miércoles, 1 de febrero de 2012

Capitulo 15: "Un momento libre"

Yamile estaba en su salón, demasiado quieta para su entorno.

Su grupo estaba esperando a que el profesor llegara y una nueva clase empezara; y mientras, todos los demás "aprovechaban" el tiempo con sus amigos. Algunos conversaban demasiado alto a pesar de que su interlocutor estuviera justo frente a ellos, cómo si en vez, se encontraran en extremos opuestos del aula; había quiénes simplemente permanecían sentados solos, sin hacer nada o escuchando música; otros entraban y salían del salón, acompañados de personas ajenas a este; unos arrojaban cosas o molestaban a otro; incluso Kenta salió golpeado, pues alguien había arrojado una gran caja negra sobre él, provocando que unos rieran -Yami incluida, pues había sido sumamente gracioso- y luego se preocuparan. Pero lo más extraño eran esos tipos que se estaban divirtiendo con un condón que habían inflado cuál si fuese un globo y lo arrojaban unos a otros para intentar golpearlo y que este flotara en el aire sin caerse... mientras todo eso pasaba, Yami estaba sentada mirando a su alrededor - "¡Esto es genial!..." - pensó ella.

Aunque a cualquier otro le pudiese haber parecido que acababa de entrar a alguna habitación de un manicomio, a Yami le gustaba. Y es que había algo que le agradaba en esa manera tan sencilla que tenían todos de ver su entorno. Todos simplemente difrutaban del momento y de las cosas más sencillas o bizarras que hubiese ahí, sin preocuparse por nada más; no había un "qué-pensaran-los-demás-sí-hago-esto" ni un "podría-meterme-en-problemas"; sencillamente, se sabían divertir; algo que hasta entonces ella había disfrutado en contadas ocasiones en su anterior escuela, y eso, acompañada de sus hermanas: personas en las que confiaba y con las que no le daba vergüenza hacer cualquiera de esas tonterías.

Pero ahora, pese a que le gustaba observar cómo disfrutaban los demás, y le agradaba ver de que manera convivían unos con otros, ella no se atrevía a hacer nada más, solo quedarse sentada... era un poco tonto el estar preocupada por no meterse en líos y no molestar a nadie, pero constantemente escuchaba en su mente una frase que su madre le había dedicado cuándo aún era una chiquilla a la que le gustaba correr de un lado para otro, brincar y revolcarse en el suelo, y que pese a los años transcurridos, ella aún recordaba: "Eres una señorita, y debes comportarte cómo tal... sentada, quieta, hablando respetuosamente, con cortesía y empatía... ¡No cómo si fueses una cabra loca a la que le gusta revolcarse en su propia suciedad!". Y aunque su madre respetaba sus gustos musicales, su forma de pensar, vestir y ser -pues de cierta forma su madre vestía y era muy parecida a ella-, la había educado para que fuese alguien respetuosa y de buena impresión, y por lo tanto ella sabía ser de esa manera y actuaba así ante la gente mayor. Pero aún así, a Yami no le gustaba quedarse quieta... quería poder estar con los demás, divertirse cómo una pequeña -o en todo caso adolescente- y hacer lo que le gustaba; y aunque de cierta manera pensaba que podía hacerlo pues su madre no estaba ahí para poder causarle una mala impresión, también pensaba que sí se metía en problemas, podría hacer enfadar a su madre...

De pronto, mientras divagaba pensando en esto, una voz le dijo ― ¡Heeey, cuidado! ― y Yami sintió algo blando posarse sobre su cabeza; se trataba del preservativo inflado con el que hasta entonces habían estado arrojandolo uno a otro para divertirse. Este "globo" rebotó y fue a parar hasta el asiento de enfrente en dónde estaba sentada Akane, que al tenerlo cerca soltó un gritito y se apartó asqueada cómo si aquello se tratase de un leproso y no quisiera contagiarse ― Perdón, estábamos jugando y se nos fue... ― le dijo entonces la voz de Hiroki, que al mismo tiempo parecía apenado.

