Yamile sonrió avergonzado y se apresuró a entrar.

― Pues al parecer ésto no es una mentira ¡Él va en serio! ― dijo Akane con emoción.

― ¿Lo crees? ― dudó por un segundo ― ¡No! Ya tuvo su oportunidad y me lastimó; ya sabes a quién le corresponde ésta nueva oportunidad.

― ¿Incluso aunque no te haga caso? ― le insinuó Akane.

Yami estuvo por soltarle también un comentario sagaz, pero se detuvo. Akane tenía razón... realmente no sabía si Akita le estaba poniendo atención o no. 

De pronto Yoshiki salió del salón y abrazó a su novia por detrás, sorprendiendo a ambas chicas. 

― ¿Me acompañas a dar una vuelta? ― le preguntó, ante lo cual Akane miró a Yami con un gesto que implicaba la pregunta de "¿Puedo dejarte sola un momento?". Yami asintió y vio como ambos se alejaban por el pasillo. Mientras, como aún  tenía media hora libre sin nada que hacer, se sentó en ese mismo sitio del pasillo.

Pensó en lo que su amiga acababa de decirle. Era cierto, Akita ya no estaba con ella y aunque quizá entre ellos nunca habían sido de esos amigos que permanecían juntos todo el tiempo, la cercanía que habían tenido durante las vacaciones, había sido importante para ella.

Suspiró y se abrazó las rodillas. No quería sentirse mal por esto...

Aun así, lo extrañaba. Quería mirarlo sonreír, quería mirar sus ojos, quería saber cuales eran sus sentimientos; quería incluso saber que se sentiría besarlo... 

Abrió los ojos desmesuradamente al percatarse de sus pensamientos y se sonrojó. Akita era sin duda el primer chico que le gustaba de ese modo... Pero ella al parecer, ni siquiera era suficiente para él. Akita tenía tantas chicas detrás de él, que no importaba no aclarar sus sentimientos... no importaba que estuviera indeciso entre 2 chicas, pues al parecer las dos se desvivirían por él. No importaba aclarar si al menos esa chica importante, era Yamile...

Se apretó las rodillas con más fuerza al sentir que las lágrimas comenzaban a correr desde sus ojos. No quería llorar por ésto, pero le dolía mucho. 

No sabía si algún día sería correspondida, o si acaso al menos era considerada... no sabía como demostrar sus emociones a aquel chico, y temía que al hacerlo sólo fuera motivo de burla por estar equivocada en sus especulaciones. No sabía en que parte de su corazón debía guardar unos sentimientos de tal magnitud.

― ¡Yami! ― escuchó que la llamaba la voz de su mejor amiga, desde la distancia en el pasillo ― Ya viene la profesora, será mejor que te levantes ― pero no obtuvo respuesta ― No te habrás dormido ¿O sí, tontita? ― se puso de pie frente al ovillo de chica que se negaba a alzar la vista y se agachó para quedar a su altura. ― ¿Qué sucede? ― insistió.

De pronto Akane escuchó un sorbo proveniente de la nariz de la pequeña aludida y la miró con preocupación ― ¿Estás llorando? ― metió la mano entre el enredo de brazos y piernas para sujetarla del mentón y obligarla a alzar el rostro. De inmediato sintió el rostro húmedo de la chica ― ¿Qué ha pasado? ― preguntó pacientemente.

Yamile alzó el rostro finalmente y la miró con los ojos abnegados en lágrimas ― T-tengo mie-do ― respondió con la voz quebrada ― Es-estan pasando tantas cosas aquí y allá, que... ― sollozó de nuevo y no pudo continuar.

Akane la abrazó como pudo y no dijo nada más. Suponía como debía sentirse: Su mejor amiga estaba soportando el no hablar sobre los problemas que ella suponía debía tener en su casa; además aguantaba tanto como podía el permanecer con sus sentimientos ocultos... pero seguramente debía querer mucho a Akita y la tristeza y preocupación sobre todas esas cosas se le estaban viniendo encima... Sí tan solo Akita la animara  ¿Por qué él seguía haciendo tantas idioteces, en vez de ver a la chica que incluso lloraba por él?

― Tranquila pequeña ― dijo la chica de cabello teñido ― De algún modo todo va mejorar... sólo se paciente ― trató de consolarla. Le alzó el rostro y le secó las lagrimas con la punta de los dedos ― Siempre me dijiste que debía sonreír; ahora te toca hacerlo a ti. Ahora mismo preocúpate por lo que tienes frente a ti... el resto ya vendrá de a poco.

