lunes, 13 de febrero de 2012

Capituo 18: "Conociendo su entorno..."

Yami se sentía ansiosa aquella tarde. Hace mucho tiempo que no quedaba de verse con alguien y menos con uno de sus amigos de la vocacional. De hecho, la última vez que había salido de su casa para verse con amigos, había sido hace un mes, cuándo había ido a la convención de anime y la reunión de Halloween con sus otras 3 amigas. Pero en esta ocasión, se había citado con Akane.

Akane le había llamado un día antes, porque el fin de semana ya se había alargado por la reciente huelga y ese Lunes estaba programado para que no asistieran a clases; todo eso, según Akane,  hacian que ella extrañara platicar con Yami. Por eso se pusieron de acuerdo para reunirse ese día. De hecho, el día anterior mientras estaban platicando por teléfono se habían percatado que vivían relativamente cerca; por eso no le preocupaba que Akane se extraviara para llegar o que tardara demasiado.Aún así, Yami no estaba solo ansiosa, sino nerviosa; porque era la primera vez que Akane asistía a su casa.

***

A media tarde, Akane llego a dónde vivia Yami con una puntualidad que rayaba en lo extraordinario. Habían decidido que aproximadamente se verían a las 4:00 de la tarde; y para anunciar su llegada, tocó uno de los muchos timbres que había ahí y que tenía escrito con plumón negro un número 1, pues Yami así se lo había indicado.

Aquel sitio se trataba de un gran edificio de color azul cielo brillante, con un enorme portón blanco que se encontraba un poco maltratado. A simple vista el sitio lucía cómo una gran casa; pero por lo que había oído de Yami, por dentro la casa había sido dividida en varios departamentos. Miro alrededor, deteniendo su mirada en un parque que se encontraba en el camellón, justo frente al edificio. El parque lucía descolorido aunque había algunos juegos infantiles, que pese a ser funcionales, tenían apariencia de no haber recibido mantenimiento en un buen tiempo. También había una especie de torreta con el logotipo policíaco pintado en él -Akane supuso que se trataba de una estación de vigilancia- y que daba la impresión de estar vació y cerrado, además de que todo necesitaba una nueva capa de pintura. Suspiró. Aún así, no se trataba de un mal barrio; pues había gente caminando alegremente por doquier, paseando a sus mascotas en el parque; y algunos niños divirtiéndose sin problemas.

Luego de un rato volvió a tocar el timbre, pensando que quizá no habían escuchado la primera vez. Permaneció un rato más de pie frente al portón, esperando a que le abrieran; y en cuanto la puertesilla de entrada se abrió,  fue recibida por una entusiasta chica que la abrazó al verla.

Akane respondió al abrazó y le dijo a su amiga  ― Te extrañaba tontita. ― Yami finalmente la liberó y la invitó a pasar a un gran patio del mismo color azul que el exterior, con el suelo de concreto gris y un discreto zoclo de baldosas de azulejo color terracota. El sitio era amplio y había unas cuantas puertas que supuso eran la entrada a algunos departamentos o algo así; también había unas escaleras que conducían a más departamentos en los pisos superiores, los cuales podía ver desde ahí, con sus puertas y algunos balcones de rejilla, ambas cosas color negro y dorado... era un sitio grande y sencillo.

Mientras miraba todo aquello, Yami la interrumpió diciéndole ― Disculpa que no podamos ir a dar una vuelta fuera. Sucede que mis padres están molestos por mis notas obtenidas en Álgebra y no me han dejado abandonar la casa.... Pero podemos estar dentro de cualquier modo...

Akane la miró extrañada, y le preguntó ― Pero no has reprobado el bimestre; sólo el examen ¿o no? ¿Por qué están enojados?

― Porque exageran... ― dijo Yami con una sonrisa. Luego la invito a que avanzara por el patio en dirección al apartamento dónde ella vivía. Akane notó que era el único sitio de la planta baja que tenía ventanas y una puerta sencilla de aluminió y cristal, pero todo estaba cubierto por cortinas que impedían ver el interior.

Yami toco la puerta, y esperó. Luego la madre de Yami les abrió y las dejo pasar.

Akane ya había visto a los padres de su amiga durante la noche cuándo pasaban por ella a la escuela, y en todo ese tiempo pensó que la señora era casi idéntica a Yami, cómo si en vez de ser su madre fuesen hermanas, porque la señora era excesivamente joven. Pero ahora a la luz del día pudo ver las diferencias: Aunque ambas tenían un pequeño rostro redondo, pómulos marcados -sin verse huesudos-, una nariz prominente con el tabique sobresaliente, grandes ojos y una pequeña boca de labios gruesos; la madre de Yami tenía un rostro más redondo y pequeño, sus ojos eran de un sutil color ambarino, su nariz era sutilmente más grande y ancha, sus cejas eran más finas, los labios más gruesos, y pese a tener el cabello del mismo color, ella lo tenía largo y lacio - a diferencia de su hija, que era de cabello corto y ondulado-; además, ella era más alta y se veía más delgada y esbelta que Yamile.