Yami se levantó de su asiento, sujeto el sustituto de globo y lo aventó hacía ellos con una risita ― No hay problema.

Hiroki siguió con la vista el curso del objeto inflado y lo tomo. Luego regresó de nuevo los ojos hacía el rostro de Yami ― ¿No te da asco tocarlo?... digo, no tiene nada... está limpio... pero... ― se detuvo a media frase, dejando las palabras al aire; era evidente que al mirarla fijamente se sentía extrañado y tenía con la curiosidad reflejada en sus rasgos.

― No. Bueno, no veo porque habría de darme asco o algo así... es algo... normal... ― contestó Yami, sin comprender porque el comentario de Hiroki.

― ¡Genial!.. es que... bueno a todas las chicas les da asco tocar un condón... no sé que es lo que piensen... es por eso que lo decía...

― Quizá así sea, pero quizá yo no soy cómo todas las demás chicas... ― dijó Yami y se dio la vuelta para regresar a su asiento. Entonces, al sentarse vio que Akane la miraba con un gesto curioso y le preguntó ― ¿Qué pasa?

― Iuuug... ¿No te da cosita tocar un condón? ― respondió en un susurro su amiga, mirándola extrañada, y Yami se percato que la mirada de Kaede unos asientos más atrás, hacía coro con la mirada de Akane.

― Nop... al igual que yo, tú viste cuando ellos lo sacaron nuevo del paquete y lo inflaron... no está usado ni tiene nada, no veo porque no habría de tocarlo... ― respondió igualmente Yami en voz baja, sin saber porque hablaban en ese tono.

― Porque.. es un condón... ― dijo Akane comenzando a sonrojarse, y entonces comprendió hacía dónde quería llegar su amiga...

― Oh... tampoco siento ninguna clase de pena o vergüenza; es algo normal... digo... es un preservativo y no debería darte escalofríos tenerlo entre las manos; ya que, bueno, algún día tendremos que vernos con ese dílema ¿no?... al menos pienso que yo sí...  ― dijo con una sonrisa irónica por el comportamiento de su amiga.

Akane comenzó a sonrojarse aún más, y al mismo tiempo comenzó a sonreír ― ¿En serio? es un buen punto.... supongo...

― Es en serio, no me da asco. Es algo normal. Algún día tendrás que tener uno... ya sea por curiosidad, precaución, por accidente, para usarlo o cómo quieras verlo. Y la verdad, no sólo lo tendrás en las manos... puede que hasta lo tengas en otros lugares... ― en este punto Yami comenzó a sentirse sonrojada, pese a que sus palabras salían con naturalidad.

De pronto, Akane comenzó a reírse a carcajadas, y entre risas, pudo decir ― sip... definitivamente tienes razón; no debería darnos asco, pero eso no le quita que al tocarlo te deje una sensación rara en las manos... ― Yami no comprendía exactamente porque se reía Akane, y pensó que de cierta forma, podía reírse por nerviosismo. Kaede que las había estado escuchando, se acercó y dijo ― En ese punto, coincido con Yamile... y un poco con Akane... no es nada malo, pero si raro...

Yami alzó la vista para mirarla y le sonrió. Kaede era una chica alta, de piel más oscura que Akane y más aún que la de Yami. Tenía el cabello largo, liso y negro, su rostro redondeado,  y unos pequeños ojos oscuros. Le había comenzado a hablar desde la primer semana, pero solo porque algunos proyectos lo ameritaban. Aunque recientemente había comenzado a hablar con ella de temas externos a la escuela; y se dio cuenta que tenían ciertas cosas en común. Le gustaba el mismo tipo de música rock, japonesa, y el Anime. Era una chica agradable, y empatica.

― Algún día, todos deberíamos pensar en los preservativos de un modo diferente... ― dijo Kaede ― y más aún si llegan a tener un novio... ― De pronto, las tres comenzaron a reír y a darle vueltas al asunto, hasta que terminaron charlando acerca de los chicos que les gustaban, y si tenían o no algún novio...

