lunes, 27 de febrero de 2012

Capitulo 22: "En serio me preocupo por tí..."

Aquel día, cuándo Yamile llegó a la escuela, se encontró con un aula casi vacía. La única de sus amigos que se encontraba ahí, era Akane, quién al verla le sonrió.

― ¡Hola! ― La saludó Yami, mientras tomaba asiento detrás de ella.

― ¡Hola!... ¿Qué tal tu mañana? ¿Qué tanto hiciste? ― preguntó Akane.

― En realidad, no estuvo interesante... ― contestó Yami con el ceño fruncido mientras recordaba ― No tenía nada que hacer, vagabundee por internet... y me conecte un momento. ¡Oh! Y me llamó la atención que de nuevo Akita tenía escrito algo curioso... pensé en hablarle, pero... quizá no fuera lo más sensato.

― ¿Curioso? ¿Pues qué decía? ― preguntó Akane también frunciendo el ceño, con curiosidad.

― "No sabes cómo me duele" decía; y no pude quitarme de la cabeza aquello y relacionarlo con el cómo se marchó ayer. Yo....no sé qué tiene, ni cómo ayudarlo, pero no puedo quedarme así... Realmente me preocupa, siento que algo no va bien, y que yo tengo que hacer algo. Es una sensación extraña... ¿Qué hago?

― ¡Por dios!... Yamile Genji, ¡Yo declaró que usted es una tontita! ― dijo Akane riéndose descaradamente, para desconcierto de Yami. ― ¿Realmente no lo entiendes, o te haces tonta tú misma?

― No entiendo a qué te...

― Bah... es por tu personalidad, que no entiendes.

― No entiendo; realmente quiero saberlo. ¿Por qué se supone que soy tonta? Dímelo.

― Eso ahora no importa; restale importancia, ya llegará su momento... pero, ¡Cuéntame más!...

― ¿Eh?...Bueno, no hice gran cosa: Salí a correr y hacer ejercicio como todos los días... mmm... estuve un rato dibujando y otro en la laptop...Es que,  realmente sólo buscaba distraerme durante la mañana para no pensar en Janao... ― Y de pronto, cómo si fuera invocado, en ese momento él entró al salón; y al ver a Yami, sonrió y se encaminó hacía un asiento desocupado a un lado de ella.

― ¡No quiero que se siente aquí! ― le susurró Yamile a Akane, antes de que él llegara a su asiento. ― No quiero tenerlo pegado a mí las 6 o 7 horas que pasamos en la escuela...

― ¿Por qué no? Después de todo, ya es tu novio ― le respondió Akane.

― Bueno, pero no es cómo si lo quisiera y deseara pasar todo el día con él...

―  Eso ya es tu problema...

En ese momento Janao arrojó su mochila al asiento y se agachó para saludar a Yami. Por un segundo ella estuvo segura de que objetivo de él era besarle los labios; sus movimientos y ademanes eran obvios. Pero ella giro el rostro, por lo que él simplemente alcanzó a besar la mejilla de ella ― Hola ― le dijo él desilusionado, y ella simplemente le contesto con una sonrisa. Lo cierto es que para Yamile, todo este asunto de ser novia de Janao, le parecía algo surrealista. Y no se trataba del hecho de que no recordara porque lo había hecho, o no quisiera recordarlo. Simplemente que no se acostumbraba a la idea de tener un novio  en la escuela, en el mismo salón... y al que realmente no quería.

Luego, el salón comenzó a llenarse y sus amigos fueron llegando poco a poco. Sin embargo, algo en el ambiente era extraño, pues era como sí algo ahí no encajase; y Yami supo exactamente que es lo que estaba mal: Janao.

La primera reacción que notó contra él, fue de parte de Takeshi, que al llegar y verlo sentado junto a Yami, los miró fijamente con el reproche exaltado en sus ojos. Luego llegó Kenta, que en vez de sentarse en su lugar habitual, se quedó alejado de todos ellos. Y justo antes de que comenzara la clase, llegó Kenichi, quien simplemente lo miró con curiosidad y encogió los hombros.

¿Qué tan buena había sido su decisión?

La clase siguió avanzando; y entre más tiempo pasaba, más inquieta se sentía Yamile. Se sentía incomoda con Janao junto a ella y por cómo lo trataba el resto; pero no quería ser grosera y correrlo, pues era gracias a ella -quien había decidido ser su novia- que él estaba ahí.