 Luego la señora se disculpo y se retiró a la cocina. Entonces, una vez que estuvo segura que no la oiría, le dijo a Yami  ― Son casi igualitas... y tú madre es muy joven...

― Demasiado joven... y si, me parezco bastante a ella...

― Aunque tu madre es mas alta y tiene mejor figura que tú ― le dijo a Yami, provocando que su amiga sonriera.

De pronto, Akane alcanzó a escuchar algunos ladridos provenientes de algún lugar que no alcanzaba a ver en el departamento― ¿Tienes perros? ― le preguntó a Yami.

― Sip, Schnawzers pequeños.  De hecho son dos: macho y hembra... ― respondió Yami con una sonrisita, luego la miro fijamente con una mezcla de temor y le preguntó ― ¿No te darán miedo los perros o sí?

― No, yo también tengo una perrita. Aunque prefiero a los gatos... ― dijo Akane.

― Que bien. A mi también me gustan los gatos... pero soy más de perros...

― Los perros son graciosos y bobines... como tú.... por eso te gustan ― dijo Akane, bromeando con su amiga.

Entonces por primera vez Akane paseo la mirada por el lugar. El departamento era pequeño y acogedor; no había divisiones ni muros entre la entrada, la sala y el comedor, lo que le daba amplitud al lugar. Parecía que hubiesen decorado de tal forma que los muebles que eran todos de colores marrones y pardos, y estos dividían el sitio, haciendo notar dónde empezaba una estancia y dónde terminaba otra.

En la entrada había una especie de estudio, en dónde había dos escritorios con una computadora cada uno, un librero lleno hasta el tope y una repisa para CDs que rebosaba de su contenido, y un par de dibujos a lápiz y enmarcados. También había algunas cajas que daban la impresión de que cuando se habían mudado no habían tenido sitio para colocar todo y por ello habían dejado las cajas de mudanza sin vaciar. La sala era una sitio pequeño formado por dos sillones medianos y un pequeño taburete; todo de diferentes matices de color café, y había una estantería en dónde estaba colocada una pequeña televisión, un DVD, algunas consolas y bastantes estuches de películas y videojuegos, y en la pared había un enorme cuadro al óleo con un ostentoso marco de madera que resaltaba los blancos girasoles de la pintura. Y el comedor era el sitio que tenía mayor luz pues había una ventana por la que se filtraba un poco de sol hacía una mesa de cristal para 6 personas, se fijo también que había una puerta metálica en aquella dirección que te llevaba a una pequeña terraza o patio; y desde el comedor podías entrar a un pasillo o a la cocina. Entonces Akane pudo notar que detrás de la mesa no había una estantería o guarda vajillas convencional, sino que había una enorme pecera y sobre esta un gran cuadro que retrataba unas manzanas rojas. Se giro hacía su amiga para preguntarle ― ¿También tienes peces?

― Nop. No son peces, son tortugas... ¿Quieres verlas? ― dijo Yami, y avanzó hacia la gran caja de cristal con Akane detrás de ella.

― ¿Tortugas? ¿No te parece una gran pecera para simples tortuguitas? ― y diciendo esto, se acercó a uno de los bordes para mirar el interior. Yami tomo una de las tortugas y se la mostró a Akane, que comprendió porque necesitaban una pecera tan grande: Eran enormes. Y rió ante la ironía de que las manos de Yami eran tan pequeñitas que ni siquiera juntando sus dos manos podría cubrir a toda la tortuga.

― Son 6 tortugas y las más grandes tienen 8 años, es por eso que tienen este tamaño... ― dijo Yami.

― Vaya... perros y tortugas; sí que te gustan los animales....

― No sólo a mi, a todos nosotros. También tenemos pericos y canarios... están afuera, en la terraza...

― Tienes un pequeño zoológico en tu casa....

― Y eso no es nada; antes cuando era más pequeña y vivíamos con mis abuelos -como era un sitio más grande- llegamos a tener un dalmata, muchos gatos, más canarios y pericos, peces, un loro parlante.... e incluso llegamos a tener un búho gris.... ― dijo Yami, que parecía divertida ante la expresión de asombro que tenía Akane en su rostro. ― Pero no te preocupes... siempre hemos cuidado bien de todos los animales, hasta que claro los liberamos, vendemos para un mejor sitio, o ellos mueren...

― En serio parece que les gustan los animales....

― ¡Me encantan! ― dijo Yami.

Luego de un rato, Yami la condujo por un pasillo, en el que pudo notar que había varios cuadros al óleo y algunos dibujos enmarcados. ― ¿Tú los hiciste? ― le preguntó a Yami, impresionada por los detalles que tenían.

