sábado, 14 de diciembre de 2013

Capitulo 33: "Esto no es amor."

― Ya deberías ir a dormir. ― dijo por decima vez la madre de Yamile.

― No aún no. Mañana quedé de ir disfrazada y quiero que el disfraz esté bien… sólo déjame terminar. ― Contestó ella sonriente y con un dejo de emoción en la voz.

― Pues si no duermes, ni siquiera te levantarás y no iras…

― Ya, ya… vale pues: Me iré a dormir. ― Dijo ella soltando los holanes de aquel pequeño vestidito negro que era su disfraz. ― Hasta mañana mamá; y gracias por ayudarme con esto.

― Ya, ve a dormir. ― Y diciendo esto, se dio media vuelta y salió de la habitación de su hija, cerrando tras de sí la puerta.

Ella se cambio rápidamente la ropa y se colocó un camisón. Luego, subió a la cama superior de la litera, abrió las cobijas y se tumbó dentro mientras se cubría. Entonces, sonrió.

Se sentía alegre y entusiasmada, ya que al día siguiente volvería a ver a sus mejores amigas luego de llevar ya más de un mes sin verlas.

Hace un par de días Kaiya le había hablado por teléfono, comunicándole que se había encontrado con Arween y que ambas habían decidido que ya era momento de poder verse un rato. Y le dijo, que esperaba verla para ir a la convención de anime y disfraces; fue obvio que Yami aceptó... realmente las extrañaba y había mucho por contar.

Suspiró, ansiosa porque amaneciera y se quedó dormida.

***
Su padre estacionó el auto y de inmediato ella miró en todas direcciones. Ya había llegado al sitio dónde ellas habían dicho que se verían; ahora sólo restaba esperarlas.

― ¿Estás segura de qué vendrán? ― Le preguntó su padre entre bostezos. ― Yo tengo sueño y me obligaron a traerte.

― Déjala... ― le dijo la madre de ella.

Pero Yami no contestó y se limitó a mirar por la ventana, expectante por verlas. Y pronto sucedió. A lo lejos vio la silueta de dos chicas ataviadas en sendos vestidos blancos, como parte del disfraz que ellas llevaban y que al parecer, se habían organizado para ir coordinadas.

Ella bajó del auto y corrió a abrazarlas. Todas estaban felices y entusiasmadas por el reencuentro.

Yami dió vuelta, regresó al coche de su padre y se despidió; él arrancó el coche con una mueca y se fue. Siempre tenía un humor extraño.

Luego, todas avanzaron hasta el sitio donde tomarían el camión para llegar al sitio de la convención. Y durante todo el camino, fue evidente que Yami llamaba mucho la atención.

― ¿De que va su disfraz? ― Les preguntó ella.

― Se supone, que somos algo así como diosas griegas ¿Lo notas?

― Supooongo. ― les dijo ella riéndo.

― Ja. Y ¿De qué o quién se supone que es tu disfraz? ― le preguntó Kaiya, mientras observaba atenta el vestido negro, las medias, su peinado en coletas y los accesorios góticos.

― ¡Oh! Esto... es mi adaptación de un personaje que pertenece a una serie que recién he visto en las vacaciones: Akita me la recomendó y me pareció buena. Sé que te gustaría... aunque es algo violenta.

― Debo verla. ― le dijo su amiga. ― Me da curiosidad saber, de algo que al parecer te ha gustado mucho. ― Sonreía con picardía. ― Así que cuéntame de ese tal Akita también.

― ¿Eh? ¿A qué te refieres?

― Oh vamos. Se nota en la cara y por ese brillo, que ese chico te gusta... y mucho. ― terció Arween.

― Ah, ustedes...

― Te conocemos bien. Cuéntanos. ― Kaiya sonreía al decirle aquello, y Yami estaba contenta. Lo sabía: que no había nadie que la conociera tan bien como ella lo hacía.

― Supongo que debo decir que Akita ya era un tipo que desde el principio me atraía... me llamaba la atención que fuese tan enigmático. Y ya les había dicho sobre él, sobre sus ojos ¿Lo recuerdan? ― sus amigas asintieron ― Ajá, se trata de él. ― Suspiró y sonrió. ― Desde que salimos de vacaciones, entre nosotros se ha entablado una amistad a través del chat: hablamos todos los días.

Sus amigas sonreían; se notaba que disfrutaban de aquello.

― Supongo que eso en parte tiene culpa a que Janao se hartara de mi, o a que eso no me doliera tanto como uno esperaba...

― ¡Es cierto! Tú estabas saliendo con ese tal Janao. ― le dijo Kaiya sorprendida.

― ¿Qué pasa con él? ― Se veía a leguas que Arween estaba curiosa.

Yami les contó todo lo que paso: el distanciamiento que hubo con Janao y la cercanía de Akita, el como había terminado enterándose de la apuesta de Janao, la compañía y confianza que recibió de Akita. Y que repentinamente se había dado cuenta de los sentimientos hacía Akita; pero que tenía miedo de no ser ella esa chica especial para él. Lo único omitido, fue aquel sueño extraño y la desesperación que sintió el día que lo tuvo...

Y sus amigas -al igual que hizó Sayu- comenzaron a despotricar en contra de Janao, durante todo el camino.

Luego, incluso Kaiya les contó sobre aquel novio que ella había tenido; porque aquel chico la había humillado, cambiado y se había burlado de ella.