Sin embargo lo que más la inquietaba era Akita... Porque ella aún era incapaz de deducir que es lo que sucedía con él, con su situación actual y sobretodo el hecho de que estuviera ausente luego de lo sucedido el día anterior... Y aunque era común que Akita llegara tarde, nunca se retrasaba tanto. ¿Que demonios estaba sucediendo? Además, ella realmente deseaba verlo. Ansiaba saber que encontraría ese día en esos ojos... Pero la primer clase avanzó, y luego de un tiempo, la segunda también; y Akita seguía ausente.

― Probablemente continúe en sus lecciones de Judo. ― le dijo Takeshi cuando ella finalmente le preguntó si no sabía nada de él ― Normalmente son a esta hora o un poco antes; pero conociéndolo, debe continuar allá...

"¡Ni siquiera sabía que tomaba clases de Judo!"- pensó Yami, quién se desanimo al darse cuenta que realmente no conocía a Akita. No sabia nada real de él. Lo cual demostraba la poca confianza que Akita depositaba en ella;  una ingenua que no era nada más que una hermana, y por lo visto, quizá no por sentimiento mutuo, si no por un simple titulo asumido.... La desanimaba que por un instante había sentido que él la quería....

Al cabo de un tiempo, Yami salió al patio con Akane. Pero incluso ahí, ella no pudo dejar de buscarlo, con la esperanza de encontrarlo y saber que se encontraba bien.

― ¿Te encuentras bien? ― le preguntó intrigada su amiga ― Hoy estás particularmente ausente...

― ¿Eeeeeh? Si... estoy bien ― mintió ella ― ¿Te parece si vamos a comprar algo dulce para comer?

El objetivo de ir a la tienda de la escuela, era que se encontraba cerca del gimnasio, lugar donde seguramente él estaría entrenando. Por eso, cuándo Yamile salió de la tiendita -y mientras esperaba a que su amiga también saliera-, no podía dejar de mirar alrededor. Sabia que realmente no le incumbía, pero no podía evitarlo.

De pronto, estando distraída, un chico llegó por detrás de ella y la sujetó por el hombro. Ella se asustó y giró el rostro para mirarlo de frente. Entonces él le dijo, arrastrando la voz:

― ¡Hola chica! ¿Yamile, cierto? ¿Te acuerdas de mí? ― Yami miró a aquel chico sin lograr  obtener nada de sus recuerdos; no sabía quién era ese tipo. Usaba una chaqueta de mezclilla azul y por debajo vestía totalmente de negro. Era un chico "bajito"  de piel clara; llevaba el cabello de color castaño, lacio y largo hasta los hombros; tenía el rostro cuadrado, una mirada inquisidora debajo de un par de cejas pobladas; le crecía una pequeña barbita rala en el mentón y tenía un piercing en la lengua, que le daba un acento curioso al momento de hablar. Algo en su rostro le era familiar a ella, pero no lograba acordarse de su nombre.

― Soy Yoshiro ― dijo al fin él ― ¡Nos conocimos en el curso de ingreso a la escuela! Fueron unos días antes de entrar a la escuela... ¿Ya te acuerdas? ― Yami lo miró y recordó aquellos días en que había tenido que ir a la escuela para conocer el plantel desde una semana antes de que empezara el curso. De pronto, entre sus recuerdos se vio a ella misma presentandose ante ese grupito, y a un chico que al conocer su promedio anterior y el porcentaje obtenido en el examen para ingresar a esa escuela, le había gritado: "¡Por favor sé mi novia!"

― ¡Claro! Ya recuerdo. ― y le sonrió.

― Que bueno... yo me acorde de ti, en cuanto te vi; y quise venir y hablarte.

En ese momento Akane se acercó a ellos y miro al chico ― ¿Quién es él?

― Él es Yoshiro. Un conocido de antes del que no me acordaba... ― entonces los presentó y los tres permanecieron un rato charlando de banalidades. Yoshiro era alguien gracioso, pero le dio la sensación de que no debía fiarse demasiado de él.

Luego ambas decidieron regresar al salón. Y cuándo Yami entró, vio a Akita sentado en la misma fila que Janao, sólo que se encontraba hasta el fondo y miraba con aire distraído hacía algún punto perdido; con sus ojos tan negros, que ella habría creído que ya no existían. Pero al ver esos ojos Yami se quedó pasmada de terror; sintió como si algo le perforara la cabeza desde esos ojos. No supo que la aterraba más: Sí tenía miedo de esa mirada vacía porque veía en ellos un dolor profundo, o porque tenía miedo de no volver a ver los "otros" ojos de Akita, o sí simplemente le daban miedo porque sabía que esa mirada solía presentarse en sus propios ojos.