De pronto, Takeshi que había estado en quien-sabe-dónde, apareció en el salón y avanzó hasta su lugar detrás de Yami, quien lo siguió con la vista. ― A Yami-chan sí le gusta alguien aunque le de pena decirlo... ― dijo en un tonito cantado Akane, provocando que el rostro de Yami, cambiara súbitamente a un color rojizo...

― ¡¿En serio?!... ¿Y por qué no dice quién es? ¿Lo conozco? ― preguntó Kaede, con la emoción típica que mostraría una chica ante ese tema.

Yami se tapo la cara con las manos y se negó a decir nada. Entonces, cuándo se aclaro el tono de su piel y se descubrió, vio a Takeshi saliendo de nuevo del salón, y Akane lo señalo. Al fin, Yami tomo valor y dijo ― Pff... pues se trata de... Takeshi...

― ¡Genial! ― dijo de pronto Kaede; y Yami se sintió agradecida de que no reaccionara cómo lo había hecho Akane. La vista de Kaede que había girado el rostro involuntariamente hacía el sitio por dónde se había marchado Takeshi, regresó al rostro de Yami y se quedo pensativa durante un momento. Luego dijo ― Sabes... no sé si debería decirte esto, pero quizá sea mejor que sí... bueno el punto es que, hace unos días me dí cuenta de que Takeshi y tú hablaban mucho, y no fuí la única. Y algunos -cómo yo- ya se han atrevido a acercarse a él y preguntarle sí son novios o sí tú le gustas a él o algo así... y... bueno, al menos yo recibí una única respuesta "NO"...

― Ya-ya lo sabía... ― tartamudeo de pronto Yami ― no me sorprende escucharlo, porque siendo cómo es él, es algo que obviamente era de esperarse...

― Aún así, no te desanimes y sigue intentándolo ¿Vale?... quizá algo bueno pueda suceder ― dijo sonriente Kaede.

***

Durante la hora siguiente, el profesor no se presentó, por lo que el grupo decidió ir a las canchas de basquetball a pasar el rato; y aquellos que no quisieran jugar, podrían pasear un poco por toda la escuela. Yami no quiso jugar, porque pese a que era uno de sus deportes favoritos, jugar con chicos más altos que ella, no era algo que la atrajese; por lo que decidió quedarse con Akane, y luego Takeshi, Kenta, Kenichi  y Akita decidieron seguirlas.

Estaban los seis debajo de uno de los árboles de la escuela. algunos sentados sobre una banquita que había ahí - Akane, Kenta y Kenichi- y otros en el suelo - Takeshi, Akita y Yami -. De pronto, el viento nocturno comenzó a soplar y a sacudir las ramas de los árboles, logrando que volaran en el aire miles de hojas secas, ramas, y coníferas; que cayeron sobre ellos.

Yami que había estado tumbada boca arriba, mirando como iba atardeciendo y las estrellas comenzaba a salir, pronto se vio cubierta de hojitas en el cabello y ropa, y se levantó para sacudirse. ― Estoy aburriéndome... ― dijo mientras retiraba las últimas ramitas de su ropa ― deberiamos hacer algo... ¡Divertido! ― dijo esta última palabra al mismo tiempo que arrojaba sobre sus amigos los restos de las ramitas que tenía en las manos. Entonces, recibió cómo respuesta más ramitas lanzadas en varias direcciones por Kenta, Akane y Akita, los únicos que se inmutaron por su comportamiento.

Los 4 comenzaron a jugar como niños pequeños, riéndose mientras se aventaban ramitas y hojas que encontraban. Hasta que en ese juego, sólo quedaron jugando Akita y Yami, pues Akane se aburrió y Kenta comenzó a "discutir" con Kenichi; además de que Akita parecía incapaz de rendirse. ― ¡Basta! ― dijo de pronto Yami entre risas. En vez, se sentó a un lado de Akita, tomo una pequeña ramita flexible de pino y lo comenzó a molestar con ella. Akita tomo otra ramita e hizo lo mismo; y pronto ambos se vieron jugando "espadasos" con un par de ramitas que se rompían a cada pocos segundos y volvían a tomar otra.