― Lo que hace peor esto, es que... ― Suspiró con frustración ― Iba a ser tan estúpida como para... tener relaciones con él.

― ¿¡Eh?!

― Sí; días antes de que esto pasara, él y yo estuvimos a punto de eso. Me hace sentir aún más frustrada de que estaba casi segura de que hacía lo correcto... aún así, algo me daba mala espina. Y me detuve porque sentí que aún no era el momento. Quizá el imbécil por eso me dejo, y me alegro por ello.

Yami suspiró. Aunque no podía entender a Kaiya, porque jamás había pensado sexualmente en alguién o siguiera intentado algo, estaba molesta por ello: por el golpe bajo que debía suponerse la frustración de saber que solo había sido fingir quererla por sexo.

Kaiya debía sentirse pisoteada. Lo que ese chico sintió por ella, no era para nada algo acercado al amor.

Eso era algo de lo que ella quería estar segura: De que no se precipitaría y esperaría al menos a ser mayor de edad para comenzar a pensar en el sexo; y finalmente, cuándo llegara la oportunidad debía ser con alguien a quién realmente quisiera.... alguien que quizá no se quedara, pero que la quisiera lo suficiente para respetarla.

***

Finalmente, cuándo llegaron al lugar, entraron y comenzaron con las compras, las fotografías tomadas y que les tomaron.... y en medio de todo aquello, decidieron hacer una apuesta sobre un reto. Besarían al menos a un chico que les llamara la atención. No se limitarían ese día e incluso se desquitarían por los recientes fracasos con sus novios. No se trataba de amor... sólo sería una distracción.

Repentinamente, Yami recibió una llamada. Se trataba de Kenta, quién decía estar en esa misma convención y que le marcaba porque estaba seguro de que ella estaría ahí; por lo que quería verla.

Al escuchar aquello, Yami sonrió... ahí estaba de nuevo Kenta, tratando de hacer las cosas para agradarle a ella, cosa que no lograba al hacer aqullo; y no porque le desagradara el detalle, si no porque no le gustaban los chicos con tal sumisión.... y ella no sabía como explicarle aquello.

Sus amigas accedieron a encontrarse con él. Y una vez que Kenta vio a Yamile, trató por todos los medios de complacerla; le ofreció comida, ropa, objetos y demás tonterías...incluso trataba de agradarle a sus amigas. Habría que hacerle entender que ella no estaba interesada más que en su amistad.

Y así llegó el momento de cumplir aquel reto. Ella iba caminando, cuándo a lo lejos vió un chico alto, de piel pálida y cabello negro y lacio; incluso llevaba un disfraz llamativo. Vistiendose como uno de los personajes de una famosa serie de aprendices ninja, y con el torso totalmente descubierto.

― ¿Ey, disculpa?.... ― Se acercó y llamó la atención de él. ― ¿Podría tomarme una foto contigo?

El chico la miro unos segundos y sonrió. ― Por supuesto, guapa.

Yami sonrió, se colocó a un lado del chico y sus amigas los fotografiaron. Mientras Kenta tenía una obvia expresión de enfado en su rostro... pero tenía que hacerle entender.

― Me gusta tu disfraz. ― Le dijo aquel chico. ― No a cualquiera le queda llevar un vestido tan corto.

Ahí estaba, otro chico fijadose solamente en su físico... aún así, ella se sonrojó. ― Digo lo mismo. Me gusta, porque tampoco a cualquiera le va bien ir mostrando el torso.

Ambos rieron.

― ¿Podría... podría tomarme una foto, dándote un beso? ― se envalentonó a decirle ella.

― ¡Ah! Claro, dónde quieras... soy todo tuyo. ― El chico abrió los brazos, dándole a entender que iba totalmente en serio. Ella podía hacer lo que quisiera... pero sólo se limitó a pararse de puntillas y besarle la comisura de los labios; eso sería suficiente para cubrir el reto y desanimar a Kenta.

― ¿No sería mejor, así? ― Aquel apuesto chico le sujeto la barbilla con delicadeza y movió su rostro, de tal forma que le dio un pronunciado beso.

Yami se quedó pasmada por la sorpresa, y porque por un instante, sintió que traicionaba algo y a alguien: Estaba traicionando sus sentimientos.

Aquel chico se separó y le sonrió. ― Ha sido una buena foto. ¿Te ha gustado?  ― No la dejo responder; ella seguía mirandolo embobada. ― Toma. ― Y le dio un pequeño papelito con un número de celular escrito. Le sonrió con picardía y se marchó.

Yami se giró a mirar a sus amigos.

Arween y Kaiya estaban fuera de si ― Mis respetos... eres sin duda la más atrevida.

― Naah. Kaiya me quita el puesto.

― No. En verdad eres muy coqueta; eso le quita puntos a Kaiya. ― le dijo Arween.

Pero Kenta, se veía irritado y celoso. Quizá bastara para darse cuenta de que ella no estaba interesada...

Aunque lo cierto es que, ella también estaba molesta. Estaba enfadada consigo misma, porque se sentía traicionada por si misma. Sentía que había traicionado incluso a Akita, aunque ellos no fueran nada todavía. Porque sentía, que no quería volver a besar a ningún otro chico... que no debía hacerlo.

Todo eso... la traición y lo que estaba sintiendo por él. ¿Qué significaba?

No había besado a ese chico por cariño o amor... pero ¿Y si se tratara de Akita?

Eso no era amor ¿O sí?

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