Apartó la mirada, incapaz de seguir viéndolo así... ya se ocuparía e él luego. Debía buscar como ayudarlo... queria ayudarlo realmente. Entonces Akane la interrumpió e incitó a que siguiera avanzando hasta su asiento.

Una vez en su sitio Yamile notó que Kenichi, Kenta, Janao y Takeshi conversaban sobre algo, y decidió distraerse conversando también con ellos. Aún así, sus ojos iban y venían. Sólo miraba a Akita de reojo, quien al cabo de un rato puso la mochila sobre la mesilla de su banca y apoyo la cabeza en ella.

Sin poderlo evitar, Yami se levantó de su asiento y se coloco junto a él ― ¿Qué tienes hermanito?

Akita continuo con la cara sobre la mochila y con voz ahogada dijo ― No es nada... ― Pero ella no quedó conforme con aquella respuesta e intento de nuevo. ― Anda... por favor dime. ― se detuvo y espero a que él respondiera algo; pero al no obtener nada, continuó ― No me dejes con la curiosidad... Yo quiero ayudarte. Es inevitable; me preocupo por ti... ― estuvo tentada a agregar "especialmente porque te quiero muchísimo", pero no se atrevió a revelar aquello y no pudo decir más, pues en ese momento él alzó la vista y Yami perdió la voz.

Ambos permanecieron mirándose por un momento, y ella ahondo más en esos ojos. Él tenía muchas dudas, algo le molestaba, algo le dolía, tenia miedo, se sentía... ¿Decepcionado?. Y aún así debajo de todas esas emociones negativas, aún existía ese brillo en sus ojos; minimizándose por el resto de emociones. A ella le sorprendió que pese a todo, esa grandeza, fuerza y voluntad permanecieran soportándolo todo.... se sintió deslumbrada por él; no cabía duda que Akita era increíblemente... extraño. No lo entendía; no sabía como podía soportarlo...  él la asombraba y hacía que lo quisiera cada vez más. Y aún así, pese a que vio aquello, quiso consolarlo; podía ser un tipo fuerte, pero ella notaba que incluso él, necesitaba un apoyo...

― No es nada, en serio. ― dijo de pronto él, al cabo de un rato ― Sólo tengo sueño; ya no te preocupes por mí... ― él sonrió y volvió a recargar su cabeza sobre la mochila. Acto seguido se cubrió la cabeza con su propia chamarra, cómo si quisiera cubrir la luz o evitar que lo vieran.

"Entonces, yo también tengo sueño y nada..." - pensó con ironía Yamile. No podía forzarlo, así  que sin saber qué más hacer, regreso con el resto.

En la hora siguiente no tuvieron clase, por lo que tuvieron tiempo libre; y durante todo ese tiempo, Akita no descubrió su rostro. Yami intentaba ignorar esa actitud, distrayéndose al conversar con los demás; y fue en vano. Pese a que sabía que no debía inmiscuirse más en el asunto de Akita, que trataba de participar en la conversación, parecer alegre, sonreír si Janao la miraba y no ser grosera; pese a que en serio trataba de no darle importancia, no podía dejar de dar miradas furtivas hacía el asiento de Akita...

Ella había visto esa mirada en sus propios ojos y no quería que nadie más se sintiera cómo ella, y menos sí ese alguien era el pequeño Akita. Ya que en el momento en que su mirada había chocado con la de Akita, ella alcanzó a ver un brillo característico en esos ojos, que la hicieron darse cuenta de que él estaba recordando algo. Y definitivamente él había recordado a algo o a alguien que le dolía; entonces, ella había querido abrazarlo para reconfortarlo y hacerle notar que, en el presente al menos él tenía a alguien que lo quería...

Aún así, mientras miraba en aquella dirección, ella notó la mirada insistente de Janao posada sobre ella; e  incluso cuándo ella volteo a verlo, él continuo viéndola con curiosidad y el ceño fruncido.

― ¿Sucede algo? ― dijo ella. Riéndose en un disimulado tono alegre, para deshacer la tensión.

― Sólo pensaba algunas cosas... ― respondió él, e hizo un ademan con la cabeza para señalar la puerta. ― ¿Me acompañas a caminar un rato y comprar algo para comer?

― Sí gustas... ― dijo Yami. Levantándose de su asiento, al mismo tiempo que él lo hacía.

Ambos iban caminando por el patio hacía la tienda, cuando de pronto, ella notó que él fruncía el ceño de nuevo y que miraba distraidamente hacía adelante.

― ¿Qué pasa? ―  preguntó de nuevo Yami, sintiendo que esa era una frase que repetía mucho ese día.