― Si quieren jugar así, en vez de usar ramitas deberían usar algo que valga la pena... ― dijo Takeshi, mirando a ambos "niños". Entonces, saco de su mochila un estuche en el que guardaba navajas de repuesto para los cuters ― Yo los puedo usar cómo defensa... pero pueden ser divertidos. Aunque será mejor que no... podrían lastimarse... ― Yami giro el rostro y miro la navaja que Takeshi sostenía entre sus manos; por un momento se olvido de su pelea con Akita y estiro la mano para quitarsela. Las navajas solían ponerla nerviosa por muchos motivos... De pronto, Akita volvió a "atacarla" con la ramita que sostenía, y la ramita se quebró sobre el dedo de Yami, que se rió por la persistencia de Akita. De pronto, pese a que no le había dolido, su dedo comenzó a gotear sangre y Yami lo acercó a su rostro para examinarse. Al quebrarse, una astilla de la ramita se había incrustado en su dedo y era lo que estaba sangrando. ― ¿Estás bien? ― preguntó Akita al ver la sangre.

Yami se llevo el dedo a la boca, y se quito la astilla con los dientes. Al hacerlo, comenzó a sentir ardor en la herida descubierta.  ― ¿Hermanita, estás bien? ― insistió Akita; pero en vez de responder, Yami se levantó y comenzó a andar hacía el edificio en busca de un baño para lavar la sangre y comprobar que no tenía ningún residuo de la astilla. Akita y Akane la siguieron.

Al salir del baño Akita la miro y volvió a insistir ― ¿Estás bien? ― tenía cierto aire de culpa en su rostro.

― No te preocupes, estoy bien. Ya no me duele... sólo que la herida no quiere cerrar....

― Entonces permiteme... ― se acercó a ella, tomo su mano e hizo ademan de llevarse el dedo a los labios.

― No... ¿Qué haces? ― preguntó extrañada Yami

― La saliva es mágica... anda déjame curarte hermanita. ― Yami no lo permitió, pero Akita insistía -"Cómo es persistente" - sonrió internamente, y al final accedió.

Cuando Akita retiró el dedo de Yami de su boca, ella notó que ya no le ardía y la herida casi había cerrado. ― Gracias ― le dijo a Akita.

― No te disculpes, fue mi culpa... y tu sangre sabe dulcesita... ― "Ooooh vamos.... jejeje no te comportes cómo si fueses un vampiro..." pensó irónicamente Yami.

― Naaaah... no te preocupes... ― entonces Yami avanzó por el pasillo que la llevaba hasta su salón y se topo con Takeshi.

― Hermana... ¿Cómo dejas que él pruebe tu sangre? eso es algo muy tuyo... ― le dijo malhumorado

― Tienes razón, es algo mio... ¿Y qué mas da entonces lo que yo haga con lo mio?... ― al mirarlo a la cara, por un momento ella pensó que quizá el estaba celoso de aquello, y bromeando le dijo ― ¿Tú quieres? ― dy le tendió la mano herida, sin esperar lo que él haría.

― Hagamos un pacto de sangre cómo hermanos... ― Yami tardo un momento en reaccionar ante aquello. Pero ya Takeshi se había hecho una herida en el dedo y le tendía la mano a Yami para que ella probara la sangre de él.

― Un pacto de hermanos... ― dijo Yami, y le sonrió a Takeshi. Su querido hermano...

De pronto, Takeshi la miro y le preguntó.... ― oye... mmm... ¿mañana vendrás a clases?

― Siempre vengo.....

― Mañana te veré entonces. Debo decirte algo importante... ― y sin decir más, se dio la vuelta y se marchó, dejandola a ella ahí, sin saber ni que hacer.

Definitivamente ese había sido un día muy extraño....

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