― Nop. Todos estos los hizó mi padre... a él también le gustan el dibujo y la pintura ― respondió Yami, mirando también con adoración los cuadros.

― ¡Vaya!... así que de ahí aprendiste a dibujar... el debió enseñarte...

― Naaah... que va. Aprendí yo sola... pues parece que él "no tiene tiempo ni paciencia para enseñarme" ― dijo Yami, con una muestra de recelo en la voz.

― Por cierto ¿Dónde está tu padre? No lo he visto por aquí... ― dijo Akane mirando al rededor como si lo estuviese buscando.

― No está hoy aquí... ha ido a trabajar...

― ¡Genial! ― Akane no tenía nada contra el padre de Yami. De hecho, sólo lo había visto en unas cuántas ocasiones cuándo salían de la escuela, pero había algo en la mirada y presencia de aquel señor que la intimidaba. Y se sintió mucho mejor cuándo hablando con el resto de sus amigos y con la propia Yami, se enteró que no era la única que se sentía de esa manera...; pero había algo en la miradilla de Yami que le quiso hacer el preguntarle si algo iba mal... y antes de que pudiera preguntarlo Yami la tomó de la mano, y la llevo a la puerta del fondo del pasillo, hacía su habitación.

Al entrar el lugar era curioso. Era un sitio amplio, y las paredes eran de color blanco, pero cubiertas con varios posters, cromos y dibujos. Había una litera, por lo que supuso que Yami dormía en una cama y la hermanita de Yami en otra. También había un restirador en dónde supuso que Yami solía dibujar y pasar la mayor parte del tiempo; había un buro colorido con un montón de perfumes, cremas y demás encima; y  dos cajoneras de madera, una de ellas tenía encima un montón de libros...

― Espero que no te moleste qué esté hecha un desastre... ― dijo Yami y sonrió desvergonzadamente.

― No tontita. Además este es tu estilo ― dijo y le sonrió.

***

Yami se sentía muy tranquila con Akane en su habitación. Adoraba a esa chica cómo pocas personas.

Pronto ambas se encontraban conversando acerca de los últimos sucesos. Fue un momento importante para Yami. Pocas personas habían recibido el honor de estar en su casa, y más aún en su habitación; pero sobretodo, a pocas personas les contaba acerca de quién era ella realmente, y eso fue lo que pasó aquella tarde entre confesiones...

 Luego de un rato, fue el turno de Yami para escuchar a Akane. Ella era una chica cómo pocas, buena, inteligente y amable; y sí aveces solía ser exigente o payasa era más bien por cómo había sido educada, o por cómo era su vida. Akane era una chica que había perdido a su padre hacía poco, que no se llevaba bien con su madre, que tenía hermanos mucho mayores a ella por lo que no los veía, y el único hermano que veía sufría alguna especie de parálisis, lo que le impedía salir de cama... nada era sencillo detrás de ese rostro sonriente y gritón.

Fue entonces, en el momento en que Akane le contó aquello a Yami, que por fin la entendió. Por fin pudo notar toda la valía de esa pequeña chica sentada frente a ella.

De pronto, cómo para cambiar el tema, Akane le preguntó a Yami ― ¿Y qué tal van las cosas con Takeshi? ― Sin decir nada, Yami se levantó de la cama dónde estaban sentadas, y avanzó hacía la el restirador, en dónde estaba su laptop. La tomó, la llevó hasta Akane,  abrió la conversación que había tenido con él hacía poco y que había guardado, y se la mostró.

Luego de leerla sonrió y le dijo ― Genial... aunque debes comprender que él es muy complicado; deberías entenderlo y estar con precaución con él. Tú sólo inténtalo más.

― Lo intentó.... en serio lo intento... pero es tan raro....

Mantuvieron una charla en la que Akane le daba consejos y motivación... una amiga siempre pendiente por ayudarla.

Entonces, Akane miró el reloj en la habitación de; ya pasaba de las 7:00 pm, y dijo ― ¡Es tarde! ¡Debo irme!

Akane tomó sus cosas y sonrió. Salió de la habitación, y se despidió de todos.  Luego, Yami la acompaño hasta la puerta de salida y la abrazó ― Te quiero Akane ― le dijo.

― Y yo a ti.. Aunque seas tan tontita. ― se liberó del abrazó y se dio media vuelta, cuándo de pronto, recordó algo y le dijo ― Por cierto, no olvides que mañana debemos exponer el proyecto final de expresión oral... no olvides tu material ni tu investigación. ― y luego se marchó.

Yami sonrió. Akane era curiosa.

Era una buena amiga, amable... pero sobretodo, nunca dejaba de lado su preocupación y atención a la escuela. Eso le agradaba de su amiga... de su hermana....

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