Yami asintió, sorbió por la nariz; se puso en pie y sonrió pesadamente― Está bien vayamos a clases ― Aún se le notaba la fragilidad en el rostro.

Entraron a la clase. La profesora decidió ponerlos a trabajar en equipo y de inmediato Kenta, Kenichi y Takeshi decidieron integrarse con ellas. Comenzaron a  trabajar los cinco juntos, pero al cabo  de unos minutos Akita ingresó al salón y también se acercó a ellos.

Por un momento las defensas de Yami volvieron a venirse abajo. Mirarlo de ese modo, sin  saber discernir cómo se sentía él, hizo que sus ojos comenzaran a humedecerse de nuevo... ¡Dios! ¡Era una chillona! Así que trató de evitar que el resto la mirara a los ojos. Aún así, pronto recibió un toque en el hombro  y se giró; Takeshi la miraba atentamente, sin pestañear. ¿Cómo era posible que ese chico tuviera una mirada tan fría? Eso no la consolaba en lo absoluto.

― Toma  ― le dijo él, tendiéndole algo que tenía sujeto entre la palma de su mano. Ella extendió su mano y recibió lo que él le daba: se trataba de un trozo doblado de una hoja de papel. Disimulada y lentamente ella extendió el papel y miró lo que él había escrito:

"¿Qué te sucede ahora? Hace días te he notado distante... y sé por  tu  mirada que algo te pasa y tienes ganas de llorar. Incluso es como si tu aura... hubiera cambiado: Se está apagando tu esencia. Supongo que sabes que puedes confiar en mi... dime que te está pasando."

Yami dudó unos segundos. No sabía que tan prudente era confiar en Takeshi... pero quizá él pudiera ayudarle. Y escribió en el papel, un poco de lo que sucedía. Le escribió sobre que estaba enamorada desde hace un tiempo, de un chico que era bastante cercano a ella pero que a veces se comportaba bastante distante y frío con ella. Que estaba insegura de los sentimientos de él, pero que al menos estaba totalmente segura de los propios...

Takeshi leyó lentamente aquello. Sonrió torcidamente y escribió:

 "¿De quién se trata?".

Ella se negó a revelarle a través del papel, esa información, alegando que él lo conocía bastante bien. Takeshi no quedó satisfecho y solicitó... o más bien demandó hablar con ella de frente, en cuánto se acabara la clase.

Así que cuando finalmente finalizó aquella última clase, Takeshi ya estaba esperándola recargado en una de las columnas del patio. Yami caminó lentamente y se abrazó a si misma; en esas horas de clase había lloviznado un poco y la temperatura había bajado.

― Dime ― ordenó en cuanto ella estaba frente a él, sin inmutarse por el temblor en el cuerpo de la chica.

― ¿Para que quieres saberlo? ¿Por qué tanto interés?

― Me llamó  la atención la forma en la que lo describiste  y el como dices quererlo tanto. Quiero saber... de quién se trata. ― Apartó la vista al ir diciendo ésto... incluso a ella le pareció como si sonriera ¿Eso era un gesto de suficiencia? Yamile estuvo a punto de soltarse a reír ante aquello ¿No estaría pensando Takeshi que se refería de algún modo a él, o sí? Aquello era irónico. Así que antes de que él malinterpretara todo, le reveló el nombre del chico que le gustaba.

La reacción de Takeshi fue inmediata. Giró el rostro y la miro extrañado.

― ¿Es en serio?

― ¿Por qué no lo haría? Si, Akita me gusta mucho.

Takeshi no le quitaba los ojos de encima ― No te conviene; ya no vayas tras él ― sentenció ― No quiero verte con él.

― ¡¿Qué?! ― se alteró ella ― ¿Cómo puedes decirme eso de pronto?

― Escúchame Yamile. Yo lo conozco de un modo que tú no...

― ¡Seguro que yo también lo conozco de un modo que tú no! ― cada vez sentía como le subía el enojo. ¿Cómo Takeshi se atrevía a decirle eso?

― Yamile... él es extraño. Créeme que en verdad lo conozco bastante... ― suspiró ― No soy nadie para decirlo pero... él ha salido con muchas chicas, bastantes. 

― Eso ya lo sé; lo he supuesto. ¿Qué tiene eso que ver?

― Sabe como manipularlas, sabe jugar con los sentimientos de ellas... ― Yami tragó, tratando de deshacerse del nudo que se le había formado en la garganta ― No sé que ha pasado entre ustedes, pero lo que sea... quizá te haya engañado. Finalmente te botará...