― Bueno... pensaba en un amigo con el que hable hace poco. Él es como un hermano para mí; y el punto es que cuándo lo vi y escuché... bueno él estaba realmente mal, muy triste de hecho. Sufría porque su novia lo engaño con otro y él sí la quería...

― ¿Y él te preocupa? ― preguntó ella, tratando de comprender lo que él quería expresarle.

― Si. Y también, pensaba que no me gustaría eso. No me gustaría que alguien con quien esté saliendo me engañara; definitivamente me molestaría con la chica que se atreva a hacerlo... bueno, quizá la perdone sí ella me da un buen motivo...

― mmm ya... ― respondió Yamile mientras lo miraba. Todavía le costaba trabajo acoplarse a los comentarios de Janao... ¿Eso sonaba como qué, la estaba inculpando de algo?

― ¿Tú lo harías? ― le preguntó él de repente, mirándola a los ojos.

― ¿Hacer qué? ¿Engañarte?

― Sí, eso... ¿Lo harías? Realmente no me gustaría que precisamente tú lo hicieras...

Ella rió y le respondió. ― No. La verdad es qué a mí sí me han engañado hace un tiempo; y no simplemente sospeche que lo hicieran, sino que incluso vi ese engaño. Me sentí horrible. Y ya que lo he vivido, no lo haría, pues se que enfurece y duele; y más si quieres a esa persona, porque te deja con una sensación de reemplazo e impotencia. Así que no te preocupes, pues no hallaras ese problema conmigo. No planeo engañarte, ni siquiera con mis sentimientos hacía ti; por eso he sido sincera en lo que sentía desde ayer... ― él la miraba fijo y le sonrió ― ¡No te preocupes! Yo soy cómo un perro... siempre leal a quién me cuida y quiere, pero dame un motivo y podría morderte. ― se detuvo un momento y suspiró ― En realidad, me tomo muy en serio una relación. Y no me refiero a que sea algo que, quiera que dure para siempre; sino que respeto a mi pareja. Además, sí quisiera engañarte o me gustara alguien más, te lo diría. Solo no lo hagas tú tampoco ¿De acuerdo? ― concluyó ella.

Janao parecía más tranquilo. Se inclino e iba a besarla, pero ella se apartó y le desvio ― ¿No ibas a comprarte algo?

― "Comprarnos". A ti también te compraré algo. ― le sonrió y tomo la mano de ella, quien permitió que avanzaran tomados de la mano hasta la tienda. No sabía porque, pero se daba cuenta de que Janao no era un mal chico. Le gustaba aunque fuese cómo un amigo... o en todo caso, cómo un simple novio momentáneo.

Cuándo regresaron al salón, ella vio que Akita por fin se había descubierto la cara y platicaba con Akane. Parecía que su amiga estaba tranquila, pero él... ¿Tenía el contorno de los ojos enrojecidos?

Yami iba a avanzar hacía él, decidida a abrazarlo, cuando Kenichi la sujetó y le impidió avanzar ― Así es mejor... ― le dijo. Y cuando ella iba a protestar, Akane se levantó y avanzó hacia ella...

― Hola de nuevo chiquitita ¿Dónde estabas?

― Fui a dar una vuelta con Janao. Pero eso no importa ¿Qué tiene Akita? ― preguntó inquieta Yamile.

― Eres tontita. Ya te dije que eso no importa ahora; creo que ni él lo sabe o prefiere ignorar eso... pero bueno. No te preocupes, ese chiquillo es genial y ya sabrá reponerse sólo; lo veo en su mirada...

― ¿Cómo que no importa? ¡Es mi hermanito y me importa!... ― dijo ella alterándose por la calma de Akane ― ... espera... ¿Tú también ves en sus ojos? ― preguntó, asombrada y complacida de comprobar que no se estaba volviendo loca.

― No sé con exactitud. Sólo veo a veces una mirada apagada, pero con mucha energía... y no se descifrarla. Aunque supongo que no está mal, ya que es la misma miradita que veo en ocasiones en tí pequeña...

Yami se sintió curiosa en ese momento. No conocía a muchas personas que pudiesen ver la mirada del resto, y menos descifrarla. Aunque algo era cierto: Ella era muy transparente, y al parecer Akita lo era un poco. Pero también se sintió un poco desilusionada: No era la única que podía ver los ojos de Akita... esas miradas no eran algo exclusivo que solo se atreviera a mostrar ante ella...

Bah. Supuso que eso no era aún importante...

La interrogante aquí, y el asunto más agraviante de todo era... ¿Qué tenía Akita?

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