― Yo estoy segura de lo que siento. No necesito que me des tu opinión respecto a esto. Ya he tomado mi decisión y sea lo que sea que pase, estoy dispuesta a aceptarlo de buen modo.

― Pero.... quizá hay algo que debo decirte... ― de pronto se vio interrumpido por alguien  que le sujeto los hombros por detrás. Akita se había acercado a ellos sin que se dieran cuenta.

― ¿Qué se traen ustedes dos? ― preguntó él, con una sonrisa en el rostro. Yami estuvo a punto de hablar, pero Takeshi la interrumpió.

― Sólo le contaba a mi hermana, algo sobre ti ― dijo con sorna ― Oye Yamile... sabías qué... ― pero como si Akita se diera cuenta de que quizá era algo peligroso, le soltó un golpe con la palma abierta a la nuca de Takeshi, quién sonriendo con malicia no se detuvo y se acercó al oído de la chica para intentar susurrarle.

Akita de nuevo cargó contra él. En un segundo, lo siguiente que Yami vio fue a Takeshi corriendo por la explanada del patio y a Akita detrás de él; ella comenzó a reír al ver aquello... Akita iba sonriendo, aunque se le veía preocupado realmente por lo que sea que Takehi iba a revelarle, de otro modo creía conocerlo lo suficiente para suponer que no correría tras él.

Y en un instante, la escena se transformó. Sólo bastó un segundo de descuido por parte de Akita y de Yamile, para que lo siguiente que ella viera fuera a él tumbado boca abajo en el suelo; al parecer había resbalado con la superficie mojada y cayó.

Ella estuvo tentada de correr a ayudarlo, pero en cambio, dejo que él se levantara solo. Pensó que así era mejor... además ¿Debía acercarse a él?

― ¿Qué ha pasado? ― preguntó Akane al mirar también la escena. Venía tomada de la mano de Yoshiki y ahora ambos reían por lo bajo.

― No es gracioso. No deberían burlare de él... ha sido un accidente ― trató de defenderlo.

― Oh vamos. Tú también puedes reirte ― le dijo su amiga con una sonrisita ― Lo que sientes por él, no indica que no debes reirte ― Yoshiki asintió sonriendo, y Yami sintió que su amiga estaba diciendo lo correcto.

Entonces, se vio interrumpida por una llamada a su celular. 

"¿Yami? ¿Sigues adentro de la escuela?" ― preguntó la voz de su madre al otro lado de la linea.

― Ajá. ¿Dónde estás tú?

"Estoy esperándote afuera, pero como no te veo...." ―  guardo silencio un segundo "Tu padre y yo, ya llegamos por ti. Será mejor que salgas; yo he salido del auto para esperarte, pero él sigue ahí... y no está muy contento que digamos" ― bufó "¿Tardaras mucho?"

― Nop. Ya estoy fuera de clases... de hecho estoy en el patio con mis amigos. Voy... voy para allá. ―Su madre hizo un ruido en señal de asentimiento y la chica colgó.

― Era mi madre ― le explicó a Akane ― Así que ya debo irme. Al parecer mi papá no está muy a gusto...

― Ou. Está bien pequeña tontita ― le respondió. ― Cuídate. ― Se acercó y la abrazó. Luego le susurró al oído ― Espero que todo mejore pronto en tu casa; y cualquier cosa, ya sabes que me tienes a mí ― Yami se alegró, pues su amiga la conocía ya bastante bien.

Luego recorrió el patió en dirección a la entrada, y antes de salir escuchó a Akita llamándola.

― ¿Ya te vas tan pronto? ― le preguntó él. Y sin esperar respuesta se agachó y le besó la mejilla ― Pues cuídate. Espero verte mañana.

Ella sonrió. Estaba contenta de que él le hablara ― También espero verte mañana ― le respondió. Y se dió media vuelta para marcharse. Akita le alegraba la existencia.

De pronto recordó que Takeshi iba a decirle algo ¿Dónde se había metido él? Bah, seguramente ya se había marchado. Así que salió y decidió preguntarle otro día por aquello.

― Ya, sube al auto ― le dijo su madre en cuanto salió. 

Ella obedeció de mala gana; comenzaban a desagradarle más los malos ratos que pasaba en su casa, que esos momentos incómodos o tristes en la escuela. 

Suspiró. Quizá todo mejoraría pronto. Y con Akita... quizá lo único que ya estaba esperando, era una señal que demostrara el interes en ella; así que estaría al pendiente.

Sonrió. Tal vez la cosas no fueran tan tristes después de todo... 

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